2. Lo habitual.

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«Recuerdo como solíamos ser. Y que solíamos pensar. ¿Por qué cambian las cosas?»

Estábamos en Los Ángeles, y teníamos tiempo para estar juntos. Él no tenía ningún compromiso, y yo tampoco, al menos por los siguientes días.

El sonido de un claxon me distrajo de mis pensamientos, sonreí, él había llegado.

Sabía que él no entraría a la casa puesto que mi madre no lo soportaba, literal ella lo odiaba. Así que tome todas mis cosas y salí de la casa rápidamente para no hacerlo esperar.

Salí de la casa y ahí estaba el, con sus gafas de sol, de pie junto a su auto, lucia tan sexy que me mordí el labio, al verme sonrió y estiro su mano hacia mí, la tome y me atrajo a su cuerpo, nos abrazamos por unos segundos, después él se separó un poco de mí y se inclinó un poco para después tomar mis labios con un dulce beso, lo bese de vuelta, el beso era tierno y era la manera de expresar cuanto lo había extrañado, nos separamos un poco para tomar aire y sonreímos. Dios como amaba a ese hombre.

Antes de que yo pudiera decir algo el hablo.

—Deberíamos irnos—Dijo con una sonrisa, yo fruncí el ceño. —Tu madre nos está viendo desde la ventana de su habitación, parece que quisiera asesinarme —Me explica y volteo a comprobarlo, cuando veo que es cierto rio.

El abrió la puerta del auto para que yo pudiera entrar, y rodeo el auto para después entrar en él.

—¿A dónde iremos? —me pregunta, lo dudo unos segundos y después le respondo.

—Qué te parece, si solo vamos a un restaurante, y bien hablamos un poco.

El asintió y encendió el coche, manejo por poco tiempo, no hablamos, el miraba el camino y yo miraba su perfil, en ocasiones el volteaba y me sonreía. Todo parecía mágico.

Llegamos a un restaurante, el me ayudo a bajar de coche y le dio las llaves al Ballet parking.

Algunas miradas se posaron en nosotros y algunas chicas se acercaron a el para pedirle una foto. Cuando estas se fueron, entramos al restaurante, nos sentamos en una mesa no tan cerca a la entrada, el hacía algunas bromas y yo reía.

Hablamos de nuestros proyectos, y algunas cosas aburridas. Terminamos de comer y el me llevo de nuevo a mi casa. Antes de bajarme del auto nos besamos, me despedí de él y baje del auto.

Él no bajo del auto, pero espero a que entrara a mi casa y después se marchó.

Su beso no sabía igual, mi nombre sonaba diferente en sus labios y lucia como si escondiera algo.

Y cuando decía que nuestra relación estaba bien, me refería a esto, no pelear, no hablar, solo sonreír y disfrutar de la compañía del otro por un rato, lo habitual.


Se acabo [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora