Capitulo I

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Habían pasado  cuatro años, el objeto que había encontrado era conocido como Smartphone, tenía una resistencia al agua, por eso había funcionado, además de un panel solar, que cargaba la batería y duraba una semana.

Cuatro largos años en los cuales he aprendido tanto sobre los humanos, son demasiado diferentes a nosotras, no se como pueden vivir siendo tan libres, ¿como pueden eclosionar dentro de las mujeres? Es tan extraño, y sin embargo los he admirado desde que tengo memoria, aunque sean violentos y se maten entre si, aunque dañen nuestro mundo y lo destruyan.

Era la mañana de un sábado, un día libre para todos, podíamos estar en la cueva o salir a dar un nado por el mar. Crisalida salio antes que yo, no le había contado sobre el smartphone, estaba claro que ella seria princesa, algunas de sus escamas ya comenzaban a tomar el color dorado,  la mayoría de mi generación ya tenia brillo en sus escamas, excepto Durvillias, Niquel y yo, tal vez en unos meses o para el siguiente año ya tenga un poco de brillo.

Mantuve en secreto todos estos años el móvil que había encontrado, deseaba saber sobre los humanos y su magia, aunque en realidad era algo llamado ciencia, pero si le digo a alguna  sirena o tritón la verdad me desterrarian y no tendría ya un hogar.

-Anemone, ¿Aun sigues durmiendo?- Pregunto Crisalida entrando a la cueva. Guarde el móvil rápidamente en la bolsa de almejas y la guarde.

-Ya desperté, ¿Donde andabas?- Salí nadando hasta la entrada de la cueva. Crisalida había traído a Durvillias, el tritón que tampoco había tenido color.

-Queríamos sorprenderte, mira- Dijo Crisalida apuntando la cola de Durvillias. Tenia un pequeño matiz de color grisáceo, al parecer iba a ser plateado, ya se empezaba a notar su color. Y yo aun seguía siendo blanca. Baje un poco la mirada

-Vaya... Me alegra tanto que ya tengas color- Forcé una sonrisa y salí de la cueva- Iré a nadar un poco a las corrientes turbias.-

-No te sientas triste, pronto tendrás ese brillo- Grito Crisalida, yo ya me había alejado lo suficiente, así que no quise voltear.

Me aleje bastante de agua dulce, mas lejos de lo que había ido antes, podía ir a la superficie, pero sentí que tener escondido un objeto de la superficie ya era mucha desobediencia, no quisiera ser desterrada.
Saque el móvil y comencé a buscar mas información, al parecer los humanos tenían conocimiento de otros mares, aparte de agua dulce. Habían ríos, lagos, lagunas y océanos. Quería visitar alguno de esos sitios e ir a la superficie para ver el sol y sentir el calor que produce, dicen que da mas brillo a las escamas.

-¿Así que guardabas eso todo este tiempo?- Escuché una voz detrás de mi. Me asuste, me había descubierto, ahora seria desterrada. Volteé a ver quien me había descubierto, no pensaba huir, tenia que afrontar mi culpabilidad.

-Yo... lo siento...- dije agitada, Crisalida iba a ser reina y me había seguido hasta aquí, ella podría desterrarme. Ella se acerco y me quito el móvil, lo arrojo lejos y me guiñó el ojo.

-¿Crees que no me había dado cuenta que ocultabas algo?- Dijo Crisalida molesta.- Debiste tenerme mas confianza, pero cuentame, ¿Que tanto sabes de ellos?- Pregunto con un brillo de curiosidad.

Comencé a contarle lo poco que había aprendido sobre los humanos, sobre la ciencia y su estilo de vida, sobre sus comidas y sus ropas. También le conté sobre los otros mares y ríos, lagunas y sobre el gran océano. Me hizo prometer que no volviera a guardar objetos de la superficie y mucho menos hablar de eso. 

Era una gran amiga, realmente podía confiar en ella, lamentablemente  iba a ser princesa y no podría conocer la superficie jamas. Luego de regresar a agua dulce, fuimos a la ceremonia de eclosión,  las pequeñas sirenas y tritones iban a eclosionar y nosotras tendríamos que cuidar de ellas por unos cuantos meses hasta que puedan vivir por si solas, en cuanto logran sobrevivir solas, se les construye una cueva para dos y se les asigna una compañera.

El Secreto De La Sirena BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora