Eve.
Escuché las gaviotas y la comodidad era demasiado buena para ser la arena.
Me senté de golpe, estaba en el piso junto a un montón de sábanas, recordé que Matt apareció y hablábamos, me puse de pie, me percaté que él estaba del otro lado de la habitación en el sofá con la boca abierta, vi mi bulto, los chicos de la banda me habían robado mi maleta, por suerte las cosas de valor y de importancia para mí se encontraban en este bulto, al salir del baño, Matt se movió y la adrenalina me hizo lanzarme a la cama con un mal tino, logrando caerme de nuevo de la cama, —Hey, ¿estás bien?—, me senté y él estaba justo delante de mí y tuve que fingir valentía, —¿Qué? Oh, claro, claro, no dolió—, se echó a reír a carcajadas, me ayudó a ponerme de pie, y se metió al baño , esperaría a que saliera para agradecer lo que hizo por mí e irme, esto es demasiado.
Salió del baño con el cabello revuelto y esa pijama ridícula de sandías , pero esta genial debo admitir.
—Matt, yo... Gracias por esto, no debí dormirme, más bien no debí ser grosera contigo en la estación—, sonrió, —tranquila, pero no te puedes ir así, tu maleta ha sido robada—, miré mi bulto, —no es gran cosa—, se sorprendió, —¿qué no es gran cosa? Te robaron, ¿acaso no te das cuenta?—, alcé los hombros, —ya nada importa, se supone que este viaje era una aventura, sea muy bueno o un completo desastre y aunque me hayan robado la maleta solo encontrarán ropa, todo lo de valor lo cargo en este bulto—, puso ambas manos en su cintura, —chica dejada, maleta robada, aventura segura, sí que eres impredecible—, sonreí, sonó mi celular de nuevo, —vaya, ese tono horrible, no ha dejado de soñar toda la noche—, miré la pantalla, era un mensaje del innombrable, recordándome lo mísera que puede ser mi vida, —esto no puede ser peor—, tomé aire —¿sucede algo malo?—, apague el teléfono —¿quieres desayunar?, yo invito—,asintió —me cambio enseguida—, se metió al baño, no dejaría que el hecho que haya invadido mi departamento para sacar sus cosas me llevara de nuevo a la locura, dejé caer mi celular a la basura, —¿por qué haces eso?—, Matt me había visto dejando mi celular en la basura, —no quiero saber nada de lo que sucedió, viviré como si todo fuera a hundirse como el muro de Berlín, apuesto que como ese suceso, llegará un día en el que conozca a alguien que me haga olvidar todo lo amargo que ha sido mi vida—, Matt, hecho sus cosas a la cama y guardó en sus bolsillos dinero y celular, —creo que es hora de irnos—.
Matt.Salimos, del hotel luego del desayuno, solo cargaba conmigo mi libro, dinero y mi celular.
Caminamos por la pequeña ciudad de la playa, entrabamos a las casa de cultura, pero aunque las esculturas eran una distracción, no lograba apartar mis pensamientos en ella, me preguntaba que hacía, ¿me extrañará tanto como yo a ella?, por lo que Eve solo observaba con detalle los alrededores como si su vida dependiera de ello, al menos ella lograba vaciar su mente de lo irracional.
En el momento que salimos del lugar, un señor nos ofreció rentar un carro de golf para conocer la ciudad o la playa sin cansarnos, Eve aceptó, yo no quería, era demasiado, creía que ella después de ese rato pretendía dejarnos a un lado como lo hizo en la estación.
Ambos pagamos por la renta, —Amigo mío, tengo una idea pero no te la diré hasta que vayamos por tus preciadas cosas al hotel—, sonaba salvaje y descabellado, una idea que quería iniciar sin el pasado depositado en esas pesadas maletas, —Dímelo—, ella conducía, su cabello marrón se negaba a jugar con el viento pues estaba sujeto a una cinta color morado que me parece debió agarrar de la habitación del hotel, —No, escucha iremos al hotel, mientras tu vas por tus cosas yo estaré estacionada en la esquina donde no hay nadie, estos carros tienen una protección basura, solo necesitaré acetato y unas tijeras—, ¿qué ahora es científica? —¿Qué dices? ¿de dónde sacaremos acetato?—, me preocupaba por el material y no por el hecho que sería complica al robar el carro de golf, por el cual pagamos 30 dólares, —Tranquilo, tu encárgate de traer algo con que cortar—, me dijo su idea, robaríamos el carro de golf y regresar al hotel sería arriesgado —No, escucha, mejor dirígete a donde nos quieras llevar, ir al hotel nos quitará tiempo, y eso es lo que necesitamos, ¿no tienes algo en tu bulto mágico?—, me miró y sonrió, era un sonrisa que me decía a gritos, ''cómplice'', —¿entonces no volveremos por tus cosas?—, negué, aunque era un poco costoso dejar mis cosas creo que valía la pena, —Se supone que una aventura sin rumbo se trata de hacer las cosas más alocadas sin pensarlas—, asintió —De acuerdo, me comienzas a agradar aún más, en mi bulto hay una navaja de vida salvaje—, revisé su bulto, parecía tener muchas cosas pero era lo contrario, solo cargaba su cartera, su iPod, auriculares, la navaja y una cámara desechable —¿Por qué tienes una navaja? ¿pretendías apuñalarme?—, se echó a reír a carcajadas —¿Qué? ¡no! lo tomé prestado de la combi musical—, pronto llegábamos al límite de la ciudad playera con la carretera con vista al mar, era obvio que iríamos por la orilla del mar y carretera a dónde quiera que nos lleve, —Mira, no podremos detener el auto, el aparato parpadea cada vez más fuerte porque nos estamos alejando del nido y pronto llegara la policía, necesito algo para desconectar el aparato, algo que divida la energía del GPS, como poner una servilleta entre un vaso húmedo y la mesa, ¿entiendes?—, comprendía perfectamente, —Entiendo, pero, ¿qué quieres que haga?—, me miró, —Qué tomes el volante sin detenerte—, el miedo y la cólera la sentía en mi esófago, como si tuviera ganas de vomitar, estaba haciendo algo ilegal —Pero necesito un divisor, lo que sea, no tiene que ser acetato—, no había nada, —No tengo nada—, pisé el acelerador y ella rápido pasó al lado del copiloto, el cambió fue un éxito, —Arranca una hoja de tu libro, da igual—, miré de reojo mi libro, —¿Qué? no, mi libro no—, tenía miedo de soltar el volante, así que ella lo tomó y arrancó una hoja —Lo siento, te conseguiré uno, tengo que hacerlo si no queremos ir a la cárcel y no está en mis planes arruinarme de esa forma—, pude notar que al sentarse de nuevo lanzó a la calle el aparato, el carro de golf era nuestro, sin pensarlo comenzamos a gritar como locos, ella guardó su navaja y la travesía continuó.
Estábamos en un carro de golf robado, bueno alquilado de por vida, en la carretera con vista al mar, dos fugitivos de lo monótono, dos corazones rotos encontrados para demostrarse a sí mismos que la vida no tiene límites y que no dependemos de nadie.
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Vendrán Amores
Teen FictionMatt & Eve se conocen en el autobús con destino a la rebeldía compartiendo un lema en común ya que ambos han sido dejados por sus parejas, sin darse cuenta que vendrán amores.