Años que no vuelven,
esos años a los que anhelas regresar
pero no por completo,
o definitivamente ni si quiera quieres recordar.
No todos tenemos muy buenos momentos de esa etapa,
yo no los tuve.
Hay ocaciones en que memorizo
pero solo pequeños fragmentos,
aunque la mayoria malos o tristes.
Recuerdo algunos golpes,
no todos por mi torpeza al jugar
o escalar mi árbol favorito,
sino cuando papá me golpeó con un cable
o cuando mamá sacaba su regla de corte.
Recuerdo cuando veía a mi papá como la salvación,
pero con el tiempo, noté que no era como yo creía,
no era y no es ahora el mejor hombre que antes podía ver.
Recuerdo que veía a mi mamá como una buena mujer,
pero luego de algunos años, pude ver que nunca deseo su presente,
por lo que otros años despúes me revelaría la otra mujer que era.
Recuerdo que siempre viví rodeada de hermanos,
y algunos momentos disfrutaba tanto su ausencia, como su presencia.
Algunas veces hago memoria de como han crecido,
ser la hermana mayor de seis hijos es realmente duro
porque eres como un tercer padre.
Recuerdo que desde niña
nunca tuve lo que deseaba.
Primer golpe de la vida.
Recuerdo que nadie me escogía
y que ningún chico gustaba de mí.
También cuando busque en mi físico
los defectos que tenía,
y noté que todo de mí era un error,
solo era una niña
y nadie me hablo de autoestima.
Crecí bastante rápido por lo que pasaba en casa y escuela,
aunque solo me refiero a mi modo de pensar y ver las cosas,
porque realmente mi cuerpo maduro muy tarde.
Segundo golpe, uno doloroso.
Recuerdo cuando todos me discriminaban,
y odié mi color de piel.
Recuerdo cuando se burlaban de mí
y yo solo quería lastimarlos,
los perseguía hasta dañarlos con dolor físico.
Esta vez la vida me golpeaba de nuevo,
pero yo devolvía el golpe.
Recuerdo el fin de mi infancia,
cuando mi mundo se cayó,
y solo pude levantar lo necesario,
me convertí en una señorita vacía,
una puberta que quería regresar al pasado,
no porque me haya gustado,
sino porque todo era más simple de ver
Otro golpe, pero esta vez,
me rendí.
Yo siempre he sido una hija ejemplo,
mis notas son de las mejores
y la mayoría de las veces obedezco a mis padres,
quiero lo suficiente a mi familia,
sonrío y río mucho, pero antes lo hacia más,
y nadie supo que desde que era tan pequeña
fui tan infeliz.
Ahora, siendo una adolescente,
solo puedo decir que ya no soy esa niña,
y es que, tan solo me recuerdo a mí misma, de pequeña
y quiero abrazarme, porque nadie estuvo realmente ahí.
Ahora veo que mi infancia solo fue una red de mentiras
que todo el mundo construyó para mí.
Ahora no hay nada más que decepción,
por mí misma y algunos que me rodeaban;
eso sin contar a mi familia rota,
literalmente, todo miembro se encierra
en su propia mente, su propio escape.
Papá, mamá,
me han decepcionado, bastante.
Hermanas y hermano,
realmente los quiero aunque no parezca,
aún no son maduros y no pueden entederme,
pero yo trato de hacerlo con ustedes.
Aún me siento como una niña perdida.
Y ahora yo, solo trato de...
vivir.
O sobrevivir...
~Rainbow Eye
(incf) en anonimato [...]
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Muere conmigo
PoetryEspacio para mis pensamientos, ideas y ocurrencias formuladas desde mi enredada mente...