el sonido de un viejo piano de cola se oye a través de la puerta de madera que tengo a mi derecha. tan hermosa. una melodía tan dulce que se merece ser bautizada con halagos, mas no sé si debería adentrarme.
mis pies me conducen por el camino y mis manos abren el portón. vacío. no hay nada en aquella habitación. quiero irme corriendo de ahí, pero pierdo el equilibrio y me caigo. la puerta se cierra y yo me quedo dentro, no quiero levantarme porque sé que no la abriré. mi cabeza me insiste en intentarlo, pero como si tuviera la capacidad de adivinar el futuro, no puedo.
me siento en el parquet con mis rodillas contra mi pecho, mis pies descalzos se sienten entumecidos al igual que mis manos. las llevo despacio a mis ojos, están húmedos. ¿cuándo había empezado a llorar?
oigo el sonido de la puerta de entrada al cerrarse, comienzo a oir pasos a lo lejos. pronto los pasos se oyen más cerca de mi mente. quiero gritar. lo hago.
me agarro algunos mechones de mi pelo y los estiro con la suficiente fuerza como para arrancar más lágrimas de mis ojos. quiero patalear y soltarme de las innumerables manos que me agarran, no puedo siento mi cuerpo entero frío como si estuviera sin vida. ¿cuándo entraron a la habitación? oigo más susurros quiero llorar y gritar más fuerte, quiero coger cualquier cosa y soltarme, correr por donde he venido. quiero dejar de existir por un momento, quiero desaparecer de esa situación. quiero que los monstruos se alejen, quiero destruirlos pero no me siento con la suficente fuerza para hacerlo.
oigo gritos en mi cabeza y voces, muchas voces, destruyéndome, haciéndome caer en lo profundo de ese precipicio.
ya no siento nada, yo quiero sentir. ya no siento dolor, ya no siento sufrimiento, ya no siento miedo. ahora me siento fuerte, fuerte y valiente. ahora quiero salir corriendo de allí y luchar, luchar para destruir todo lo que en algún momento y de algún modo me hirió. grito.
abro la puerta, los monstruos se han ido. recorro la vieja casa y veo a mis padres sentados en un pequeño sofá, ellos están llorando. igual los monstruos les hicieron algo, espero que no. me acerco y llamo a mi madre mas nada sale de mi boca y me extraño. le acaricio la mejilla con suavidad pero sus lloros se hacen sordos y no puedo oírlos más, me duele el pecho y de repente no veo nada. todo se vuelve negro, de un negro opaco, ya no hay nada más que ver y de repente siento como me encojo.
ahora ya no soy, ni estoy. o quizá nunca he estado ni existido.
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idk
Randomno sé qué es esto, en realidad. quizás un diario, o simplemente una pérdida de tiempo. eres libre de comentar/votar/leer.