Parte de la razón. - Desahogo (No acostumbro a hacer... Esto...)

16 1 0
                                    


Me parece curioso como a la vez que alguién se refugía entre unos brazos cálidos, otros se quiebran desde adentro y empiezan a enfriarse, como si la llama que mantenía parte de ellos vivos y alegres de repente les es arrebatada...


Lo diré de la forma que es... Si rodeo... sin llevar nada a poema.

-Ayer tenía bastantes ganas de caminar, pero no planeaba dejarte, como nunca hago...
Quería quedarme cerca de ti, siempre me gusta tenerte cerca, duela o no. Pero te marchaste, y querías tratar algún tema delicado con alguién "Capacitado"

Desapareciste del panorama en ese instante, y yo que planeaba quedarme contigo por el resto de la noche, me quedé en el aire...

Que hago por lo que queda de hoy...? Caminar por la cuidad como acostumbraba a hacer en las noches con Murdoc.

Empecé a caminar por donde me llevaran mis pies, pero recordé que estarías "cerca de un lugar" y por como te fuiste asumí que no debía estar en ese momento. Tomé otra ruta, por un camino debajo de unos arboles, tratando de evitar siquiera verte, para no sentirme tan mal, pero adivana que!

Justo voy caminando y escucho <<Mira...>> y allí estabas...

Giré la cabeza lo más rápido posible, tratando de evitar reconocimiento, tratando de evitar que mi cuerpo se diera cuenta que estabas allí, sentada...

Caminé lo más rápido que pude para alejarme, traté de despejar mi mente...
Pero 6 metros desspues allí estabas... en mi mente...
 tan clara como cuando te tengo de frente...

Pasé a modo automatico, ya no sabía de mis pies, estaba encerrado en mi cabeza, discutiendo, analizando, pensando en porque así?

Caminé hasta el estadio, camine toda la avenida, pasé frente a la UASD, y todo el camino me acompañaba mi único enemigo-amigo-hermano fiel, yo. Peliamos todo el trayecto, el decidía por donde...

Finalmente, en el momento del golpe final, me detuve, y ahí estabas tú, entre sus brazos...

Sentí como descendía mi temperatura apartir de ahí...

No me quedé si quiera a observar, había visto más de lo que deseaba... solo quería irme, pero ni siquiera a mi hogar...

Bajé donde ella, que casi treinta minutos antes nos acompañaba a todos...

Recurrí a sus manos para aliviar mi dolor, mis dedos estaban helados.

Nos quedamos con ella un buen rato, la aconsejamos de no dejarse pasar por arriba, como había sentido yo.

Empezamos a hablarle, tratando de distraernos, para así tranquilizarme. Al rato llegó compañía, un amigo, una amiga...

Nos quedamos hablando como se pudo. A la hora de partir acompañe a aquel amigo a su casa, como acostumbro a hacer si encuentro a alguién en mis andares... llegamos a su casa...

y adivina que! Estaba allí también!

Es tu casa, era tu hermano, porque no habrias de estar? pero no esperaba verte en la puerta...

Notaste mi temperatura, no quería moverme porque él se podía soltar...

Lo demás es historia.



Desde mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora