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Tomlinson.
Día 1: Jueves.
Vacaciones de invierno, lo que más odiaba en estas épocas no había mucho que hacer y tampoco me gustaba salir de vacaciones. Sentado en el sofá de mi casa me desesperé , tome a Quincy y decidí llevarlo al parque conmigo, era mi única opción en estos momentos.
Salí dando algunos trotes bajando mi entusiasmo hasta caminar con Quincy a mi lado; llegamos al parque, ¿lo más raro? no había ni una alma, todo estaba tan tranquilo como para ser vacaciones de invierno. Mire mi reloj considerando que tal vez era muy temprano y no, no era así, eran las 12 del mediodía, seguro alguien tendría que estar por aquí; me senté en una de las bancas sin hielo observando a Quincy husmear por todos lados, una vez que ya no lo logré ver comencé a buscarlo por todo el jodido parque. No estaba. La desesperación me carcomía.

¡Quincy! –gritaba mientras iba caminando en lo miserable que sería mi vida sin ese animal.–¡Quincy! –esta vez aún más desesperado decidí sentarme en una roca a punto de llorar. Pero no lo hice, note que alguien estaba parado frente a mi, seque las pocas lágrimas que cayeron y lo observe lentamente: tenía unas piernas largas, muy ancho a decir verdad pero su rostro, joder, era de un ángel divino: esos preciosos ojos color esmeralda, sus pestañas y su ceño fruncido ante mi reacción. ¡Tenía que reaccionar!. Vi lo que cargaba en brazos, no puede ser. –¡Quincy! –se lo arrebate de los brazos lo más ágil que pude y lo abrace a más no poder.– ¡me has dado un susto horrible! –cargue a Quincy poniéndolo frente a mi regañándolo con una cara severa que se rompió al instante al oír una segunda voz.

Bueno, creo que ya cumplí mi deber. –sonrió el extraño, una de las sonrisas más hermosas que he visto en mi vida, inclino su cabeza y beso la cabecita de Quincy.– Tal vez nos veamos en otra ocasión –desordenó mi cabello, ¡eso nadie lo hacía!.

¡Hey! No toques –le di un fuerte manotazo intentando disimular mi enojo y que lo tomara a broma.– Déjame pagarte por haberlo encontrado, tú dime que es lo que quieres y juro que lo comprare. –sonreí algo nervioso al ver su semblante mientras pensaba. Todo un Dios griego. Baje a Quincy al suelo aprisionándolo con mis piernas.– ¿Y bien?

Sonrió, si seguía haciendo eso yo podría irme a la cama con él justo ahora, pasaron un par de segundos para que él me rodeara lentamente observándome de arriba a bajo. Me sentía acosado. Pero me gustaba. –Una cena, tú y yo en uno de los restaurantes más lujosos de Londres, ¿qué dices pequeño? –tomo mi mano dejando un pequeño beso en los nudillos. Morí, literalmente.– ¿o acaso te asusto? –me sostuvo de la cintura pegándome a él mientras me susurraba al oído.

N-no, solo que- que no sé ni siquiera tu nombre y me gustaría mucho saberlo si me vas a llevar a cenar –hable lo más torpemente que pude haber hablado en toda mi jodida existencia. Me separé un poco de él, solo un poco, lo miré a los ojos perdiéndome largos segundos en ellos, aunque al parecer a él le pasó lo mismo; me pego aún más a él, juro que pude sentir sus palpitaciones golpeando a las mías. Todo estaba tan tranquilo hasta que él habló.

Harry Styles, encantado –murmuró cerca de mi cara, lo sé porque sentí su aliento cerca de mi cara.– Debo decir que eres el hombre más precioso que jamás he conocido en este jodido universo. –beso la comisura de mis labios mientras su mano, en mi espalda baja, la acariciaba con mucha lentitud.

Me sonroje, como un jitomate, porque nadie jamás en esta vida me había llamado de esa manera y mucho menos alguien tan atractivo como Harry Styles.– Louis Tomlinson y gracias jamás me habían llamado así. –fui torpe al hablar, de nuevo pero al parecer él no se dio cuenta, tal vez porque tenía la cabeza baja, o tal vez porque a pesar de eso no lo mire a los ojos. No lo sé y no lo quiero saber porque maldición, sería un sonrojo extremo.– Lo olvidaba, gracias por salvar a Quincy. –sonreí mirando al pequeño animal, al alzar mi vista me topé con la agradable y penosa imagen de que estábamos a tan solo unos milímetros de distancia.

Louis Tomlinson, te espero hoy a las 20:00 hrs en el The Flightlee, espero verte ahí, encanto. –sonrió antes de besar la comisura de mis labios, se separó para luego darse la vuelta y comenzar a caminar. Al andar casi cerca de la salida del parque se volteó para gritar.– No faltes.

No lo haré –le grite de vuelta, sonreí como un estúpido, tome a Quincy cargándolo yendo rumbo a casa, en el camino iba cantando una canción que ni siquiera recuerdo el nombre.
Al llegar a casa baje a Quincy quien corrió a su cama para dormir, me tire en el sofá quedando inconsciente por unas horas. Al despertar note el reloj en la pared que eran las 19:30, me levanté y corrí hacia la habitación tirando casi todo lo que había a mi paso, al llegar quite toda mi ropa metiéndome al baño, puedo jurar que fue una de las duchas más cortas y rápidas que en mi vida me había dado, envolví una toalla en mi cintura y salí, venía el desafío final, escoger mi ropa. Saque al rededor de 10 trajes, ninguno me gustaba, me senté en el suelo con frustración, decidí caminar hacia el armario de camisetas y jeans, ¡y ahí estaba! el traje que había usado en la boda de mi mamá; me lo puse tan rápido que al terminar tuve que sentarme a respirar, me levante finalmente con la respiración normal y comencé a peinarme con algo de gel quedando con un tupé en la cabeza. Salí de la habitación tomando mi cartera y mi celular, deje comida suficiente en el plato de Quincy y subí en mi auto yendo al restaurante. Tal vez sea una noche interesante..

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2015 ⏰

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