'Esa extraña pero...magnifica noche'

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¿Alguna vez haz tenido la sensación de que algo está terriblemente mal?

Quizá solo ocurrirá algo horrible...o extraño.

Baird ha tenido ese maldito sentimiento desde que llegaron a Azura de su última misión. Todo sucedía de manera diferente; las cosas no encajaban de algún modo en su sexto sentido.

Esa mañana, el mecánico había despertado más temprano de lo común: 3:15 AM - dictaba un reloj que estaba junto a su cama en una mesa de noche. Justo acababa de abrir los ojos y sentía que algo no iba como todos los días. Bueno, no es como si su vida estuviese sobre las sendas de la normalidad y lo corriente desde que lo natural ahora era que Locust y Lambent mordieran sus talones, pero definitivamente algo lo hacía sentirse incómodo e intranquilo.

Miro un par de veces más la pantalla del reloj antes de encender la luz, alargar la mano y tomar una pelota de goma que estaba junto. Estuvo durante varios minutos lanzándola contra el techo mientras estaba boca arriba, haciendo que rebotara contra la superficie y se devolviera a sus manos. La lámpara que colgaba de arriba, se tambaleaba ligeramente hacia los lados, haciendo que la luz cayera irregularmente sobre la habitacion. Un par de golpes del piso de arriba se escucharon, siendo ejecutados con fuerza contra el techo del cuarto de Baird, desprendiendo polvo de hormigón directamente a sus ojos. Se cubrió los ojos con la mano y se incorporó rápidamente.

"¡DEJA DE HACER ESO, MALDITA SEA!" una voz llena de rabia y cansancio llego a oídos del rubio, dejándolo desconcertado por unos segundos. La irritación se hizo presente en su sistema por un instante, para ser reemplazado por la resignación.

"¡LO SIENTO, BELLA DURMIENTE!" respondió Baird sin emoción aparente. Tiró la bola en algún lugar de la habitación y caminó a tientas hacia el baño mientras restregaba sus ojos. Al llegar, se recargó contra la pileta del lavabo y se quitó los restos de tierra con un poco de agua.

Uno de los pocos privilegios que tenía ahora que de ves en cuando tenían un tiempo de tranquilidad, era agua potable. Él mismo se sentía orgulloso de haber participado y casi realizado un 90% por sí mismo de todo el proyecto de restauración y circulación de Azura. Meses antes, Hoffman le había comentado a Baird que el piso cercano a la bodega de almacenamiento de recursos se había desplomado bajo los pies del guardia en uno de sus turnos de patrulla. La zona fue explorada inmediatamente por el pelotón Omega, descubriendo que bajo los cimientos del Hotel, había un túnel que conectaba una compleja red de conductos y cañerías que, en su buen momento, proporcionaban agua, electricidad y gas a toda la isla, y justo en el corazón de todo, había una gran bomba hidráulica oxidada llena de polvo y moho. El rubio fue informado el día siguiente del acontecimiento. Solo fue necesario mencionar la palabra "reparar" para que Baird estuviese listo y en su 'uniforme' dispuesto para trabajar.

Sus ojos pasaron por todo el artefacto antes de silbar de asombro. Poder y belleza resplandecía de toda la construcción de plomería.

"Qué chica..." dijo para sí mismo. Después de trabajar unas semanas, se dio cuenta que iba a ser un verdadero dolor en el trasero lidiar con un trabajo de este tipo de diseño. Sexy, pero toda una perra. El idiota que lo hizo, al menos debió dejar un manual.

Buen trabajo, pensó el mecánico.

De todos modos, se las ingenió para reparar e incluso mejorar la eficiencia y utilidad de la máquina. Ahora podían purificar y convertir el agua que los rodeaban en algo funcional para la COG y sus soldados. Un palmada en el hombro de su ego.

Tomó una toalla del barandal junto a el espejo y secó su rostro. Al quitar la toalla, pudo percibir por el espejo como una sombra pasada rápidamente frente a su puerta. El aire se escapó de sus pulmones y se giró dirigiendo su atención a el umbral.

El frío de la Noche | A Gears of War OneShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora