Yo aún era un niño la primera vez que te vi, con tu cabello oscuro y brillante, con tu piel ligeramente morena, y tus ojos negros y profundos, herencia de tu madre.
Tan pequeña, tan delgada y frágil, era increíble lo mucho que imponía tu presencia aunque siempre estuvieras callada.
Me agradaste Capricornio, más de lo que te pudieras imaginar, me recordabas a ella, y a su manera de fingir que nada sucedía.
Tal vez por eso quise salvarte, tal vez por eso siempre he pensado en ti.
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Capricornio
Short StoryEras una niña, pero tenías la mirada de un adulto, un alma dulce y amorosa que se había tornado seria y amargada, un alma confinada. Te empeñabas en cargar al mundo en tu espalda, temerosa de defraudarlos a todos, mintiéndote a ti misma, temblando p...