Capítulo 1

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Su cara es aún más hermosa que como la recordaba. Era la segunda vez que se me permitía ver a mi prometida y doy gracias a Dios por haber escogido bien de pequeño. No es que me guíe siempre por lo físico pero mi prometida era simplemente hermosa, tenía una belleza exótica, estoy seguro de que en otras circunstancias quedaría completamente enamorado de ella, pero ahora lo que siento es pena, admiración y lástima por lo que se avecinara en la vida de ella.

—Amor, ¿estás listo?—me sobresalto al escuchar a mi madre llamarme desde la puerta de la habitación.

—En un segundo.—le contestó antes de recoger mi cuaderno de dibujo e irme detrás de ella hacia nuestro auto para volver con los demás.

El refugio es donde están todos los demás gitanos, descendemos de un linaje puro y único con una tradición muy fuera de lo común, el primogénito varón de cada familia debe elegir a su futura esposa a los 10 años pero esta niña debe cumplir con unos cuantos requisitos como ser menor que el primogénito, ser saludable y fértil, para saber que cumple con los últimos dos requisitos se les da un seguimiento hasta cumplir la mayoría de edad para así saber que la chica es la ideal. La chica es vigilada por mis padres, que son muy meticulosos.

Así que aquí estoy, viéndola como tonto y sintiendo lástima por condenar a una chica a tan corta edad, para que sea mi esposa nos la tendremos que llevar a la fuerza y para hacer eso sin dejar sospechas o alguien que nos persiga debemos matar a sus familiares y simular un homicidio múltiple por parte de mi prometida, así pensarán que ella los asesinó y escapó.

No dejándole otra opción a la chica más que quedarse con nosotros, bueno conmigo.

Bajo las escaleras y llegó hasta la entrada de la casa, mis padres me esperan en una camioneta gris.

—Tranquilo campeón, mañana la tendrás solo para ti.—me dice mi padre al subir a la camioneta—¿Estás nervioso? Tienes derecho a estarlo, yo estaba muy nervioso cuando me casé con tu madre ¿No es así, cielo?

Mi madre solo se sonríe nerviosa. Ella fue escogida con tan solo 7 años, sus padres eran multimillonarios y no le prestaban atención debido a sus negocios, cuando cumplió la mayoría de edad y mi padre se casó con mi madre, ella estaba muy tranquila y nunca se resistió. Supongo que eso fue lo que sucedió porque no se les permite hablar mucho a las madres, tampoco tienen el derecho de irse o no querer hijos.

Odio eso, la idea de arruinarle la vida a una mujer de esa manera, arrebatandole todo pero sé que no tengo opción, si me niego a hacerlo mataran a mi madre y harán que mi padre contraiga matrimonio con otra mujer para tener un hijo que "si sirva" . No quiero que mi madre muera pero tampoco quiero hacerle eso a está chica.

Montados ya en la camioneta nos dirigimos hacia el refugio, un largo camino en silencio.

****

Al llegar al refugio, un lugar muy dentro de las montañas veo que ya es de mañana, se nos permite hacer las visitas en la noche nada más, por eso mi ceremonia será mañana al amanecer, a media noche irán por Kaela. Siguiendo el plan y la táctica que ha funcionado por años para traerla sana y salva, dejando atrás todo lo que ella considera suyo.

Vuelvo a ver hacia todos lados y me doy cuenta de cuánto adoro llegar a casa. Puede que tengamos costumbres raras y que vivamos alejados de la civilización pero adoro este lugar.

Vivimos en un bosque donde abunda la fauna y flora, cada uno tiene sus casas, y no, no son en nuestras camionetas hippies mientras fumamos marihuana, nuestras casas son de madera tipo cabañas pero en los árboles para protección de los depredadores. Cosechamos, cazamos y cocinamos nuestra comida, somos civilizados, paganos y creemos en los elementos y no en un Dios, o en eso cree mi pueblo.

—¿Sebastián?—siento unos dedos pinchar mis cosquillas, es Isobel, mi mejor amiga—¿Cómo te fue?

Ella sabe cuánto odio toda esta tradición y hacerle todo esto a Kaela.

—Hablemos en otro lugar— le contestó.

Nos dirigimos rápidamente hacia nuestro escondite secreto, una vieja casa del árbol que hicimos cuando teníamos diez años, justamente después de que elegí a Kaela en el supermercado, de hecho lo recuerdo como si fuera ayer.

Mi padre acababa de explicarme a mi y a todo el pueblo sobre la tradición: El primer varón primogénito de cada familiar deberá escoger a su futura esposa no gitana a los 10 años cumpliendo las condiciones de ser menor o de edad similar a él, fértil y saludable. El día que cumplí los 10 años fuimos a un supermercado a buscar a mi futura esposa, estaba aterrado, no quería ese peso de elegir a alguien con quien debería pasar el resto de mi vida de esa manera y mucho menos hacerle eso sin su consentimiento, pero en cuánto vi a una niña de unos 8 años aproximadamente, concentrada tratando de cuidar a unos niños menores de 4 y 6 años en la sección de niños, fue como si algo en mi se tranquilizara, sentí la necesidad de hablarle.

La niña era de pelo negro, con una piel más blanca que la de Blanca Nieves y unos ojos más azules que el mismo cielo, quedé embobado por su belleza aún cuando yo solo era un niño sin conocimientos de nada. La elegí a ella, sé que no debí pero lo hice y desde ese momento supe que no me perdonaría por el resto de mi vida.

—Tierra llamando a Sebastián...un, dos, tres, cuatro.— escucho que me llama Isobel.—Otra vez te pierdes en tus recuerdos apenas entramos a la guarida-me reclama cruzándose de brazos.

—Lo siento, el día se acerca y sinceramente no quiero hacerle eso y no sabes cuanto te envidio.—le contestó.

Isobel es la primogénita de su familia pero es mujer y por ello es que ella no debe elegir esposo de esta manera, sólo se enamora de alguien y crea una relación.

—La suerte de la fea el rico la desea.— me contesta tirando un beso al aire.

Soy hijo único y tenerla a ella hace que sobreviva cada día, es mi ancla y yo soy la suya.

—No soporto verte con esa cara de ratón muerto, enséñame tus dibujos, así tu ánimo mejorará.

Soy bueno dibujando, muy bueno en realidad y siempre retrató cosas insignificantes y caras de personas muy valiosas para mí

Le paso mi cuaderno de dibujo y ella queda embobado con los retratos que le he hecho a Kaela mientras dormía

—Eres un puto acosador, ¿sabes? Esto se penaliza en la ley de fuera.—bromea.

Yo río sabiendo que es cierto.

—Somos un montón de bichos raros por si no lo sabías, Is.—respondo riéndome.— Y eso te incluye a ti.

Ella ríe para después golpearme el hombro y por último darme un abrazo, noto que sus manos tiemblan.

—Te amo lo sabes, ¿verdad? Estoy siempre para ti y si decides hacer cualquier locura para evadir toda esta tradición estúpida quiero que sepas que cuentas conmigo.— me dice mientras me abraza.

—Lo sé, Is, lo sé.— digo mientras la abrazo de vuelta.

Como les dije, no sé que haría sin ella.

¿Secuestrada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora