La vida es una carrera

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          12:45 de la madrugada del 9 de abril de 1992. Nacer por parto natural no es nada fácil; el cambio de un medio a otro es brusco, todo es nuevo y así debes aceptarlo, ha empezado la carrera y es aquí donde empiezas a correr. Aprendes algo que te será útil hasta el final de tus días: RESPIRAR. ¿Qué es lo primero que hacemos al nacer? ¡respirar! por eso me alegro tanto por cada inhalación de oxígeno que ejerzo.

          No esta mal nacer en un pueblo del campo, entre los llanos venezolanos la denominada como capital del estado Apure: San Fernando de Apure. Alejado de la urbe y las metrópolis la vida no comienza tan ajetreada; tienes espacio para correr, ensuciarte con la tierra entre tus manos y pies, bañarte con la lluvia y decir tus primeras palabras gritando para que todos te escuchen, la vida inicia sin presión. No he conocido aún a la primera persona que recuerde al menos sus primeros dos años de vida claramente; muchos se los imaginan por la manera en que viven su presente, otros afortunados que se los relatan o intentan recordar, existen también las fotos, y aún mejor, los vídeos. Pero que triste es no poder recordar por ti mismo la alegría del primer paso o la emoción de la primera palabra que gritaste. Parece un archivo dañado de tu mente, perdido en la penumbra de tantos infinitos pensamientos, algo que no se puede recuperar, pero a lo cual te debes abstener. 

          Hijo de dos personas naturales de ese estado, mi padre, siendo un hombre mayor y experimentado logró conquistar a mi madre, quien era una joven que apenas comenzaba a inhalar la madurez y se enfrentaba al mundo para tratar de ayudar a mi abuela que luchaba con varios hijos que aun dependían de ella, no me profundizare mucho en el tema, mas sin embargo, creo que mi madre fue bastante atrevida y arriesgada, pero gracias a ella valoro mas el esfuerzo que se le debe inyectar a los problemas y por ello creo en el progreso de las personas.

          Siempre he tratado de ser positivo y pensar que todo sucede por algo y todo lo que nos ocurra tiene su razón. Para mi fue simplemente no recordar la separación de mis progenitores, al ser esto durante esos dos primeros años de vida que rara vez recordamos. No se si inconscientemente olvide eso por autoprotección, simplemente no lo recuerdo, sumado a esto también me mudaría. Esta estapa me llevaría a una población aún mas al sur de Venezuela; Puerto Ayacucho, que es la capital del estado Amazonas.

         Alejarse de ese espacio que te vio respirar por primera vez, es para algunos una manera de progresar, superarse, o en general, un cambio promisorio; eso claro si tenemos suerte. Pero ¿qué es la suerte? te diré que no es más que el resultado de tus propias acciones. Si quieres correr una maratón y no entrenas lo suficiente, puedo asegurarte que no ganarás la carrera, mientras que el ganador no esta dotado de buena suerte si no de una buena preparación. Si hurtas, eres un sociopata y hasta arremetes contra la integridad física de las demás personas, tu suerte será ir a la cárcel o hasta morir. Por otro lado si te esfuerzas por metas positivas y eres resiliente con tus objetivos, actúas de corazón pensando que mientras más altas sea la colina más hermosa será la vista, pues tu suerte tendrá que ir cuesta arriba y tú serás el autor de tu propio destino.

         Resumiendo lo anterior, alejarse es un cambio, pero tu decides como será; para mí fue como nacer otra vez, empezar otra carrera, un cambio nuevo a un nuevo lugar que sellaría el resto de mi vida, estaría solo con mi madre, quién se volvió mi héroe. Dicen que un héroe es una "persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor", y si requería de mucho valor alejarse de la familia con un niño pequeño al cual alimentar y criar adecuadamente. Pero estoy orgulloso de ella, y espero hacerla sentir orgullosa siempre.

          Mi primera mascota fue un pollo (risas), como cualquier otro niño común yo hubiera querido un perro, pero las condiciones no lo permitieron (incluso regale al pollo porque no nos dejaba dormir en la noche). Aquí enfatizaré un punto: no es ser conformista, pero aprendí a vivir con lo que tuve y  no tuve. Hoy en día solo pienso "pudo ser peor" y mi mamá necesitaba esa experiencia, además me llevaba constantemente a la iglesia e hizo muchos amigos agradables en esa nueva etapa. Muchas personas me han calificado como alguien positivo que siempre sonríe tratando de verle lo bueno a las  cosas; a eso respondo de esta forma: solo por nacer y respirar debo tener una sonrisa en mi rostro, solo por vivir soy feliz, los demás detalles uno los agrega y se esfuerza por ganárselos. El odio, la tristeza, el egoísmo y muchas otras cosas oscuras existen , por supuesto que si, pero solo si tú permites que entren a tu vida y corran a tu lado.

          Una de las cosas que menos espere en ese lugar fue que (como ya dije) al principio eramos mi madre y yo, pero las circunstancias se dieron y llegó alguien a nuestras vidas... él tampoco era natural de esa zona. Era una persona seria, respetuosa y además quería mucho a mi mamá. Vendría entonces un cambio a mi vida, no era algo que me incomodaba y el hecho de que mi mamá fuese feliz significaba algo positivo para mi.

          Eramos tres ahora, permanecimos en aquel lugar un lapso de tiempo más, pero llegó el momento de partir y regresaría a ese lugar en que nací, lo cual era emocionante, porque en ciertas temporadas yo iba de visita, pero esta vez significaba volver a vivir ahí. Mi abuela nos recibió a brazos abiertos, ella siempre muy atenta conmigo (que abuela no es así). Además de todo esto, al igual que a mi, este pueblo vería nacer a mi nueva hermanita; recuerdo ir a verla luego de que nació: su bello rostro, su suave piel; que especial fue ver a ese pequeño ser observándome, me sentía orgulloso (aún lo estoy). Nunca olvidaré ese día.

          Todo sucedió muy rápido, solo un mes después del nacimiento de mi hermana volvería a dejar esas tierras, la ruta sería diferente: un pueblo en los valles mirandinos cercano a la capital del país. La vida ahí era diferente a como la conocía, las personas también, muchas solo se asentaban en ese lugar para vivir pero con la condición de ir a trabajar a la capital. Yo era "el nuevo" en el colegio, no fue fácil por ser tímido (lo cual me trajo problemas con otros chicos), tuve algunas peleas y encuentros negativos pero tuve la capacidad de perdonar a quienes me trataron mal y hacer algunos amigos; entendí entonces que una herida cicatriza y un abrazo reconforta. Aquel lugar quizás no era un paraíso pero me brindo la capacidad de no temerle a lo nuevo, sino más bien de que probar cosas nuevas muchas veces te nutre y de tratar de ser un buen amigo, una persona sin rencores ni problemas.

          Ahora, si memorizo algo bueno diría que fue lo mucho que viaje, nunca salí del país pero en vacaciones hacia el buen papel de  turista a nivel nacional: visité lugares fríos y calurosos, recorrí gran parte del país experimentando sentir la neblina rozar mis mejillas, la arena de medanos desérticos en mis zapatos, mi primera fresa con crema, el primer sorbo de una buena cocada y agua de coco, playas cristalinas, ríos de grandes caudales, caminos que parecían interminables y muchos paisajes que desearía aún poder observar. Son cosas que no he olvidado ni quiero olvidar, he logrado seguir con experiencias similares siempre buscando no temer vivir lo que no he vivido, recordando que "vivir además de respirar, es disfrutar de los momentos que te dejan sin respiro".

          Cabe destacar que no siempre son buenos esos momentos que te dejan sin respiro; pues es obvio que es desagradable perder a un familiar: fue mi abuelo, le toco llegar al final de esta carrera que llamamos vida. Murió enfermo, yo quizás hubiese querido recibir un último abrazo, un último grito, escuchar un refrán mas de tantos que nos decía, o irle a comprar el periódico una vez mas; hay que admitirlo, todos queremos o recordamos con buen agrado a nuestros abuelos. Por eso no dejo que sean recuerdos varados en la niñez, solo me lamento por mi hermana que aún era muy pequeña así que dudo que recuerde algo de él; pero estas son cosas que pasan y escapan de nuestras manos, en nuestras manos solo queda dar lo mejor y en casos como éste, aprovechar cada paso y disfrutar cada pisada porque no sabemos si la próxima será la última.

          Aún me parece enigmático un dato curioso: en su funeral yo estaba dolido, ¡imagínense sería la última vez que le vería!, pero por alguna razón no lloré, ni una lágrima, se que si me hubiera visto a un espejo mi rostro hubiera reflejado a una persona que aún no entendía lo que significaba el dolor de perder a alguien, pues era exactamente eso: hoy lo pienso claramente y entiendo que solo perdemos a una persona si olvidamos todo por lo cual fue especial para nosotros mientras estuvo entre los vivos, por eso simplemente lo recuerdo, y hoy vivo recordando cada cosa que hago y de esas cosas aprendo para seguir adelante; también trato de hacer cosas que me hagan sentir mas vivo: disfrutar de cada abrazo que doy y recibo, cada beso, saludar sin pena, sonreirle a cada mañana y disfrutar tratando de verle lo positivo a cada día.





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