Capitulo 5

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Ahora sabía nombres, tres para ser exactos.
En primer lugar tenemos a Peter. El que comenzó todo el problema.

El segundo es de su novia Jessica.

Y el tercero el de Bruno.

¡Gemelos! Mi cabeza iba a explotar.

La sonrisa, los ojos, mirada, todo es igual a simplemente vista no sabría quien es quién.

El peinado y forma de vestir ayuda un poco, mientras uno trae un tupé, el otro trae un afro. Chinos desordenados pero con estilo y en un traje más formal.

Me da un poco de curiosidad, ¿En su familia así es la genética?

Son guapos pero su nivel de maldad los rebasa.

Bruno estaba frente a mí arrodillado, regañando al engendro de su hermano.

Era más enojón que su hermano, todo le molesta. Y Peter es más violento. Sin embargo creo que el puede estar matando a una persona y estarse burlando de su víctima.

Por un momento pensé que Bruno si estaba preocupado por mí.

Su cara ansiosa por mi sangre mientras esperaba el botiquín.

Sí, había cometido el error de golpear a la chica mientras su novio se había ido al baño, el le dijo que estaba a cargo de mi, ella comenzó a insultarme por la bata de Peter, me jaloneo, me abofeteo y yo la agarré de los cabellos.

Corrí por toda la casa una vez que la solté para buscar una salida.

Tenia que intentarlo al menos.

Pero todo lo que me encontré fue la puerta con seguro, ventanas cerradas.

Después comencé aventarle varias cosas encima a mi secuestrador una vez que salió y a su novia mientras buscaba desesperadamente otra salida, el se enfureció y se abalanzó hacia mí, cayendo los dos en el suelo, era como tener 100 kilos encima.

Me sentaron y amarraron, después consoló a su novia, ella comenzó a llorar, Peter por tomar venganza, agarró un vidrio de alguna botella y comenzó a jugar con mi pie, rebanando introduciendo hasta que hizo un corte.

Y yo gritando con toda mi voz mientras me retorcía del dolor. Peter me amordazó, vendó mis ojos. No supe de ellos hasta que alguien llego tocando la puerta, para ese momento yo no sentía mi pierna completa.

Cuando por fin llego con el botiquín, Bruno tomó mi pié con delicadeza y lo puso encima de sus piernas sin importarle que manchara de sangre sus pantalones.

A través de la mordaza mis gritos salían por el ardor de cada corte de mi pié, sin mirarme, Bruno seguía limpiando con alcohol y agua oxigenada y con unas pinzas quitaba los pedazos de vidrio para después poner un ungüento y vendarlo.

Detrás de el, Peter miraba interesado como si el no fuera el causante del daño.

—Bueno hermanito creo que curarás a mi hermosa Jessica.— se burló

Bruno miró a Peter.

—Creo que ya aprendiste demasiado, lo puedes hacer tu solo- dijo poniéndose de pié

—¡Que mal agradecido eres!- sonrió

—Tengo que ir me

Bruno volvió a mi levantando mi espalda para pasar su brazo debajo y cargarme entre sus brazos.

—¡Antes que te vayas!.— Peter desapareció y volvió en seguida con mi gata. Yo estaba feliz.— Su regalo de bodas hermano. Se cuánto amas los gatos.

Mire de reojo a Bruno, el tenía una cara de asco.

—No quiero eso.— Respondido

—Es de ella.— me miró.— Después de que te desmayaste también la eché a la camioneta. Es fea pero no iba a dejarla a su suerte.

MAFIA HERNÁNDEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora