...Yo lo conocí en un taxi.

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Aún recuerdo el día, la hora, el momento exacto que marcó mi vida para siempre. Era sábado, un día bastante tranquilo para mí, ya que todo los papeleos y reuniones se habían acabado en mi agenda esa semana, aunque sabía que a la siguiente terminaría exhausto en mi escritorio por firmar, leer, aprobar papel tras papel...Tenía que aprovechar mi libertad limitada ahora, así que me dispuse a acomodarme en alguno de los sofás de la sala, y encender el televisor para luego dejarme caer en el acolchado asiento. Fue entonces, cuando en el momento exacto promocionaban un concierto del que sería el hombre de mi vida...

Pitbull.

Fue entonces cuando esa penetrante voz llegó a mi mente para quedarse, y adueñarse de mí por completo.

Debía ir, debía ir a conocerlo.
Casi escuchaba en mis pensamientos un "...Dale"

Llegó la semana en la que sería el concierto, y por ende, los nervios me consumían, no sólo por que me había llegado la hora de pagar un sinfín de deudas por que había gastado todo mi dinero en comprar todas las entradas de primera fila y VIP para que cuando fuese el concierto sólo se fijara en mí, sino también por que no sabía cómo sería cuando estuviese frente a frente con él. Dios, esperaba y no verme tan indecente como las lacras que irían al concierto de mi amado cachorrito. Malditos, sólo yo le pararía el taxi.

-Ticket.- Dijo el taquillero en la taquilla de tickets, mirándome directamente, un poco extraño. Se lo di y seguí mi camino, era momento. Y pese a que todo el mundo me miraba con indescifrables expresiones, me dio más que igual, dentro de esas dos o quién sabe cuantas horas...Sólo seríamos Armando y yo.

Y el concierto empezó, junto con mi falta de cordura...Verlo bailar, cantar, seducir con esos movimientos tan lascivos que sólo él podía hacer...Aunque el ver a esas perras ''Bailarinas'' rodearlo me comían en celos, pero bueno, al menos podía notar entre todos esos destellos de luz, y sus molestas gafas de sol que tenía su atención centrada en mí. Me abracé al Dakimakura de Pitbull que había mandado a hacer con Japón, imaginaba que era el mismísimo hombre que estaba en el escenario, al que miraba con tal erotismo, con ojos con los cuales no había mirado nunca a otra persona, ni a Prusia, ni a Hungría, ni a Suiza, ni a nadie más.

''Mami yo te doy pao' pao''

Casi lo sentía susurrarme esas palabras al oído, no hacía más que excitarme. Había sido la mejor experiencia del mundo, era mejor que los conciertos a los que había ido anteriormente en mi vida...Que te den, Mozart; En mi vida ahora existía un solo músico.

...O eso es lo que yo pensaba, cuando de repente, un segundo hombre subió a la escenario para hacer dueto con él; Daddy Yankee, así fue como se presentó. De repente todo el mundo comenzó a gritar de emoción, yo no entendía nada, ¿Quién era ese hombre?

-¡DA-DDY-YAN-KEE!- Gritó al micrófono, y seguido, junto con mi amado, comenzó a cantar...Mi rostro era todo un poema, su voz retumbó en mis oídos, emanaba en mí un placer como el que tuve al escuchar por primera vez a Armando, ¿Cómo no me había enterado de estos seres antes? ¿Cómo no me había enterado que mi corazón pertenecía a éste sutil género de música? Era un nuevo mundo para mí.

-...Esto es fantástico- Fue lo único que pudo salir de mis labios, luego mi mente sólo lograba centrarse en sus voces.

El concierto acabó, y salí de la hipnosis en la que estaba. Satisfecho, me dispuse a irme...Bueno, ¿A quién engañaba? Era momento de buscar a mi príncipe...Y a mi rey.

Mi plan era ir directo a los camerinos ''Ilegalmente''. Pero era demasiado indecente e irrespetuoso por mi parte, así que me digné a ir a preguntar a uno de los encargados

-Disculp...- Estaba a punto de preguntarle a un encargado dónde estaban mis Romeos, pero fue entonces cuando sentí un toque en mi hombro. Una mano masculina se había posado en mí, algo asombrado por el susto, volteé a ver quién era...

Quedé en blanco. Mi pulso se aceleró. Mis rodillas parecía de gelatina...Casi me desvanecía.

-...P-Pitbull- Tartamudeé impactado, mein Gott... Estaba a punto de gritar de la emoción, pero sólo me limite a sonrojarme, casi sentía como todo mi cuerpo comenzó a temblar.

Rió, oh...Que encanto, por reflejo alcancé a entrecerrar los ojos mientras me derretía en su presencia.

-Te estuve observando desde que empezó en concierto, ¿Cómo te llamas?- Me preguntó con una sonrisa de lado, ¿Acaso le interesé? Al parecer sí, esa prendida mirada lo delataba. Imité tímidamente su sonrisa, lentamente recuperaba la confianza, tenía que verme seguro ante mi ídolo.

-Öst-...Roderich.- Cambié el peso de mi pierna, ahora tenía una posición más relajada, noté que él también.

-Interesante...Atuendo.- Dijo en referencia a mi camiseta con su rostro estampado en todas partes, y con ella, mi Dakimakura al otro brazo. Podía notar como su sonrisa crecía de oreja a oreja, me encantaba verlo sonreír.

-O...Oh ¿Te gusta?- Descaradamente pregunté, a lo cual él sólo asintió para luego esbozar una carcajada.

-¿Te parece si hablamos un rato, Roderich?- Me guiñó un ojo, y con malicia hice lo mismo.

-Dale...- Dije, a lo que él volvió a reír, y por efecto domino yo sonreí.

''-¡Hey!'' Llamó una voz a lo lejos, sin más, ambos volteamos a ver, era Daddy Yankee. Pitbull sonrío al verlo, y el nuevo, se acercó a nosotros.

-¿A quién tenemos acá?- Se quitó las gafas de sol, y luego alzó una ceja, podía apreciar esa intensa mirada. Se acercó a mí y me miró de pies a cabeza, creo que...Le había llamado la atención también.
Me preguntaba a mí mismo el por qué estaba haciendo esto, éstas cosas tan ajenas a mí...Era extraño, quizás al final debía darme un respiro de mí mismo.

Ahora dejaría que pasara lo que tuviera que pasar...

Flow en tus Teclas. [Pitbull x Austria]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora