Al momento de llegar a las afueras de las playas, cuando bajaron del camión que los había llevado gratis por la extensa ruta a las espaldas de California, Harry miró hacia adelante, donde bajando la colina se extendían las luces y ruidos de eso que ahora desconocía; la ciudad.
Su cuerpo entero tembló, y Louis lo notó.
Presionando fuerte sus dos hombros por detrás se acercó hasta su oído para susurrarle "Todo estará bien"
Harry sonrió, y empezó a caminar hacia adelante como si fuese la persona más confiada del mundo.
Pero no lo era, y ni bien terminaron de descender hasta el pueblo, volvió a temblar sin darse cuenta.
"Quedate tranquilo, es solo un experimento" sonrió y tomó la mano del rizado "te cuidaré"
Intentó sonreír de lado una vez más, pero las palabras del ojiazul no lo dejaron tranquilo, por eso éste agregó "¿Olvidas que soy tu maestro aquí? te enseñaré con cuidado, iremos paso a paso"
Apretó su mano en la de H, y caminó hacia adelante "Debo llevarte a comer, primero"
"Pero yo solo como frutas, Louis" se quejó el ojiverde, haciendo un puchero.
"Sí, y también hablas solo con palmeras, y oyes solamente la música que produce el mar" se burló, pero era cierto "hoy haremos las cosas diferentes, de eso se trata aprender"
"¿De perder el equilibrio normal que llevas en tu vida?" espetó Harry.
Pegó su frente a la del otro muchacho y musitó "Exactamente" para después alejarse y continuar "¿Cómo puede ser posible que haya movimiento si no hay desequilibrio?"
Louis miró de soslayo hacia su acompañante, quién con esa mueca pensativa que llevaba lo hizo curvar sus labios hacia arriba y entrecerrar los ojos "Vamos, te llevaré a comer comida mexicana y a tomar vino, como hacen todos los buenos Californianos"
Rió entre el temor en sus huesos, y avanzó. Pero todo ese temor y esa furia y esa violencia y ese dolor que la ciudad le hacia parecer, se desvaneció cuando estaba sentado en una mesa, rodeado de luces navideñas multicolores y mujeres delgadas y altas bailando por doquier.
Se desvaneció todo lo malo cuando miró dentro de los ojos alegres y arrugados de Louis, y lo escuchó decir "¿Qué opinas del mundo real, ermitaño?"
Harry solo negaba con la cabeza, con sus cejas alzadas y una casi-sonrisa jugueteándole en las papilas. No podía hacer, ni decir nada.
Porque es que a pesar de haber presenciado las cosas horribles que había presenciado en las callejuelas y boulevards de una ciudad como ésta;
A pesar de haber visto en un lugar igual a su hermano drogado, a su padre tirándose a la mesera del bar, a su madre bebiendo hasta olvidar las penas y gastando los ahorros de la casa en joyas que nunca la hacían sentir mejor, pero la convencían de que era bonita.
A pesar de todo, miraba al océano que inundaba los ojos de Louis y no sentía odio, desprecio, no le molestaban los recuerdos en el fondo de su cabeza. Solo sentía paz, calma, amor.
Incluso en medio del ruido, de las bocinas, y las luces, todo eso mezclado con las conversaciones altas y la música del restaurant.
"Tú lo haces estupendo" dijo, después de un rato, pero para entonces el castaño había olvidado cual era la pregunta.
"¿Eh?" inquirió confundido, alzando una ceja mientras dejaba caer al piso la silla sobre la que se balanceaba.
El ruloso lo pensó dos veces, y decidió que no quería decirle a L lo bien que lo hacía sentir, solo en caso de que fuese demasiado apresurado decirle eso a alguien que conoce hace, como máximo, 10 horas "Dije que deberíamos ir a otro lugar ahora"
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in California's back ☯ l.s.
FanfictionAU donde Harry vive cerca del mar y cree que las olas son el sonido más hermoso del mundo... Hasta que escucha a Louis cantar.