La cabaña del Mayor, ahora es una pequeña choza de madera en alguna parte del bosque, nada que valga la pena presumir, y hasta hace un año era, por decirlo de algún modo, una especie de cuartel secreto donde solíamos acampar para sentirnos un poco más grandes de lo que nos permitían ser. Si hoy pienso en ello diría que era nuestra casa de juegos.
En un principio, al descubrir la casa de juegos, era nuestro pequeño secreto, cada uno decía a sus padres que dormiría en casa del otro- Daniel en casa de Tyler, Tyler en mi casa y yo en casa de Daniel- y todos nos encontrábamos en la casa de juegos, en donde no había electricidad ni muebles; dormíamos en sacos en el piso, alumbrábamos con velas, comíamos porquerías y bebíamos; bebíamos mucho. A veces jugábamos cosas relacionadas con el Más Allá o nos arrepentíamos antes de comenzar. Más adelante invitamos chicas, contábamos algunas falsas historias de terror sobre la cabaña y veíamos películas en alguna laptop.
Siempre juntos los tres; después de todo, éramos los mejores amigos.
Entonces empezaron los problemas; primero fueron ellos. Daniel quedó con la chica que le gustaba a Tyler y eso obviamente es malo para una amistad. Entonces Tyler salió con la hermana menor de Daniel; un golpe bajo. Eso no mejoró la situación, y aunque seguíamos compartiendo momentos, la relación parecía un matrimonio unido por la cotidianidad y el hijo, o sea, yo.
¿Alguna vez te has sentido como el hijo de una pareja disfuncional? Seguro que sí; si no literalmente por lo menos habrás tenido amigos que se peleaban todo el tiempo. Bueno, tienes una idea de cómo me sentía y...
¿A quién engaño? ¿El hijo en medio? Cuando leas esto ya no podrás buscarme, al menos podría irme siendo un poco honesto. No sé cómo empezar, pero aquí va.
Es cierto que los problemas empezaron con la chica de Tyler y la hermana de Daniel; pero no fueron ellas quienes hicieron la peor parte. Me gusta pensar que soy un buen amigo, pero eso no impide que sea manipulador ¿cierto?, es decir, tal vez fui un poco demasiado responsable de esa ruptura, aunque no creí que pudiera ocurrir, tampoco pensé bien las consecuencias.
Si algo teníamos en común los tres es que no nos gustaba compartir; eso, principalmente, fue lo que me motivó a hacer lo que hice. No me gusto tener que compartirlos con ellas, aunque solo fuera un rato, aunque yo conocía sus sentimientos. Ellos eran míos. Siempre que estábamos juntos, en nuestros asuntos, sentía mi pecho desbordar de alegría, aunque solo fuesen nuestras tonterías de niños queriendo ser valientes y nos asustáramos como bebes al oír una puerta chirriar.
Me sentía feliz al verlos sonreír, aunque fuese entre ellos, por un chiste privado del que yo no sabía nada, me gustaba verlos llevarse bien, como cuando éramos pequeños. También me gustaba ser el confidente de alguno, me sentía especial, y aunque me gustaba verlos ser buenos amigos, me excitaba verlos pelear, era incomodo, pero excitante, especialmente si era por mí. Como la primera vez que Tyler me beso; Daniel estaba furioso; se gritaron muchas cosas hirientes, pero no se tocaron, aun no llegaban a eso. Daniel se fue, y yo temí que eso nos separara, así que fui tras él. A Tyler no le agradó, pero no me detuvo. Alcance a Daniel a varios metros de la cabaña, entre muchos árboles, y antes de que pudiera intentar explicarle el me tomó en sus brazos y beso mis labios, y otra vez me sentí feliz; no era mi primer beso, pero si el primero con una de las personas que más amaba en el mundo; el problema, para ellos al menos, es que también amaba a Tyler.
No fue la única vez que los bese, mucho menos la última. Tyler era cariñosos y comprensivo, Daniel divertido y apasionado, con ambos me sentía bien y con ambos quería estar. Cuando estábamos los tres juntos intentábamos ignorar lo que ocurría, actuábamos normal, supongo; por un tiempo al menos.
Daniel fue el primero con el que llegué más lejos, fue el primero en tomarme; antes había estado con chicas, pero nada comparado con lo que él me hizo sentir; fue dulce y cuidadoso, le dedico a cada parte de mí su tiempo y a pesar del dolor y la incomodidad una vez que me acostumbre a él, me sentí completo. Entonces se acabaron las disimulaciones, a Daniel dejó de importarle lo que Tyler podría sentir; me abrazaba y besaba frente a él, de vez en cuando agregaba un toque inapropiado, sentí que me estaba presumiendo, y me gustó.
No era justo, es cierto, ¿Pero qué debía hacer? No podía solo elegir a alguno de los dos; los quería a ambos. Y si ninguno de ellos renunciaba ¿Por qué debía hacerlo yo?
Entonces llegó el día en que Tyler se decidió; bueno, admito que ya había dejado de esperarlo, así que me sorprendió un poco. Habíamos quedado de vernos en su casa el sábado después de la práctica de futbol; se supone que estaríamos los tres, pero Daniel no pudo llegar a tiempo. Tyler aprovechó el momento. Se veía nerviosos y yo me preguntaba que podría estar pasándole, lo supe pocos minutos después.
Comenzó por acariciar uno de mis brazos, algo normal viniendo de él, era siempre muy cariñoso; luego tocó mi cara, sonreí, me gustaba cuando hacia eso porque sabía lo que venía después. Buscó mis labios y yo lo acepte. Al principio todo fue como un día normal entre Ty y yo, luego el beso cambió, se hizo más intenso, algo hermoso. Sus manos recorrían mi espalda por fuera y por dentro de mi camiseta, nos movíamos buscando cercanía; subí a su regazo y rodee su cuello, lo bese mientras él intentaba quitarme la camiseta, beso mi pecho, chupo mi abdomen, en algún momento conseguimos quitar toda la tela que estorbaba; me sentí flotar, parecía un sueño. Me recostó en la cama situándose sobre mí y me tomó con la delicadeza que lo caracterizaba; suspiraba mientras lo recibía y no pude evitar gemir, no pude evitar amarlo, y amé saber que no se iba a dejar ganar.
Entonces, de la nada, todo pasó. En un segundo estábamos fundiéndonos el uno en el otro, amándonos, devorándonos a besos y al siguiente un Daniel furioso se dejaba ver a través de la puerta. No le gustó lo que estaba viendo; se dio la vuelta y salió de la habitación, segundos después se oyó la puerta de la calle cerrarse. Durante un momento no supe que hacer; entonces Tyler volvió a moverse y supe que no podía ir otra vez tras Daniel, al menos no por el momento. No podía solo alejarme de Tyler.
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Espero que hayas disfrutado del relato.
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-Beezus
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La Cabaña del Mayor
Cerita PendekLa adolescencia es una etapa extraña. Un chico intenta descubrir su lugar en el mundo y en el proceso termina descubriendo más de sí mismo. La obra fue registrada en SafeCreative Código número: 1512206066708 Todos los derechos reservados *La imagen...