Y en una mañana, cuando el sol derretía la nieve, anunciando que la estación comenzaba a cambiar, ambos se despidieron.
Y el camión de mudanza comenzó su marcha.
Hubo lágrimas, más no promesas ni palabras sin sentido.
Sólo verdades, algunos "te quiero " y uno que otro "te extrañaré."
Y el menor se despidió sigilosamente secando su llanto.
Para que el otro no pensará que de verdad era ridículo.
Y esa misma tarde, del día de la despedida, la madre de Cy recibió una llamada.
Y dudó antes de contestar pero lo hizo.
— Hola.
Las palabras del comienzo de una conversación se transformaron en vacío. La mujer llevó su mano a su rostro, con horror y lágrimas formándose en sus ojos claros.
— Entiendo...-se esforzó por decir y colgó.
Su niño seguía en la escuela, y esperaría a que volviera. Para darle la no tan amigable noticia.
Y las horas pasaron, más rápido de lo normal, como si el tiempo conspirara en contra del niño, como si un karma pecaminoso lo siguiera.
— Cielo, tengo algo que decirte, primero calma y siéntate .-fue lo primero que dijo la madre al abrirle la puerta.
— ¿Bueno?
Y al sentarse cada uno en un sofá, la mujer lo miró a los ojos, preguntándose si estaría bien lo que diría, y cómo lo diría.
— Hoy recibí una llamada...-hizo una pausa incómoda-. Me informaron que la familia de Luca tuvo un accidente en la vía.
Los ojos de Cy se abrieron de par en par, la sangre dentro de su cuerpo se agitó, y todo dentro de él se vio acechado por el miedo, pero asintió esperando que su madre prosiguiera.
— ¿Lu está bien?
Su madre bajó la mirada y comenzó a llorar.
— Lo siento mucho, bebé. Lo siento tanto.
¿Cuál es el sonido de un corazón rompiéndose? No, no es esa la pregunta.
¿Cuál es el sonido de un corazón que ha renunciado a sus ganas de vivir?
Sonaría hipócrita, el hecho de que cuando lo tenía no lo aprovechó, y ahora...
Ahora que ya no escucharía su voz, ni lo vería sentarse a lo lejos, no se sentía capaz de derramar una lágrima.
Lloró, de hecho, lloró tanto que el mundo pareció detenerse unos instantes sólo para escucharlo.
— Mamá no. No, no, no, él va a volver, lo prometió.
Su madre cerró los ojos y abrazó fuerte a su hijo, quien la apartó y corrió hacia la calle.
Resbaló por la nieve derretida y sin fuerzas para ponerse de pie, lo intentó.
Volvió a correr, mientras las lágrimas recorrían su rostro y su corazón latía dolorosamente.
Encontró un árbol.
Uno que le dio sombra para dormir, y lloró.
Lloró demasiado, como la vida le había prohibido hacerlo, pero lo haría, dejaría de fingir, porque así se lo prometió a su amigo, y también durmió, como hace mucho no lo había hecho, porque en las noches la inseguridad lo privaba del sueño.
Y Lu no volvió nunca, porque los muertos no resucitan por mucho que llores.
Y apoyado en el tronco del árbol se abrazó a si mismo esa tarde, y no volvió a casa hasta que su madre logró encontrarlo.
Cy pasó mucho tiempo sólo, ya que había dejado de fingir que todo estaba bien, y ese año cambiaría de escuela, para comenzar de cero.
Y también estuvo sólo.
Porque creyó que nadie reemplazaría el tiempo que no le dio a su Lu.
Su madre se arrepintió de haberle dado la noticia, pero aunque la verdad era dolorosa, la verdad era.
— ¿Crees que si lo hubiera abrazado, crees que si no lo hubiera soltado, él seguiría aquí conmigo? .-sollozaba.
Lo hacía así las primeras noches después de la noticia. Y lo hizo tambien las siguientes sin que nadie lo notara.
Sin embargo, más horas pasaron y el tiempo se detuvo en un instante.
Cuando realmente comprendió.
Que nunca lo cuidó como para llorar por él.
Y que lo único que jamás le brindó fue una sonrisa verdadera.
Y meses después, en la lápida que decía aquel inolvidable. Se puso de rodillas y recordó cada momento feliz que vivió junto al de ojos claros.
Junto a Lu.
Y no lloró, porque ya lo había hecho lo suficiente. Le dijo cuanto lo amaba, también le dedicó una sonrisa.
Ya que se las debía, y esta vez fue real, porque hubo falsedad suficiente en su vida, porque necesitaba hacerlo, también porque prometió que jamás volvería a fingir con nadie.
Fin.
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Tears vs Smiles.
RomanceCy era un muchacho de esos que cubren grandes problemas con sonrisas. Digamos que es muy bueno fingiéndolas. Él era un núcleo para sus compañeros de clase, era el mejor estudiante, el capitán del equipo, el tipo con el cual todos podían contar, el q...