Mía o de la Tumba Fría

Doragon Ningyō. (La Muñeca del Dragón)

Esta historia es parte del proyecto "Amore et Furor" bajo el nombre de ムーンライト (Hikari Tsuki). El cuento es mío, los personajes son de J.K. Rowling. 

Una vez más y eternamente, Alfa te amoadoro. 

La guerra concluyó dejando saldos nefastos para toda la comunidad mágica; inclusive los derrotados magos que apoyaron a Tom Riddle en su cruzada absurda por el poder absoluto sufrieron las consecuencias tanto o más que los que apoyaron a la Orden del Fénix y al Trio Dorado, la generación joven se enfrentaba a la pérdida de sus padres bien porque estaban muertos o porque habían sido condenados a Azkabán.

Draco Malfoy no fue la excepción, aunque Narcissa había sido indultada, Lucius fue condenado; el único mortífago que había resultado totalmente libre y con su prestigio restaurado después de la guerra fue Severus Snape, y era el Jefe del Departamento de Misterios en el nuevo orden mágico; atrás quedaron los años de docencia forzada en Hogwarts, él mismo había renunciado luego que Minerva tratara de restituirle su cargo como Director, en sus propias palabras "necesitaba un respiro de tanto revuelo". Su renuncia no fue desaprovechada por el nuevo Ministro de Magia, y para él el cambio sería interesante.

Irremediablemente el 1 de septiembre de 1999 Draco Malfoy abordó una vez más el Expreso de Hogwarts, sabía que por su anterior estatus como mortífago ese año sería difícil, lo que nunca esperó fue enfrentarse con el desprecio de todos, especialmente con el de los slytherins. No tenía a nadie, estaba solo; su incondicional Pansy había sido enviada por sus padres a América; las Greengrass hacían como que no lo conocían, sobre todo Astoria que hasta hace unos meses era su prometida.

Con el último aviso del tren, una azorada y jadeante Hermione Granger abordó y fue directo al vagón de prefectos; también ella estaba sola, sus inseparables se habían largado a la Academia de Aurores, Ginny Weasley no había vuelto a dirigirle la palabra desde que terminara con Ron; ella juraba que lo que la castaña deseaba era robarle a su novio Harry.

Yendo por el pasillo vio a un grupo de slytherins acosando a alguien, su espíritu de leona y su sentido de la justicia la llevaron a actuar y empezar el año restando puntos a los acosadores; su asombro fue mayúsculo al disolverse el grupo y encontrar que la víctima era nada más y nada menos que el otrora Príncipe de Slytherin: Draco Malfoy; y lo que más le asombraba es que no hacía el mínimo intento de defenderse. Le tendió la mano y ahí inició una extraña amistad que duraría todo el año y aún después.

Juntos se presentaron ante Minerva Mc Gonagall y entre los dos reconstruyeron el maltrecho cuerpo de prefectos de Hogwarts, donde era notoria la ausencia de Padma Patil y Ernie Mc Millan habían caído en la última batalla, Anthony Goldstein y Pansy Parkinson se habían ido al extranjero, Ronald a la Academia de Aurores. A eso se resumía: Ravenclaw, Gryffindor y Slytherin no tenían prefectos y Hufflepuff sólo una, dado que ella y Draco habían sido nombrados premios anuales por su impecable trayectoria académica. Esto sumado a que Minerva abolió la separación de los estudiantes por casas durante las comidas y adicionalmente la soledad que ambos experimentaban hizo que la relación entre ellos se consolidara a extremos insospechados.

Primero fue durante la orientación de los nuevos prefectos, luego cuando se encargaron de los proyectos de restauración dado que el colegio había abierto el año con las instalaciones imprescindibles para funcionar; y una vez que concluyeron se dieron cuenta que se habían acostumbrado el uno al otro: comían juntos, estudiaban juntos y realizaban sus rondas juntos. Una vez al mes, ella se reunía con Harry y Ron en Las Tres Escobas, para disgusto de Ginny, quien más de una vez le reitera a su novio que no lo quiere ver cerca de mí.