Kaela
Habían pasado semanas desde la boda. Sebastian y yo nos habíamos mudado a otra cabaña/casa del árbol en la que según la gente de este pueblo nos mantendríamos casados, felices y pronto con hijos.
Yo llevaba días sin salir de la habitación, Sebastian era muy comprensible y se lo agradecía, porque la verdad no sé como he podido sobrellevar toda esta locura. Creo que en algún punto sigo pensando que nada es real, que en cualquier momento despertaré en un cuarto de hospital donde estarán mis padres y amigos para decirme que todo fue mentira, que estuve en coma por varias semanas, meses o inclusive años, aceptaría cualquier otra realidad menos ésta en la que soy como una vaca más para este ganado de psicópatas.
Aunque por otro lado, de esta realidad torcida, estaba Sebastian, el cual solo entraba a la habitación para dejarme comida y ropa limpia. No me forzaba a nada, y estaba tranquila porque sabia de noticias, libros y testimonios que cuando te secuestran hacen todo lo posible para lastimarte y sacarle provecho a tu cuerpo.
Me aterraba el pensar que podría dejar de ser bueno de la noche a la mañana o mejor dicho, demostrar su verdadero ser, llegando a aprovecharse de mí, pues ¿Quien lo detendría? Ahora le pertenezco a él y solo a él.
Había dejado de recibir visitas de Isobel desde el día de la boda y se lo agradecía, porque sentía que tenia que pensar al respecto sobre la vida que me depararía en este lugar, si no lograba escapar con la ayuda de Sebastian y su madre. Tampoco es que habíamos hablado mucho, y eso implicaba no hablar del todo sobre el plan para sacarme de este lugar. Mi cabeza era un lío y aunque fuera posible de creer no paraba de pensar en mi miserable vida y desear estar allí mismo lidiando con las cosas que cualquier adolescente vive, aunque mi vida no era la de cualquier adolescente si lo pensábamos bien.
Los pequeños golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
—Kaela, soy yo, Sebastian.—siempre venia a esta hora a saber como estaba, si no me había hecho daño según él.
—Pasa.
En cuanto entro note su incomodidad. Estas ultimas semanas había aprendido a reconocer sus gestos, cuando mentía, cuando tenia miedo, cuando estaba avergonzado y cuando estaba triste, era algo que se me daba bien; el estudiar a las personas y sus gestos.
—¿Qué sucede, Sebastian? ¿Pasa algo malo?
Él tenia la costumbre de tocarse mucho las manos cuando debía de decir o hacer algo de lo cual se sentía incomodo o no quería, así que eso me dio un muy mal presentimiento.
—Hay una cena esta noche... —titubeo—y debemos ir como futuros esposos, y esposos simbólicos. —si no fuera por la situación lo vería tierno, me refiero a su manera de presentarme las tareas asquerosas de esta comunidad, pero ahora lo menos que quería era ir a esa estúpida cena.
—No iré.—sabia que me comportaba como una mimada, estaba secuestrada y los secuestradores se habían portado muy bien conmigo e incluso si no mentían estaban planeando sacarme de aquí y eliminar esa tradición, pero no deseaba salir de la habitación y lidiar con todo, no ahora.
—Sé que no deseas ir, que te resultará incomodo y horrible estar con nosotros pero si no vamos sospecharán, sabrán que no hemos consumado el matrimonio.—al decir lo ultimo bajo la cabeza y pude notar que se ruborizó.
Consumar el matrimonio implicaba intimidad, algo que en definitiva no había tenido con él.
Aunque sí con tu ex el infiel y promiscuo, me reclamo mi subconsciente.
Esta vocecita estaba tomandose mucha libertad y hablando mucho ultimamente.
Lo pense unos minutos, mientras Sebastian seguía mirando aún ruborizado el suelo. Estoy segura que estaba imaginandonos en situaciones +18. Acepté ir. Si no lo hacia seguramente darian por sentado que no habíamos consumado el matrimonio y eso era uno de los miedos más grandes que tenía, que me obligarán a tener sexo con él o pero aún, me obligaran a tener sexo con él mientras todos lo ven para asegurarse que realmente se consumo, como lo hacía la familia real hace muchos pero muchos años.
ESTÁS LEYENDO
¿Secuestrada?
Любовные романыEn esta historia se presenta una raza muy distinta de gitanos con una tradición fuera de lo común. Lucas quien pertenece a esta raza de gitanos planea romper con esta tradición para así liberar a su madre y ahora futura esposa la cual según su puebl...