Jugando con Leah

Feliz verano, Leah.

-Johnson- alce la cabeza al maestro, Sydney, el típico maestro gilipollas, el típico ser humano que simplemente no soporto-Despierte para la última clase del año al menos- todos soltaron unas pequeñas risas, no es una mentira que duermo en clase de matemáticas la mayor parte del tiempo, esto es como abuso mental, ¿Quién en su sano juicio da clase de matemática una hora antes de que empiece el verano? Suelto un bufido y apoyo la frente en mi mano, esta será la clase más larga de la vida, no tardó mucho en cerrar los ojos.

-Leah, levanta- siento como sacuden mi hombro- abre los ojos preciosa- ignoro a quien intente despertarme, no quiero hacerlo.- estamos a cinco minutos de acabar el año escolar, no te pierdas esto- basta con escuchar que casi es hora.

Me levanto de un salto y Samantha ríe por lo bajo. Comienzo a guardar mis cosas descaradamente, veo alrededor del salón y todos están ansiosos por acabar este año infernal. Todos ven expectantes los relojes en sus muñecas, ¿Cuál será la próxima jugada de Samantha Davenport? Mi mejor amiga es definitivamente una bestia con las bromas, no se sabe que esperar, menos para esta ocasión tan especial. Este anciano está a punto de conocer lo que es empezar bien el verano.

-Diez, nueve- el profesor Sidney se voltea y nos ve confundido, furioso y prepotente- ocho...

-Johnson, Davenport- su tono es tan falso y su cara risueña es el sarcasmo en carne y hueso- falta un minuto para que acabe el año escolar, hagan algo bien al menos- Samantha salto de su asiento al solo escuchar la última frase, oh no, no dijiste eso, Sydney.

-Cinco- todos se unen a nosotras, aunque en realidad no saben porque lo hacen, pero valdrá la pena, Samantha se esmeró esta vez. Alzo una ceja y le sonrió al inepto frente a mí, Samantha comienza a acercarse sigilosamente al profesor y le pone nervioso, saco de la parte trasera de mis jeans un silbato que lanzo a Samantha y varios gorros de cumpleaños en forma de cono, todos están confundidos, le paso dos a Samantha y lanzo los demás luego de colocarme uno.

-Uno-la cuenta regresiva acaba.

Llego la hora.

-QUE TE DEN SYDNEY- lo grita tan fuerte como puede y el timbre suena, el año acabo, parece que se te atraso el reloj, imbécil. Todos gritan y lanzan papeles por todos lados, la mejor parte viene cuando tomo mi mochila y la de Samantha para irnos, avanzo a paso rápido y llegamos a la puerta.

El tiempo se pasa en cámara lenta mientras la mano de Samantha toma el pomo y lo gira.

En ese mismo instante un cubo con porquería marrón verdoso y apestosa se derrama sobre Sydney. Samantha y yo soltamos una carcajada y chocamos las palmas.

-Feliz verano, Sydney- y luego de que dijera esto salimos al pasillo donde el caos continúa. Me despido de mucha gente irrelevante que veré hoy en la fiesta de fin de curso. Al salir por la puerta del colegio noto que Stefan nos espera en su jeep. Stefan es mi primo y el actual novio de Sam. Samantha siempre ha sido una chica lista, espero más de dos años a que Stefan se fijara en ella y no se han separado desde entonces.

Después de ver cómo le han afectado las tantas relaciones y aventuras  que el llego a tener tenía miedo de que Stefan fuera a romperle el corazón, le encantaba jugar con las chicas, pero ya llevan casi dos años juntos y cada día se les ve más enamorados. Stefan asiste a una escuela privada gracias a una beca, al ser este su último año ha decidido enlistarse en vez de entrar a la universidad y seguro casarse con Sammy antes de su primera misión. Stefan se mudó con los abuelos y conmigo hace casi seis años tras la muerte de sus padres en un accidente automovilístico. Stefan ha sido siempre mi mayor apoyo y juntos nos hemos ayudado en las depresiones, gracias a él y a mis abuelos estoy donde estoy.