Estrellas

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Narra Mangel

-¿Que van a salir a cenar? ¡¿A cenar?!- Gritó Alex, mezcla de emoción y enojo a la vez.

-Que sí, gilipollah, ahora déjame, coñoh.- Estaba enfadado, quería meterme a duchar pero Alex mantenía un agarre firme sobre mi brazo, evitando que me fuera. Después de que le conté en resumidas cuentas la conversación que había mantenido con Rubius hace una media hora, se había negado a dejarme ir, e incluso vino a mi piso para pedirme que le contara con más detalles.

-¿Pero cómo puedes estar tan tranquilo después de todo lo que se dijeron? Si casi casi se insinuaron que querían follarse el uno al otro, por Dios, macho.

-Ahora tu ehtas siendo un exagerao' tío, jamás nos dijimos eso.

-Bueno, no, pero se confesaron que se traían ganas.

-¡Pero de besarnos, gilipollah! Termina las oraciones, que si no se pueden mal pensah...

-¡Que es casi lo mismo, macho! Yo no le ando diciendo a mi mejor amigo que le quiero besar.

-Bueno, tu a mí noh, pero ve y pregúntale al buenoh de Staxx...

-¡Serás cabrón!- Alex se abalanzó sobre mí, completamente rojo y enojado, y se subió a mi espalda, tirándome golpes. Yo empecé a sacudirme, intentando quitármelo de encima, y me deje caer en el sofá, aplastando a Alex debajo de mí. El solo atinó a toser y darme golpes en plan "Me rindo". Me quite de encima, levantándome un poco más tranquilo, y él se quedó acostado sobre el sofá, recuperando la respiración.

-Me... has... matado.-Dijo entre jadeos.

-Ya quisierah.

Me dirigí de nueva cuenta hacía el baño, cerrando la puerta y empezando a desvestirme para meterme a bañar. Ya tenía el pecho desnudo y estaba empezando a quitarme los pantalones cuando la puerta se abrió de golpe. Instintivamente me cubrí con las manos el pecho, cual señorita, y pequé un grito algo agudo.

Alex me miraba extrañado al otro lado de la puerta, y noté que hizo un esfuerzo sobre humano para no estallar en carcajadas. Fruncí el ceño y le tiré con mi camiseta a la cara; esta vez sí que rio, mientras se quitaba la gran prenda de la cabeza.

-¡Largo de aquí, tío! ¿Qué no ehtas viendoh?

-Uy, lo siento señorita.- Lo miré cabreado y el rio una vez más. -Vale, vale, solo te quería decir una cosa.- Se aclaró la garganta, carraspeando.- Voy a acompañarte a esa cena, no pienso dejarte ir solo, espero no te moleste. Aclaro que no te estoy pidiendo permiso, es una afirmación, y no voy a aceptar una negativa por respuesta.- Dijo todo esto hablando con rapidez, sin pestañear siquiera. Yo no supe cómo reaccionar, solo lo miré incrédulo, procesando toda aquella información. Cuando por fin les tomé el significado, me erguí en mi lugar, cabreado, y me acerqué amenazante al pequeño cuerpo de Alexby. Este se encogió en su lugar, y antes de que pudiera acercarme para estrangularlo, el me cerró la puerta en las narices, riendo, y escuché sus pasos alejarse corriendo por el pasillo.

Suspiré y di por finalizada aquella discusión. De todas maneras, no es que me estuviera dando opciones. Me metí en la ducha, quedándome un largo rato bajo el chorro de agua, sin pensar en nada realmente. Cuando por fin salí, Alex aún estaba en mi casa, sentado en el sofá y muy concentrado en su móvil. Me vestí rápidamente y tomamos un taxi a donde Rubius.

Cuando llegamos, Alexby se detuvo al pie de las escaleras, mirándome sonriente.

-Te espero aquí, chaval.- Dijo, abrochándose su abrigo, ya que hacía demasiado frio. Yo solo asentí y subí las escaleras, entrando en el edificio. Mientras más pudiera posponer su encuentro con Rubius, mejor; de todos modos, presentía que a Rubén no le haría mucha gracia estar acompañado de un tercero.

Cuidado con lo que prometes /Rubelangel/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora