Promesa de cumpleaños

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¡18 años! No creo que alguien sepa cuánto he esperado este día. Mamá y papá no entienden mi insólito entusiasmo al organizar la fiesta; Bra no entiende el que quiera comprar... ¡vestidos! Yo, la chica que viste como niño... ¡Pero no importa nada! Simplemente quiero que él cumpla su promesa, esa que me hizo hace tanto...

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¡GIRU! —gritó la muchacha al ver cómo el demoníaco robotito daba vueltas en la sala de la nave espacial, impidiéndole limpiar—. ¡¿No ves que quiero terminar rápido con esto?! —Le lanzó un puñetazo directo a la cabecita.

¡Giru Giru Giru! —Éste salió volando hacia la parte de arriba de la nave, ofendido.

A veces lo detesto... —murmuró la joven mientras terminaba con su tarea del día, que era barrer el piso—. ¡Al fin terminé! —avisó a sus compañeros de ruta con un alarido agudo.

Fue, sin más, hacia el centro de mando, donde su abuelo comía un sándwich y esa otra persona miraba las estrellas.

¿Trunks? —lo llamó.

Hacia días que se comportaba con timidez hacia él, desde el incidente con Baby, cuando aquel enemigo poseyó el cuerpo de su amigo y compañero de viaje. Era inexplicable lo que había sentido al verlo poseído, tanta impotencia, tanta rabia. ¡Tanto miedo!

Miedo de perderlo para siempre.

Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que sentía algo por él. Amor de niña, claro, pero amor al fin.

Probablemente él jamás lo entendería; aún así, ella no podía evitar sentirse así cada vez que lo miraba, que lo tenía cerca. Casi un año fuera de casa, y apenas en ese momento se daba cuenta de lo guapo que era ese chico. Qué mala suerte, pues únicamente les faltaba una esfera para volver a casa. Ya no lo vería tan seguido, las cosas no volverían a ser como lo eran en Tako. Se obligó a no pensar en ello, porque la lastimaba demasiado imaginar cómo sería todo al retornar a la Tierra.

Dime, Pan —contestó él sin quitar la vista de esas preciosas estrellas que se vislumbraban a través del vidrio de la nave.

¿Cuánto falta para que lleguemos al último planeta? —preguntó ella algo apenada por interrumpirlo en su contemplación.

Pues yo diría que dos días. —Trunks dejó la ventana y la atisbó unos instantes. Fueron cinco segundos eternos para Pan, cinco segundos donde esos hermosos ojos la hicieron sentir mareada—. ¿Puedo...?

Antes de que su amor platónico pudiera terminar de hacerle aquella aún enigmática pregunta, Gokuh lo interrumpió al bostezar ruidosamente.

¡Ah, me voy a dormir! Ese sándwich me dio sueño. ¡Ahí se ven! —Se marchó con su desenfadada alegría de siempre, dejando a Pan perpleja.

«¡¿No habrá querido dejarme sola con él, no?! ¡Ay, por Kami! ¡Si se dio cuenta de lo que siento, se lo dirá a todos! Mi papá matará a Trunks... ¡Ah, no! ¡Eso no!», se martirizó en su mente.

Trunks llamó su atención con un carraspeo.

¡Eh! ¡¿Me escuchas?! —espetó de brazos cruzados.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2015 ⏰

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