La primera vez.

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Mi vida amorosa de pareja se resume en soledad. Nunca me he enamorado de verdad, nunca he experimentado lo que es dar la vida por alguien, que tu mundo se convierta en esa persona, que tus suspiros digan un nombre, que tus sueños sean tu realidad cuando ves a esa persona sonreír.

Siempre he estado acostumbrada a ser el "mal tercio", a ser la doctora corazón de mis amigos y amigas, siempre he sido esa chica que camina por el parque desenredando sus audífonos mientras que pasan parejas tomadas de la mano a mi lado. Siempre he sido esa chica que vive enamorada de la vida y que no gusta de nadie.

He tenido pretendientes, claro, pero nadie que valga la pena, y no es que sea exigente o con mis expectativas imposibles de alcanzar, pero vamos, ¿quién está dispuesta a ser la segunda opción? ¿Quién tiene ganas de ser víctima de las mentiras de un chico que le jura lo mismo a tres chicas? Yo no.

Estoy acostumbrada a ser sola y eso me gusta, puedo caminar con la música de mis audífonos a todo volumen, puedo caminar rápido o despacio según mi estado de ánimo, puedo sonreír, enojarme o llorar sin tener que explicarle nada a nadie. Incluso, comer una bolsa de frituras sin tener que invitar, o sentarme en una jardinera a leer sin que nadie me interrumpa.

Pero, creo que en la vida todos estamos destinados a vivir siempre una primera vez.

Me marchaba a toda prisa de mi última clase, bajaba las escaleras sin mirar al frente centrándome en que mis pies pisaran donde debían lo más rápido posible, me sentía feliz sin saber por qué, así que decidí caminar como si tuviera algo importante que hacer en minutos. Entonces, fue cuando choqué.

Pobre chico, se dio un buen golpe, que suerte que puso las manos y evitó que su caída fuera fea, ojalá yo hubiera hecho lo mismo, mis reflejos no siempre son tan buenos como debería. Mis pies se enredaron y caí dando un par de vueltas, repasando los escalones que me faltaban con todas las partes de mi cuerpo. Me quedé tirada un momento, procesando el dolor y esperando que no me hubiera roto un hueso; aunque exagero, no eran tantas escaleras las que rodé, pero sí las suficientes como para tener varios moretones y estar adolorida al otro día.

— ¿Estás bien? — me preguntó el chico con el que choqué, ofreciéndome su mano y viéndome con preocupación.

—Sí, no fue nada.

Sonrió de una forma nerviosa, ayudándome a reincorporarme de manera lenta.

— Rodaste casi seis escaleras.

—Igual llevaba prisa— respondí sonriendo levemente, haciéndome consciente del dolor. En definitiva iba a ser más de un moretón.

—De verdad lo siento, no me fijé por donde iba.

Negué con la cabeza, revisando que a mi móvil no le hubiera pasado nada. Una vez lejos de su vista, revisaría todo lo que en mi mochila cargaba.

— Fue mi culpa, iba viendo el suelo.

Me brindó otra sonrisa, parecía aliviado de verme en pie.

—Entonces, ¿estás bien? ¿Segura?

Me reí levemente, pasándome mi flequillo detrás de mi oreja.

— Sí, enserio, ¿y tú?

— No te preocupes, nada que un poco de agua no pueda quitar—. Respondió mostrándome sus manos, un poco sucias, pero nada llamativo—. Debo irme ya. Una vez más, lo siento.

— Descuida, yo también lo siento.

Se despidió de mí de beso en la mejilla, de manera cortés y como es la costumbre de muchos.

Ambos nos dimos la espalda y retomamos nuestro camino. Una vez que avancé algunos pasos, voltee a ver, estaba ya lo suficientemente lejos como para no notar que estaba a punto de cojear, tal vez sí me había lastimado un poco, pero nada que un buen descanso me quitara.

Seguí avanzado hasta llegar a otra jardinera, ya bastante lejos del lugar del incidente. Me quité mi mochila y la abrí, lo primero que revisé fue mi libro, el cual, por suerte, estaba en perfectas condiciones, al igual que el resto de mis cosas, lo único que se había dañado habían sido mis lentes de sol, un pequeño rasguño que lamenté de todo corazón, pero bueno, quizás nadie lo notara más que yo. Bastante malo a decir verdad.

Suspiré resignada antes de volverme a colgar la mochila y ponerme los lentes de sol, mis audífonos y darle play a mi música.

Un incidente insignificante, un accidente que pasé por alto en cuanto el dolor desapareció, un incidente que marcó un antes y un después en mi aburrida vida amorosa. Un incidente que me dio esa primera vez que podría romperme el corazón en un millón de pedazos o reconstruirlo de esos miles de pedazos que aun flotaban cerca de las heridas, de aquello que me hizo dejar de creer en el amor.



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⏰ Last updated: Dec 30, 2015 ⏰

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La primera vez.Where stories live. Discover now