Epílogo

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Luego de un mes, Leyla y Adam seguían siendo de los mejores amigos. Les encantaba salir y divertirse juntos. Y nunca faltaba el coqueteo entre ellos. Pero no eran pareja y Leyla no podía evitar pensar en cómo sería todo si lo fueran.

Ese sábado en la tarde, Leyla se preparaba para una salida al parque con Adam. Se decidió por un simple mahón roto y una camisa azul oscura. Le gustaba mucho el azul. Se puso uno de los collares que le regaló Adam mientras era su chico de los collares y sonrió al recordar todas las notas que él le enviaba. También recordó que el parque había sido el lugar en que ellos se habían conocido sin identidades secretas y sonrió aún más amplio.

Negó con la cabeza tratando de despejar su mente y se dirigió hacia el parque.

Al llegar, Adam la esperaba bajo la sombra de un árbol sonriendo con la sonrisa traviesa tan característica de él. A Leyla siempre le gustó esa sonrisa aunque, hacía que todos los profesores lo vigilaran más de cerca ya que lo hacía parecer un chico que les jugaría bromas y les interrumpiría la clase con comentarios sarcásticos. Y todos sus instintos estaban correctos. Adam no era el tipo de chico que se quedaría tranquilo o callado. Era todo lo contrario. Pero a Leyla le encantaba.

Leyla sonrió y caminó hacia Adam quien tenía sus manos a su espalda como si escondiera algo.

—Veo que ya no odias los collares —dijo divertido. Leyla miró su collar antes de hablar.

—Has logrado lo imposible, Adam. Has hecho que me gusten los collares —dijo burlona y Adam rió. Leyla se unió a él y luego Adam reemplazó su sonrisa por una cara seria. Leyla dejó de reír un poco sorprendida. Adam nunca estaba serio.

—Leyla, tengo algo que decirte —dijo Adam y, por un momento, Leyla se asustó pensando que algo horrible había pasado.

Hizo un ademán para que Adam continuara y parecía que su preocupación se notaba en su cara ya que Adam lo notó y sonrió. Leyla frunció el ceño por lo bipolar que podía llegar a ser este chico y Adam sonrió más amplio aún al ver su expresión.

Adam movió sus manos hacia al frente mostrando un ramo de flores hermosas y Leyla suavizó al ver el tierno gesto del chico. Luego, Adam se dobló en una rodilla y Leyla abrió los ojos como platos. Antes de que Adam abriera la boca, Leyla lo interrumpió.

—¿No me vas a pedir matrimonio o si? —dijo mostrando claramente lo alarmada que estaba. Adam rió a carcajadas y Leyla no sabía si era broma o qué. Adam era tan impredecible que no sabía qué estaba a punto de hacer—. Porque si es así, lo siento pero soy muy joven para estar casada —añadió. Adam negó con la cabeza divertido y se levantó.

—No te iba a preguntar eso. Al menos aún no —dijo subiendo las cejas y Leyla se esforzó por reprimir su sonrojo.

—Entonces, ¿por qué tanto drama? —preguntó cambiando de tema.

—Sí, fue muy dramático de mi parte —dijo y Leyla asintió—. Te iba a preguntar si querías ser mi novia pero, me interrumpiste y dañaste el momento.

—Oh —dijo Leyla tratando de cubrir su rostro sonrojado. No sabía qué más decir y Adam la miraba con una sonrisa.

—Así que, lo intentaré otra vez. Pero, no me interrumpas —dijo enfatizándolo con un dedo levantado.

—Lo intentaré, pero no prometo nada —dijo Leyla con una tonta sonrisa.

—Leyla, ¿quieres....—empezó Adam pero la pregunta quedó en el aire cuando Leyla se lanzó a sus brazos inesperadamente. Adam rió mientras abrazaba fuertemente a Leyla.

—Sí quiero —dijo Leyla y Adam rió más fuerte.

—Ni siquiera me dejaste terminar la pregunta —dijo Adam tratando de parecer fastidiado. Leyla solo se limitó a encogerse de hombros mientras se alejaba un poco de Adam.

Ambos se quedaron un rato mirándose a los ojos. Esto había sido lo más cercano que han estado y Leyla estaba segura de lo que pasaría después. Miró a los ojos claros del chico el cual la enamoró y logró hacer que amara los collares.

Adam le sonrió a Leyla y la besó mientras la aguantaba de la cintura. Leyla sintió más que mariposas en el estómago. Este era el primer beso de ellos y Leyla sintió una gran emoción por él.

Cuando se separaron, Adam le sonrió y en ese momento, estaba segura. Leyla estaba segura de que quería a Adam, tanto como quería los collares que le regalaba el chico de los collares.

Collares (Pulseras #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora