Emma entró corriendo al recinto de la Academia Birdwhistle, hacían diez minutos que habían empezado las clases, así que los pasillos estaban desolados. Apresuró el paso para no llegar más tarde de lo que ya iba, porque además debía detenerse un momento para sacar su libro de Cálculo. Cuando iba llegando a su taquilla, dos personas captaron su atención. Frenó de repente, observando perpleja como una pareja se besaba desvergonzadamente contra los casilleros. Hizo una mueca al descubrir que estaban apoyados contra su taquilla.
Permaneció congelada por varios segundos, no se atrevía a interrumpirlos, pero necesitaba el libro y tampoco podía retrasarse demasiado tiempo. Tomó aire, se acercó a ellos poco a poco y se aclaró la garganta. Ambos se separaron bruscamente al notar su presencia.
—¿Se te ofrece algo? —preguntó de mala gana la chica.
Emma se dio cuenta que se trataba de Anna Turner, una de las chicas más populares de la escuela. Tenía el cabello negro y sedoso un poco más arriba de la cintura, la piel ligeramente bronceada, y llevaba puesto abundante maquillaje. Anna frunció el ceño y la miró con sus afilados ojos verdes al ver que no respondía.
—Ella te hizo una pregunta, responde idiota —insistió el chico, al que también reconoció. Era Thomas Miller, un muchacho problemático que la había molestado en el pasado.
Entonces recordó que él ya tenía novia, que por supuesto no era Anna, si no una de las mejores amigas de ella, Amber Long.—Sucede que se están enrollando sobre mi casillero —dijo con la voz pausada pero firme—. Háganme el favor de quitarse.
Thomas chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.
—Me importa una mierda, nosotros estamos ocupados. Piérdete por ahí.
Emma lo fulminó con la mirada, estaba apunto de darle un puñetazo, pero luego se le ocurrió algo mejor. Sonrío con malicia.
—Si no mueves tu asqueroso trasero, no dudaré en decirle a tu novia sobre esto. Humm... me pregunto qué dirá al saber que la engañas con su mejor amiga...
Apreció con satisfacción como el rostro de ambos palidecía de repente.
—Cierra la boca —ordenó Anna, visiblemente nerviosa—, nosotros ya nos íbamos de todos modos. ¿Verdad, Thomas?
Él asintió, y en menos de un minuto se alejaron por el pasillo hasta que los perdió de vista.
Emma recordó que debía entrar inmediatamente a clases si no quería problemas. Era la tercera vez en la semana que llegaba tarde. Recogió su libro y se marchó azotando la puerta de su taquilla.
***
Kevin se llevó un cigarro a la boca, aspiró y soltó el humo en el rostro de Emma para fastidiarla. Ella empezó a toser y lo miró asqueada. Él soltó una carcajada, ya había predicho cómo reaccionaría.
—Argh, ya te dije que no me gusta que hagas eso —masculló ella—. Además, fumar te quita como diez años de vida. ¿Cuándo dejarás ese maldito hábito?
Él le dio otra bocanada sin importarle las advertencia de Emma. Sabía muy bien las consecuencias, pero no podía resistir el impulso de fumar. Se sentía mucho mejor así.
—Tal vez no quiera vivir mucho más —dijo él con un tono indiferente.
Ella se sorprendió al escuchar sus palabras y no pudo evitar preocuparse.
—¿Qué estás diciendo? ¿No hablas en serio, verdad? —Se asustó.
Él se encogió de hombros.
—Kevin —dijo severa.
Revoleó los ojos.
—Es broma. Quita esa cara —susurró formulando una sonrisa.
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¡Ups, me equivoqué!
Novela JuvenilEmma Fitch, una estudiante de dieciséis años, se encuentra en un dilema amoroso cuando por accidente se le declara a Dalen Harden, en lugar de a su mejor amigo, Kevin Jensen, del cual ha estado enamorada desde su infancia. Al día siguiente, Emma int...