24 de Diciembre de 2010.

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Ese año la ojiverde había recibido el mejor regalo de su vida, ese pequeño regalo había llegado al mundo el 07 de Agosto, a la 1:29 a.m, en un día nublado.

Le habían puesto por nombre Emily. Había pesado 2 kilos 800 gramos, medido 45 cm y tenía unos hermosos ojos color chocolate, era su sobrina.
Taylor había tenido una hermosa niña, teniendo 17 años, pero estaba feliz. Toda su familia estaba feliz.

Ese año pasarían navidad en casa de la familia de Jake; quien era su cuñado, novio de Taylor y padre de Emily.

Mike se encontraba cargando a la pequeña morena de 4 meses de edad, Lauren veía a la pequeña niña con adoración.

-Ven aquí- la llamó su padre, Lauren sorprendida asintió y corrió a sentarse junto a él.
Miro a Emily quien ya dormía y sonrió.

-¿Quieres cargarla?- preguntó suavemente su padre, ella asintió sonriendo. -Extiende los brazos y ten cuidado- la ojiverde lo hizo y Mike colocó a la bebé en los brazos de su hija.

-Es pequeña- miró a la bebé.

-Así eras tú- beso su frente, la niña sonrió.

-No es por querer interrumpir, pero hay que cambiar al pequeño bultito- llegó Jake y sonrió al ver aquella escena.
Lauren río al escuchar como había llamado a Emily.
-Puedes cargarla más tarde si quieres- Jake tomó a su hija y la ojiverde asintió. Su cuñado salió de allí y Lauren se dirigió a la cocina donde se encontraba su madre y Catherine, la madre de Jake.

-Mamá ya me aburrí- se sentó en una silla.

-¿Por que no sales a jugar con los vecinos de junto, cariño?- sugirió la mamá de Jake, era una señora muy buena. La pequeña asintió y corrió hacia afuera, había aproximadamente 6 niños jugando a las escondidas, se acercó y tocó el hombro de una niña.

-¿Puedo jugar?- preguntó a la niña, esta sonrió y asintió.

-Pero tendrás que contar- ella asintió, caminó al árbol y cubrió sus ojos con sus manos y recargó su cabeza para no ver.

-1...2...3...4...- escuchó los pasos de los niños quienes corrían a esconderse. -5...6...7...8...9...10...Ahí voy- destapó sus ojos y comenzó a buscar. Encontró a un niño detrás de un coche.

-¡Ya te vi!- gritó, el niño salió y le enseñó la lengua, Lauren río y siguió buscando. Mas adelante encontró a una niña detrás de una casa, pero esta al verla salió corriendo

-¡No se vale! ¡Ya te vi!- corrió detrás de ella. Gran error, tropezó con una piedra y cayó hacia adelante, no pudo meter las manos y su cara golpeó con el pavimento, Lauren al instante comenzó a llorar, se había roto el labio.
Los niños al ver que había caído se acercaron a ella y se asustaron al ver la cantidad de sangre que había en la cara de la ojiverde, Lauren seguía llorando, se llevó las manos a la cara y se asustó mucho al ver sus manos llenas de sangre.

-¡MAMÁ! ¡MAMÁ!- Gritó asustada, Clara escuchó los gritos de su hija y salió, vio a la pequeña ojiverde en el suelo llorando.

-Jesús- murmuró horrorizada. -¿Que ha pasado?-

-Se tropezó y cayó- dijo una niña de cabello castaño

-Me duele- sollozó la niña, Clara la ayudó a levantarse y entraron a la casa, la sentó en el sofá

-No te muevas- fue por Catherine y un botiquín.

-¡No! ¡Me va a doler!- gritó llorando cuando vio a su madre y Catherine entrar con alcohol, algodón y gasas

-Lo haremos con cuidado- dijo suavemente su mamá

-¡No!- corrió a esconderse detrás de Taylor quien había llegado al escuchar los gritos

-Laur, bonita, deja que lo hagan- murmuró dulcemente su hermana. Su padre, Chris, y la familia de Jake llegó a la sala.

-¡No, quiero que lo haga Megan!- gritó inconscientemente. Todos se quedaron en silencio.
Lauren al percatarse de lo que había dicho rompió en llanto.
Taylor corrió a abrazarla y Lauren se zafó. 

-¡No me toques!- gritó ahora molesta.

-Laur...- murmuró su madre.

-No- corrió al baño y se encerró. ¿Por que había llamado a Megan? Ella ya estaba muerta.
La pequeña se miró en el espejo, la sangre de su cara ya se había secado, su labio estaba hinchado y morado. Tomó un poco de papel y lo mojó, lo pasó por donde estaba la sangre y la fue quitando, cuando su cara ya no estaba manchada se alejó del espejo y se sentó en el suelo, abrazó sus piernas y recargo su cabeza en ellas.

Había olvidado que su prima ya no estaba, había olvidado que había muerto hace 3 años.

Comenzó a llorar nuevamente, no por que su labio doliera, si no por que extrañaba a Megan.
Y lo haría siempre, lloraba aún mas que la vez que el niño tonto que se sienta junto a ella tiró su agua sobre su libro de dibujos, lloraba aún más que la vez que la maestra la había dejado sin recreo por estar hablando mientras ella explicaba la clase, lloraba aún mas que la vez que se le cayó su primer diente. Lloraba por algo real y no bobo.

-Laur- tocaron la puerta y se escuchó la voz de Jake

-Vete- se limpió las lágrimas con la manga de su suéter

-No llores, me pone mal- Jake se recargó en la puerta y suspiró

-¿Por que?- preguntó la ojiverde

-Por que me recuerdas a Tay, y odio cuando Tay llora, la quiero y a ti también pequeña-
Lauren se levantó del suelo y quitó el seguro de la puerta, Jake se apartó para que la niña abriera y así fue, Lauren salió y lo miro, Jake sonrió.

-Ven aquí- se hincó y extendió sus brazos para que la ojiverde lo abrazará. La niña se abalanzó sobre él y enredó sus pequeños brazos alrededor de su cuello.
Ahora entendía de que hablaba Taylor, ahora entendía por que su hermana lo quería, era buena persona, sería un buen padre para Emily.

-Vayamos a ver a la bebé- Jake la cargó y caminó a la habitación de Emily. Entraron y ahí estaba la pequeña morena jugando con un conejo que Lauren le había comprado con sus ahorros de 2 meses. Jake bajó a Laur y besó su frente.

-Cuídala un rato, habla con ella, es buena escuchando- río y salió de la habitación.
Lauren río y trepó a la cama, se acostó a un lado del pequeño bultito, como la llamaba Jake y la miró.

Era demasiado pequeña, sus manos eran diminutas y sus ojos eran enormes pero lindos. Emily tomó su dedo con su diminuta mano y Lauren sonrió.

-Eres linda y muy pequeña, Emy- murmuró, la niña la miró y Lauren pudo jurar que le sonrió.

-Tu me quieres ¿no?- preguntó Lauren. -Estoy segura a que si, yo te quiero a ti, y te voy a cuidar, no dejaré que seas torpe como yo y tropieces con todo, no dejaré que nadie te haga daño o te haga llorar y si es así lo golpearé y Luis también lo hará. Te haré sonreír, te enseñaré a caminar y a hablar, andaremos en bicicleta, jugaremos fútbol y veremos caricaturas, comeremos helado y te defenderé si Tay te regaña, te enseñaré a leer y a escribir, seré la mejor tía del mundo, no te voy a dejar sola Emy, te protegeré de todo lo malo.- miró a la pequeña quien ya se había quedado dormida, aun sostenía su dedo.

-No voy a dejarla sola, Meg. No como tú lo hiciste conmigo... Feliz navidad- murmuró cerrando los ojos.

La pequeña ojiverde quería ser el ejemplo a seguir de Emy, lástima que a veces no todo resulta como queremos, y nos equivocamos más de la cuenta, más de lo permitido.

















She's dead. (Camren)  »En Pausa« Donde viven las historias. Descúbrelo ahora