Capítulo 1.

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Esta había sido la peor idea del mundo. "No, papá, tranquilo, yo lo llevo todo, no necesito ayuda" Ags, estúpida, _____, eres estúpida. Mi subconsciente parecía no cansarse de insultarme, pero tenía razón. 

¿A quién más se le puede ocurrir cargar SOLA dos sacos de harina y una bolsa llena de ingredientes? ¿A quién más se le puede ocurrir pasar justo delante de todos los 'populares' de mi colegio con todo ese peso encima? A mí. En ese momento parecía una hormiga tratando de cargar un tomate entero. Al pensar eso me puse a reír sola, y la bolsa resbaló de mis manos. Genial, eso mejoraba por momentos. Sentía las risas histéricas de cuatro mojabragas que acompañaban al equipo de fútbol de mi colegio.  

Me agaché para recoger la bolsa, pero uno de los sacos de harina cayó. Me desesperé al oir que las risas aumentaban. 

- Joder. - suspiré. 

- ¿Necesitas ayuda con esto? - Lo que me faltaba. Uno de los perritos falderos de Kian, el capitán del equipo, vino a hacer un poco el papel. 

- No, gracias. - dije orgullosa. Pero la bolsa volvió a caer. - ¡Demonios! 

- Te ayudo. - dijo con una carcajada. 

No contesté, simplemente asentí y deje que recogiera mi bolsa. 

- Oh, vamos, Connor, ¿tan bajo has caído? ¿Tienes que ayudar a una friki por un triste polvo? - una de las chicas gritó. Yo rodé mis ojos y le quité la bolsa de las manos. 

- Eh, ¿quieres dejar que te ayude? - dijo serio mirándome. Oh dios, esos ojos intimidaban demasiado. 

- Vale. 

Me giré y empecé a caminar como pude. Unas manos cogieron uno de los sacos de harina, dejándome mucha más libertad. 

- Gracias. - dije. 

- De nada. - contestó una voz burlona, que no era la del mismo chico. Genial, tenía a dos inútiles a ambos lados.  

- ¿Qué vas a hacer con todo esto? - dijo Connor. 

- Comérselo. - dijo el segundo chico, del cual no sabía ni el nombre, y los dos empezaron a reír.  

" Y esto, señores y señoras, es una pequeña demostración de la inteligencia humana del siglo XXI" reí mentalmente ante mi comentario ingenioso. 

- Tío, ríe sola. - comentó el chico sin nombre. Connor rió. 

- No río sola, río conmigo misma. 

- Eres rara...  

- Yo por lo menos tengo nombre. 

- ¿Qué?  

- Nada. 

Connor siguió riendo mientras el chico-sin-nombre me miraba extrañado. 

- Ya hemos llegado. Gracias por vuestra ayuda. - dije sin mirarlos y entré en el local. Ellos me siguieron. 

- Queremos propina. - dijo el chico-sin-nombre. 

- Y yo quiero un unicornio para ir a Hogwarts, pero hay cosas imposibles. - solté mientras dejaba las cosas encima del mostrador. 

- ¿Trabajas aquí? - Connor dijo dejando la bolsa a mi lado. El olor a su colonia hizo que me estremeciera. 

- S... Sí. Es un negocio familiar. - dije. 

- Es bonito. - sonrió.  

- Vamos, Connor, Stella nos espera para la fiesta.  

- Está bien. Adiós, mmm...  

- _____. Me llamo _____. Vamos al mismo instituto. - dije seca. 

- Ah, sí. - se giraron para irse. - Adiós, _____. 

Los observé mientras desaparecían por una esquina. Suspiré y cerré la puerta con llave, sin olvidar girar el cartelito para indicar que la pastelería estaba cerrada. Bajé las persianas, terminé de limpiar todo y entré por la puerta de "solo personal autorizado" que conectaba directamente con mi casa. 

~~~~~ Nota de la autora ~~~~~

Hooooola :) esta es mi primera novela en Wattpad, pls comentad qué os parece y no olvidéis votar. Me haría muchísima ilusión, de verdad.

Marta xo

The Sweetest. (Connor Franta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora