(Christof y Brisa)

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NOTA:
Las letras más marcadas son los pensamientos de Christof y los de brisa son las otras.

NOTA:Las letras más marcadas son los pensamientos de Christof y los de brisa son las otras

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Te vi.

Quedamos en vernos.

Te veías más bajita de lo normal.

Te veías tan alto, y esa camisa blanca con cuello V te quedaba perfecta.

Había mucha gente, te dije que subieras a mi auto y propuse irnos a otra parte.

Subí, ya nada me importaba. Decidí desobedecer a mi conciencia por esta vez. Preguntaste hacia dónde podíamos ir, te dije que no me importaba.

Decidí llevarte a un lugar más deshabitado, las personas suelen ser muy entrometidas y si nos vieran de nuevo juntos... Sería extraño.

Llegamos y detuviste el coche un poco antes de aquellas vías de tren.

Nos miramos y me perdí de nuevo en tus enormes ojos.

Extrañaba tanto esa mirada tuya que me tranquilizaba y me hacía sentir bien, tus pequeños ojitos. ¿En qué estarías pensando?, ¿me harías daño?

Me acerqué para besarte pero giraste tu cabeza y tapaste tu boca, en mi defensa dije que no pensaba besarte y besé tu cuello. Sólo te hacías la difícil.

No obtendrías un beso mío de nuevo, al menos no así de fácil. Pero eres necio y lo intentaste por segunda vez.

Toqué tu cuello mientras iba cerrando mis ojos y me acercaba, tu mirada inocente y ceño fruncido me daban a entender que no querías. Volteaste tu cabeza y la giré hacia mí.

Me besaste. Intenté empujarte y te dije que no, pero no hiciste caso y seguiste besándome. Hasta que finalmente me relajé, y apoyé mis manos en tus hombros.

Te portaste tan necia, lograbas desconcentrarme de mi intento de besarte. Pero tenía que hacerlo de una u otra forma, no me rendiría tan fácil; así que te jalé hacia mí.
Admito que tu empujé fue algo provocador.

Tus labios se sentían tan suaves, más que nunca. Cuánto los había extrañado... Despierta Brisa, eso hace con todas, le encanta fingir amor y hacerse el sufrido.
Mordí tu labio muy fuerte para que se alejara, pero duré más tiempo del que esperaba y no hiciste nada para quitarte. Espero y te haya quedado marca o al menos el dolor, así como el que siento ahora mismo en mi corazón.

Me dolió aquella mordida. Te abracé, besé tu cuello como siempre solía hacerlo y me recargué en tu pecho.
Ni siquiera me miraste. Y mordí tu cuello.

No quería mirarte, me dolía. Me dolía más que tus mordidas sobre mi cuello, porque, al menos esas mordidas y marcas se borrarían. Mas tu recuerdo no.
Te miré con tanto odio que tú mismo lo percibiste y me preguntaste el por qué. No quise responder, tú sabes la respuesta.

Te notaba inquieta, ansiosa. Tocaba tu mano y la quitabas.
¿Podrías dejar pasar las estupideces que hice o al menos ignorarlas?
Si te busco es porque te quiero, y porque me arrepentí de dejarte ir.

No recuerdo que ca en el tapete de tu coche. Sólo sé que quise recogerlo y me recostaste un poco mientras cargabas mi cabeza con tu flacucho brazo que ya tenía más músculos que meses anteriores.

Me acerqué  para besarte de nuevo, lo intenté al menos tres veces pero metiste tus labios para que no lo hiciera. Entonces rápidamente te di un beso corto y tú simplemente reíste.

La penúltima vez no empezaste tú el beso, creo que fue más bien espontáneo.
Fue esa parte mágica que pasa antes de besar a alguien, cuando comienzas a entrecerrar los ojos esperando ansiosamente el momento de tocar los labios.

Nuestras narices se rozaron y miraste mis ojos, esta vez ya estabas más tranquila y relajada, y nos besamos.
Te abracé y tú también lo hiciste.

Te abracé porque sabía que pronto te irías, y que tal vez no te volvería a ver. Esperaba que me preguntaras de nuevo si te daría una oportunidad, pero no lo hiciste. Y creo que así estábamos mejor.

Sin tener compromisos o ponernos un título ante la sociedad.

Así estaba bien, sin encadenarnos pero queriéndonos de la misma forma.

Te dejé en casa de tu abuela.

Nos dimos un pequeño beso de despedida.

Te dije que te enviaría un mensaje.

Y me bajé, dejándote ir aún cuando quería seguir contigo.

Te extrañaría.

Luego llegó el momento de impacto. Me vieron contigo, y tengo miedo de que alguien abra la boca o diga algo.

Nos metimos en un lío.

Te quiero, pero ya basta de esto.

Te quiero, y no pienso dejar de insistir.

Brisa ¿por qué terminamos?(1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora