Comiendo al abuelo

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Un patólogo jubilado llamado Ellis Darley de Cashemere cuenta la siguiente historia sobre uno de sus antiguos colegas.

Su compañero, otro científico, se creió en Yugoslavia. Durante la Segunda Guerra Mundial, este amigo sufrió la falta de alimentos que se veía aliviada cuando recibían apoyo de familiares estadounidenses.

La comida llegaba en latas y, al parecer, llegó una sin etiqueta. Era polvo y la familia yugoslava pensó que se trataba de suplemento vitamínico, por lo que procedieron a consumirlo.

El polvo era echado sobre la comida, porque daba un sabor distinto.

Semanas más tarde, llega una carta desde Estados Unidos avisando que uno de los abuelos de la familia había fallecido y que en la lata enviaban sus restos incinerados para ser enterrado en su país natal.

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