Capítulo 4.

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Nota: He cambiado el nombre de Brian a Oswaldo porque me gustó más :)

Comienzo a tomar las cosas que estan en mi casillero. Se a terminado un día más de trabajo. El trabajo que me consiguió Oswaldo es bueno, tiene un ambiente agradable, con compañeros de trabajo amables, me han ayudado mucho, como la nueva que soy.

El trabajo consiste en ayudar a las personas a conseguir lo que buscan en la tienda, limpiar mi zona de trbajo y todo eso; aunque esto es bueno, no me llena, quiero seguir estudiando medicina, ya he investigado y hay posibilidades de lograr continuar, aún asi, no se cómo.

Necesitaría ayuda.

-¿Lista? - me pregunta Oswaldo sacandome de mis pensamientos.

-Si. Vamos - comienzo a caminar junto a él.

Desde que comencé a trabajar, él se a ofrecido a llevarme a casa, es muy lindo conmigo, siempre me hace reir mucho, me ha ayudado a comprar muchas cosas que me hacian falta desde que llegué a Los Ángeles, es todo un caballero, se esta convirtiendo en alguien tan especial en tan poco tiempo.

-Vamos, sube - abre la puerta de su auto para que me pueda subir, yo le agradezco y el me devuelve el gesto, con su muy linda sonrisa, que aun me sigue poniendo como tontita. Da la vuelta y se sube, enciende el auto y arrancamos.

Hoy es uno de esos días en los que te hundes en tus pensamientos. He pensado todo el día en cómo hacer para seguir con mi sueño de estudir medicina, también extraño a mis amigos de México, sigo hablando con ellos, pero no es igual. Quiero mi hada de los sueños imposibles, para que me conceda muchos deseos, como el de teletransformarme al lugar en el que yo quiero estar y volver de nuevo para no tener problemas.

-¿Qué te ocurre? Estas muy seria y eso no es normal en ti - me dice Oswaldo sin dejar de ver el camino. Yo solo me limito a mover la cabeza negando, pero como él no me ve, deja de ver el camino un poco para tomar mi mentón y hace que lo volte con él, yo me encuentro con esos ojos verdes en los que te puedes perder.

-Estoy bien, no te preocupes -sonrio forzosamente, ni yo me creí esa sonrisa.

-Si claro, sabes hoy te note algo distraída. Tu -me señala con su dedo índice -lo que necesitan es una buena porción de helado - y da un repentino giro en el camino, haciendo que nos movamos un poco.

- ¿Qué haces, loco?

-Ya te dije, vamos a ir por un helado, ¿Haz probado los helados artesanales? Los que se hacen con productos naturales.

Negue con la cabeza, y crucé los brazos haciendo puchero, no tengo ganas de ir a ningún lugar, ya quiero ir a mi casa y dormír.

-No, y no me haga berrinches, igual vamos ir.

Y así fue, no le importó lo que yo hiciera. Fuimos a una heladería que esta cerca a la playa, bajamos del auto y caminamos hasta el lugar donde vendían helados artesanales. Son unos helados que se hacen con productos naturales, en una especie de barriles de madera, los que deben giran de manera manual hasta que queda hecho el helado, no se utiliza ningún tipo de máquina para su elaboración, son nieves tradicionales de México.

Cuando llegamos al lugar Oswaldo me abrazó tomándome por los hombros con su brazo, volteó y mostró sus lindos labios rosas que formaban una sonrisa.

-¿Qué sabor te gusta? -preguntó Oswaldo.

-No lo sé, son muchísimos -digo viendo la lista de sabores que existen. Es una lista larga, hay sabores como el de rosa (la flor), tequila, guayabana, tuna, y otros sabores extraños, claro, y los sabores clásicos, fresa, chocolate, banana, etc.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2017 ⏰

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