¡Que Miedo Tengo!

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- No, es una broma - Dijo Reika sarcástica.

- ¿¡Qué has dicho!? - Exclamó White con el ceño fruncido.

- Q-que sí a-aceptaré la beca - Respondió Reika asustada.

- ¡Perfecto! - White sonrió - En una semana será tu vuelo, hasta pronto - White salió de la habitación.

- Adiós - Dijo Reika aún sentada, asimilando todo.

Aquella semana pasó bastante rápido, claro está, eso sintió Reika.

El día lucia hermoso para ella y aunque se sentía nerviosa, ya que sería la primera vez que se subía en un avión, nada lograba opacar la felicidad que sentía...o bueno eso creyó hasta que, básicamente, se perdió en el aeropuerto.

Sin saber cómo, Reika llegó al avión y ubicó su silla; se encontraba poniendo un bolso de mano en el maletero cuando vio un chico rubio y de ojos azul zafiro mirando en su dirección.

- ¡Hola! - Dijo el guapo joven.

- Debe estar hablándole a alguien más - pensó Reika, le dio la espalda y tomó asiento.

El chico en realidad sí le hablaba a ella, él se llamaba Terry y al igual que Reika, iría a estudiar a la universidad que dirigía Mr White.

El vuelo para Reika fue aburrido, a excepción del despegue, ya que casi se le sale el alma por la boca, después de todo, el primer vuelo es el primer vuelo.

Tan pronto bajó del avión caminó en busca de sus maletas, las mismas tardaron mucho en aparecer; apenas las recogió pensó que, como no había ido nadie a recogerla aparentemente, debería tomar un taxi o algo. Fue a la salida, allí la abordo un hombre con un traje elegante.

- ¿Señorita Reika? - le preguntó el hombre poniendo su mano sobre su delicado hombro.

- Sí, s-soy yo - Le respondió un poco asustada.

- Mr White me ha enviado a recogerla, así que por favor, sígame - El hombre empezó a caminar directo a una limusina negra.

- ¿Nos vamos a ir en esto? - formuló Reika quien ya estaba frente al auto.

- Sí - Respondió el hombre - Ahora, por favor suba - Dijo abriéndole la puerta.

Reika lo miró, asintió con la cabeza y se subió.

Dentro de la limusina se escuchaba una obra de Beethoven, Moonlight Sonata para ser precisos, Reika la reconoció de inmediato, pues era una de las que más le gustaba; pensaba que era una obra muy bella, que transmitía muchos sentimientos a través del sonido de un nostálgico piano; le encantaba. Mientras escuchaba se puso a pensar...

- ¡Que miedo tengo!, pero no importa, debo superarlo si espero que me vaya bien, esto es algo grande y debo afrontarlo como la chica de 17 años que soy, no sólo para hacer sentir orgullosos a mis padres sino también para poder cumplir mis sueños -

El auto frenó haciendo un ruido curioso, lo único que ella pudo pensar fue - ¿Ya llegamos?, ¿Tan pronto? -. Miró a través de la ventana, vio una gran puerta y detrás de la misma un gran edificio, a su parecer, muy victoriano. El chofer le abrió la puerta del automóvil, ella salió y avanzó en dirección a Mr White, quien se encontraba frente a la gran puerta.

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