LIII

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Olvidaste el pequeño accidente de aquella tarde especial. Yo la guardé, grabada en mi memoria e inscrita en las hojas de mi cuaderno.

Cada recuerdo era preciado para mí puesto que cada recuerdo ocurría en una franja del tiempo que me quedaba.

En cambio, tú olvidaste ese momento compartido. Lo agradecí, Eros. No quería que recordases la tristeza en mis ojos.

Eros, la búsqueda de DeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora