2- Sangre Y Trato

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Tictack... Tictack...Tictack...Tictack...El sonido tenue de un reloj llegó a mis oídos, mire hacia el pequeño tocador que estaba al lado de la cama en la que estaba acurrucada, 20:30 horas marcaba el pequeño reloj, según mis cálculos ya habían pasado al menos cinco días desde que atacamos la base de las reuniones de uno de los doce grandes, la persona que vi al final de ese día era él, Lion Jones, el primero de los 12 grandes, el cabecilla de todos los vampiros, tenía reuniones alejados de los demás según los datos que tenemos en esa mansión abandonada y se juntaba con uno de los doce y tratábamos de averiguar que es lo que planeaban a sus espaldas,   su padre el anterior líder fue muy respetado entre los vampiros, y uno de los más fuertes, desapareció hace mucho tiempo atrás y no tenemos registro de él,  la información que teníamos era que en ese lugar estaría ese día, pero resultó todo mal, nos tendieron una trampa, al final no se si mis compañeros sobrevivieron, espero que si, ya que fue mi incompetencia la que los llevo hasta ahí. No sabía si me encontraba en la misma mansión, pero ese no parecía ser el caso, estaba en una habitación con hermosas paredes de caoba, al frente mío estaba el tocador y la puerta, había solo dos ventanas muy pequeñas, una en la pared donde estaba la cama y otra pequeña que daba al pasillo de la casa, al fondo de la habitación a la izquierda también se encontraba un viejo ropero  y una silla muy vieja que parecía un mecedor.

En todos esos días no había probado bocado, así que me encontraba bastante débil, estaba atada a la cama de mis pies y ya estaban bastante maltratados por intentar forzarlas, pero mi fuerza no bastaba para romperlas ya que eran grilletes, mi traje fue remplazado por un pijama de estos antiguos como vestidos,  de un blanco satín con pequeños encajes en la zona v del pecho,  mis cosas también desaparecieron, sabía que no me encontraba sola en ese lugar ya que a veces escuchaba pasos pararse en la puerta, pero por más que trataba de hablar con la persona a través de la puerta, siempre se iba sin decir nada. Esa misma noche cercano a las 12:00 pm escuche la puerta abrirse, abruptamente me gire tratando de ponerme alerta, era una mujer de unos 35 años complexión como un reloj de arena, cabello rubio y ojos negros,  con un vestido ajustado totalmente negro y tacones de charol del mismo color, era pequeña de porte, al menos 1,55 cm, me miro  sin ninguna expresión en su rostro, en sus brazos traía una bandeja con un plato de lo que parecía ser sopa, un poco de pan y un vaso con agua.

- dejare esto aquí para que te alimentes, lo necesitaras - hablo suavemente, distinto del rostro que mostraba, dejo la bandeja en el suelo y se dio media vuelta, no sabia que tramaba así que debía de actuar con cautela.

- ¿Cuánto tiempo me tendrán aquí?...¿Piensan matarte?

sin darse la vuelta me contesto en el mismo tono - Todo dependerá de ti, ahora come algo y recupera tus fuerzas- giró su cabeza un poco dejando ver una sutil sonrisa, se sintió como si hubiera algo más detrás de ella, finalmente salió de la habitación, pero no escuche el clic de la cerradura, eso es extraño.

ya que no tenia tanto alcance por los grilletes, tome la bandeja como pude, y la acerque al borde de la cama, baje para sentarme en el piso, probé un poco del pan que trajo con algo de cautela, sin embargo el hambre era más que yo y termine devorando el pan y la sopa, sabía que no sería simplemente envenenada ya que se tomaron la molestia de dejarme viva hasta ahora, seguramente para poder obtener información, pero hasta ahora nadie había dicho ni hecho nada hacia mi, cuando me dispuse a tomar el vaso de agua me di cuenta que abajo de este había una pequeña llave, la sonrisa de ella se me vino a la cabeza ¿es qué me estaba ayudando a escapar? o buscaba algo más de mi, simplemente decidí no pensarlo más, agarre la llave en mis manos, encajaba perfecto en la hendidura de los grilletes, dos giros y estos se habían soltado, por fin mis pies estaban libres, el color rojizo y morado de los moretones por anteriores forcejeos se veía en mis tobillos, ignorando el dolor fui a donde estaba el armario a buscar algo más abrigado que ponerme, ese vestido no ayudaría contra el frio invierno, un abrigo de piel bastante largo se situaba en el armario colgado, y unas botas de leñador al lado de este como si fuese intencional, lo tome y me puse las cosas rápidamente, me situé frente a la puerta unos segundos, tome la manija de esta y le di vuelta...abierto.

Soy Tu Querida MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora