Frente al espejo.

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Aquí,
ahora,
las cicatrices y yo.

Mirar mis muñecas y encontrarme con cicatrices. Qué ironía, provoqué estas cicatrices pensando que así me libro del dolor que guardo dentro, y acabó siendo lo contrario, sólo guardaba más dolor.

Mirar mis ojos y encontrarme con unas ojeras marcadas y unos ojos inyectados en sangre que guardan noches en vela llenas de lágrimas por sentir un vacío enorme en un cuerpo tan pequeño.

Mirarme de arriba a abajo, y odiarme por todas mis decisiones que me obligué a tomar y aún sabiendo que era un error, fui detrás de la decisión errónea.

Lágrimas entre letras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora