Capítulo 3

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La maestra Oliva (mejor conocida como "Poff" debido a su similitud con La Maestra Poff de Bob Esponja) terminó de dar su aburrida clase de español. El timbre de receso sonó, guardé mis cosas en mi mochila y salí de su salón.

Bajé las escaleras del segundo piso de uno de los edificios y me dispuse a ir a comer con Los Estúpidos. Mientras cruzaba la plaza principal de la escuela, Gus y Marcus me alcanzaron.

-¿No comes con nosotros? -me preguntó Marcus.

-Gracias, pero no -contesté-. Tengo una horrible rutina que cumplir.

-Bueno... -dijo Marcus, mientras empezaba a acelerar el paso- Te dejamos.

Los vi desaparecer entre la multitud de adolescentes. Aceleré el paso. Cuando llegué vi a Miguel sentado al lado de Brenda, una de las chicas más populares de mi salón y de la escuela. Recuerdo que durante un tiempo le hablé a Brenda, pero rápidamente me di cuenta de que las chicas populares y los marginados sociales como yo no hablamos el mismo idioma.

Miguel y Brenda estaban abrazados y posteriormente procedieron a besarse. Y esa fue la última vez que vimos a Miguel con vida, pensé, tal vez les parezca ridículo, pero parecía que se querían comer el uno al otro.

-Hola, Romeo -me dijo Edson cuando llegué.

-¿Romeo? -pregunté.

-¿Ayer? -dijo-. ¿Tú y Wendy? En serio, wey, tienes que darme clases de ligue.

Imbécil, pensé.

Una chica de mi salón llamada Aranza pasó en ese momento al lado de nosotros y mi lado oscuro se apoderó de mí.

-¿Por qué no me enseñas tú a mí? -dije con una sonrisa malvada en mi cara.

Edson frunció el seño, claramente estaba confundido por lo que acababa de decir.

-¡Aranza! -grité.

De inmediato la chica volteó, ya había hablado con ella antes, por eso no me resultó difícil hacerlo en ese momento. Al parecer Edson entendió, porque se puso detrás de mí y dijo:

-Si te atreves a hacerlo... Te juro que...

Le hice una seña a Aranza para que se acercara. Cuando estuvo frente a mí pude sentir la emoción recorrer todo mi cuerpo.

-¿Sabes qué clase tenemos después? -pregunté.

-Química -contestó.

-Gracias -dije, y después se fue.

Seguramente se preguntarán "¿Por qué no lo hiciste, Gali? Ese pobre chico feo iba a quedar en ridículo y podrías reírte en su cara". No lo hice porque estaba seguro de algo: por más malas y crueles que las personas fueran conmigo, yo nunca les haría lo mismo que ellos me hicieron a mí.

Cuando voltee, Edson me miraba como si quisiera matarme.

-Jódete -fue lo único que dijo.

Los asquerosos ruidos de las lenguas de Miguel y Brenda llamaron mi atención. ¿En serio no han dejado de besarse desde que llegué?, pensé.

Los miré durante un rato. Debo admitirlo: una parte de mi se sintió celoso. Algo que define a una pareja de novios es la confianza y las hermosas charlas entre ellos. Yo no quería una novia (de hecho, nunca me había interesado tener una, llegando al grado de que mis conocidos pensaran que era asexual), simplemente quería un amigo.

A veces sólo necesitamos a alguien que esté ahí. Sin solucionar nada, ni hacer nada especial. Alguien en quien confiar y que nos brinde su apoyo. Y un verdadero amigo te brinda eso y mucho más.

Después de ese pensamiento bastante poético, fui por mi comida y esperé a que la jornada escolar terminara.

***

Eran ya las 4:30 de la tarde. Esperaba el autobús hacia mi casa, cuando vi a Miguel varios metros adelante, caminando en dirección hacia mí. Se detuvo frente a mí, chocamos las manos y dijo:

-Voy a casa de Brenda. Acompáñame.

¿Van por el segundo "round" de besos apasionados sin límite de tiempo?

-¿Para qué quieres que te acompañe? -pregunté- ¿Tienes miedo de perderte o qué?

-No seas ridículo. Cuatro de sus amigas van a estar ahí y me da pena llegar solo. Y tal vez te pueda presentar a alguna.

-No -contesté-. Tengo que llegar rápido a mi casa.

-Vamos. Está bien, no te presento a nadie, sólo acompáñame a la entrada de su casa y te puedes ir. Sólo te robaré diez minutos.

Terminé aceptando sólo porque no tenía nada mejor que hacer.

Caminamos un par de cuadras hasta llegar a la entrada de una casa de dos pisos.

-Es aquí -dijo Miguel-. El cuarto de Brenda está en el segundo piso, donde está ese balcón. Hazme un favor: ¿puedes gritarle a Brenda para que salga?

-¿Por qué quieres que haga eso? Se supone que tú eres el que viene a verla, no yo.

-No sabes cuánta pena me da -contestó.

¿Estás seguro de que eres heterosexual?, pensé.

Crucé al otro lado de la calle, miré hacia arriba y pude ver mejor el balcón que Miguel había dicho.

Me sorprendí al ver a una chica recargada en el borde, de espaldas hacia mí. Brenda era una chica morena, alta y de pelo extremadamente rizado; esta chica no. Ella era pequeña, delgada, tez morena clara, de pelo largo, lacio y con una hermosa combinación de colores negro, castaño y pelirrojo.

Había visto a esa chica antes. La vi en fotos de Facebook. Sabía quién era.

-¡Mariana! -grité.

Ella volteó y yo la saludé moviendo la mano en el aire de un lado para otro. Ella alzó los dedos de su mano derecha, haciendo el símbolo de amor y paz. Una sonrisa estúpida apareció en mi cara.

-¿Puedes decirle a Brenda que Miguel está aquí? -dije.

Ella asintió y entró en la habitación. Segundos después se escuchó un "¡Uhhh!", parecido al sonido que hacen las sirenas de las ambulancias. Claramente eran las amigas de Brenda haciéndole burla.

Se escucharon las pisadas y los gritos de las chicas al bajar las escaleras.

Era obvio que Brenda y todas sus amigas -incluida Mariana- iban a salir de la puerta que estaba frente a mí.

Podría hablar con Mariana. Podría conocerla realmente y tal vez podríamos se buenos amigos. Podría tener una amiga.

Un extraño hormigueo recorrió mi cuerpo y esbocé otra sonrisa tonta, seguida de una pequeña carcajada.

Pero... ¿Y si se burlaba de mí? ¿Qué tal si se quedaba asqueada al ver mi cara llena de acné? La emoción desapareció y el nerviosismo ocupó su lugar.

La puerta se abrió y Brenda fue la primera en salir. Corrió hasta Miguel y empezaron con su enjuague bucal.

¿Qué debía hacer? ¿Me arriesgaba a acercarme a Mariana o me iba en ese mismo instante?

Las tres primeras chicas salieron. Ninguna era Mariana.

¿Qué hago?, pensé. Tenía que decidir, pero tenía que hacerlo rápido, porque Mariana saldría en pocos segundos.


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Hola.

Emmm... No sé qué poner. Normalmente Fabiola es la que pone el recado final.

Hasta el próximo capítulo :v

Fabiola y Aldo fuera.



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