EPÍLOGO

8.6K 657 86
                                    

La vio, estaba de pie frente a la ventana que daba al jardín, donde las dos pequeñas jugaban con su hermano mayor el cual no dejaba de gritar que era un monstruo.
Se le acercó y la abrazó por la espalda

–¿Qué tienes, cariño?
–Nada
–Si tienes algo, dime ¿qué pasa?
–Lo que pasa es que aún no creo, que esto me haya pasado.
–¿Qué es esto?
–Estás preguntando mucho
–No importa, respóndeme
–¿Y si no quiero?
–Pues, seré un monstruo como el pequeño Louis pero yo haré algo mucho mejor que asustar.
Haley estalló en risa y dio media vuelta y lo abrazó.
–No me importa si te conviertes en monstruo, me gustaría.
–Dime por favor -hizo un mohín encantador y ella sonrió, se puso de puntitas y le dio un beso
–Esto es: Tú, los niños y ésta felicidad que siento cada vez que me doy cuenta que este amor es mutuo y que sé que no me dejaras nunca porque tú y yo nacimos para estar juntos.
–Para toda la vida.
–¿Lo prometes?
–Es innecesario pero lo prometo. Pero que te parece sí... Jugamos y soy el monstruo, y nos divertimos un rato...
–No, en la noche, mejor vamos a jugar con los niños
–Yo quiero jugar contigo, a solas, si quieres molestamos un ratito a Maria para que venga y cuide a los niños.

No demoraron en llamar a Maria mientras ellos subían a la habitación y jugaban, un buen rato.

OBSESSIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora