Yo no era precisamente la chica más bella, mi cabello negro y ondulado hasta la cintura podía llegar a ser el más grande desastre visto por el hombre, mi tez era tan pálida como la nieve, mis labios un poco carnosos y rojos, mi nariz era un poco respingona, pero una caída en mi bicicleta la había destruido, mis abuelos insistían en que era mi imaginación, pero el espejo no miente. Lo único que me agradaba de mi misma eran mis ojos verdes y las pocas curvas que poseía, de las cuales no podía presumir tanto, mis pechos no eran como para lucir grandes escotes, aunque ciertamente no eran pequeños. Aunque podía decir que luego de aquello, mis piernas y mi pequeña cintura acompañaban bastante mi muy bien dotado orgullo, no estaba tan mal, tampoco estaba excepcional.
Él era algo atractivo, aunque demasiado reservado y egocéntrico. De no ser por su terrible personalidad él hubiera podido llegar a ser el chico de mis sueños, con sus facciones masculinas pero a la vez delicadas, ese brillo travieso y extremadamente tierno de sus ojos azul grisáceo, nada podía compararse con esa sonrisa perfecta que poseía, su cabello castaño oscuro siempre lucia perfecto, a pesar de llevarlo despeinado de vez en cuando.
Yo lo conocía bien debido a que los dos crecimos en Filadelfia, ¡Que viva el amor fraternal! Nótese mi sarcasmo en esta frase, nosotros no nos llevamos bien desde hace años, y recuerdo bien la razón. De niños nuestros abuelos vivían en la misma calle, una vez llegamos a vacacionar juntos.
Cuando teníamos aproximadamente once años en un juego de verdad o reto me toco besar a Jake Bay, el chico que me gustaba, él es dos años mayor y demasiado lindo hasta hoy en día. Puedo recordarlo como si hubiera sido ayer, fue uno de los momentos más vergonzosos de mi vida.
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-Te toca, Leah- Samantha estaba dirigiendo el juego, era mi mejor amiga- ¿Verdad o reto?- una sonrisa traviesa adorno su cara pecosa, ella sabía que yo elegiría verdad-Y si eliges verdad-se acercó a mi oído y cubrió este con sus manos, iba a susurrar algo que nadie más podía escuchar-te preguntare si ya has besado a alguien-me puse muy nerviosa, tengo once años, no se supone que haya besado a alguien ya, ¿O sí? Mi cara tomo color, ¿y si Jake se reía de mí?
-Elijo reto-me apresure a decir sin respirar, Oh no, no has dicho eso Leah Marie Johnson, no lo has hecho. Todos soltaron risitas nerviosas, incluso Jake. Mi cara tomo mucho más color, Jake me brinda una sonrisa tranquilizadora, se la correspondo, aunque sea por solo tres segundos, la pena me hace bajar mi cabeza escondiendo mi rubor.
-Leah- dirijo mi mirada a Jake- Te reto a besarme-ahogo un grito, todos comienzan a reír y silbar, Sammy me da un codazo, no puedo siquiera respirar, solo asiento rápido. Jake comienza a acercarse y todos callan, mis nervios están a punto de matarme.
Pero él no podía dejar que eso pasara, claro que no.
Cuando estoy sentada sobre mis piernas, esperando a que Jake me bese, suena un estruendo horrible, solo escucho las risas de todos, Cameron tiene la mano en su axila y ríe a carcajadas
-Leah se ha cagado a medio beso- siento que podría morir, cierro los ojos nuevamente en un intento de desaparecer- Leah es una cagona-todos ríen aún más- ¿Qué haz comido hoy, cagona?-siento mis ojos húmedos y la cabeza me palpita con fuerza.
-Prefiero ser una cagona a una idiota como tú, Cameron- logro pararme e intento correr, pero me doy vuelta y regreso a pegarle una buena cachetada a Cameron, todos ahogan un grito, yo solo me voy corriendo y rompo a llorar cuando me doy cuenta que he corrido una cuadra entera y he llegado a la casa del árbol de mis abuelos, Jake jamás querrá besarme de nuevo. Siento como alguien está detrás de mí a los pocos minutos.
-¿estás bien?- la voz de Cameron interrumpe mi llanto, me sorprende el hecho de que no esté jalando mi pelo como venganza.
-¡VETE CAMERON!-comienzo a cabrearme, el llanto me nubla la vista aún más, pero me niego a dejar que me vea llorar el mayor idiota de Philly.
-No quería hacerte llorar
-Pues lo has hecho -volteo a verlo con una expresión seria pero llena de coraje e ironía- cuando iba a besarle- dije esto en un susurro dudo llegue a escuchar. Cameron se sienta a mi lado, viendo a la ventana que da al cielo, mi abuelo quiso que pudiera acostarme y ver las estrellas siempre, pero a esta hora solo se ve el atardecer, el sol está apunto de meterse, el cielo va de tonos rojizos y naranjas a tonos lila, es precioso.
-Lo siento, esa no era mi intención es solo que no supe que más hacer-no es hasta ese momento en que me percato de los ojos rojos e hinchados de Cameron, justo como los míos. No puedo entenderlo, lo veo expectante, no comprendo siquiera que hace aquí, ¿burlarse es lo que quiere?- es solo que no quería que Jake te besara- mi cara muestra confusión y enojo, debo estarlo asustando con este ceño fruncido y mi actitud a la defensiva- cierra los ojos, Leah- iba a negarme, pero entonces solo me rendí, ya no tengo ganas de ni de contradecir a este idiota- Bien, no los abras- solo niego, aun con los ojos cerrados, espero un rato, y cuando me desespero y estoy a punto de abrir mis ojos, siento como sus labios chocan con los míos, pasamos así como quince segundos, sin respirar, hasta que solo me separo y me aproximo a salir de la casa del árbol, acabo de besar a Cameron Butterfield, ¿qué coño pasa conmigo?
-Gracias- no digo nada más, comienzo a preguntarme por qué le agradezco, no es como si me gustara el beso, supongo. Pero al empezar a descender él toma mi mano, mi corazón se acelera, ¿por qué no me deja en paz?
-Nadie debe saber de esto- asiento, nadie va a saberlo, definitivamente- Ni siquiera Samantha-asiento de nuevo y trago duro, el me deja ir. Trepo por la enredadera hasta mi habitación y cinco minutos después el baja de la casa del árbol y se va a su casa.
Al parecer a la madre de Cameron no le ha gustado ver a su hijo con la mejilla hinchada y roja, debido a que media hora más tarde mis abuelos hablaron con ella, me hicieron disculparme con Cameron por pegarle y él tuvo que disculparse por haberme dicho cagona, luego de eso no volvimos a hablar más nunca. Ambos fuimos molestados el resto de las vacaciones, , al parecer que te pegue una niña un año menor puede resultar muy gracioso para los demás, aunque que te digan cagona no se queda atrás.
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Cameron consiguió entrar a un prestigioso internado luego de aquello, llegaba a visitar a sus abuelos en las vacaciones, cada vez menos tiempo. Luego de ese verano se alejó de todos nosotros, al parecer no éramos tan buenos como sus nuevos amigos. Afortunadamente es el único que se ha alejado, a pesar de que Jake asiste ahora a la universidad de Pensilvania y solo nos vemos en las vacaciones de navidad. Todo es tranquilo, mi vida es tranquila, me gusta cómo marchan las cosas.
Demasiado bueno para ser verdad.
La paz no iba a durar mucho de todas formas.

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Jugando con Leah
Teen FictionCameron podría tener a cualquier chica a sus pies, pero no a Leah. Esta misma se ha vuelto su reto personal, hará cualquier cosa para tenerla, hasta jugar sucio. Leah ha jurado nunca más caer ante un chico como Cameron, por lo cual el juego es mucho...