Capitulo 4

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En aquel momento, dejé de tener miedo de él como hombre, y también como vampiro. Él podría haberme destrozado y haberme hecho el amor de cualquier modo, pero me había tomado lentamente, con cuidado y precisión, con cuidado de no hacerme daño y no asustarme.


-No pasa nada -le susurré-. Yo puedo con todo lo que quieras darme.

-Calla -dijo él entre dientes-. Tu cuerpo es muy ceñido. Me estoy volviendo loco.

-Entonces, házmelo como quieras -le dije yo-. Estoy listo.

Dios, estaba listo.
Le mordí el lóbulo de la oreja y apreté el cuerpo a su alrededor. Me relajaba cuando él iba a retirarse, y me contraía cuando él volvía a entrar. La fricción era divina.
Aunque pareciera imposible, su miembro aumentó de tamaño.

-Estás jugando con fuego -me dijo, embistiéndome con más fuerza en aquella ocasión.

Yo froté la mejilla sudorosa contra su hombro.

-Vamos, hazlo. Házmelo como nunca se lo has hecho a nadie. Dámelo todo.

Él sonrió lentamente, con sarcasmo.

-¿Es que crees que lo has visto todo?

-Te estoy dejando que me hagas el amor contra una pared, ¿no?

-Eres un ingenuo. No digas que no te lo he advertido.

De repente, nos deslizamos hacia arriba juntos. Yo me alarmé y me agarré a él, y solté un jadeo cuando su risa me removió el pelo.

-Apóyate contra la pared -me dijo.

Yo aparté las piernas de su cintura y las dejé caer. Se quedaron colgando en el aire. Lo único que me mantenía flotando era la fuerza de su miembro, que estaba enterrado en mi cuerpo, y su pecho fuerte apretando contra el mío.
Me agarró las manos y me posó las palmas en la pared.
De algún modo, me sentí anclado, y alcé las rodillas para presionar con los pies en el yeso frío.
Era mejor, pero sabía que si él se alejaba,
Yo me caería al suelo.

-Buen truco -murmuré.

-Y acabo de empezar.

Me besó con fuerza y entrelazó su lengua con la mía mientras retomaba sus movimientos con más y más profundidad, hasta que al final, el extremo de su miembro me friccionaba.
Yo me olvidé de que estaba suspendido en el aire, a merced de un vampiro.
Nunca había sentido nada tan delicioso como aquello, y la pasión hizo que se me tensara todo el vientre.
Los músculos de sus hombros y de su espalda se contraían bajo mis manos, y los dos estábamos sudando.
Él me separó aún más las piernas con las rodillas, y siguió embistiéndome cada vez con más fuerza.
Me deshice.
Perdí el ritmo e intenté desesperadamente retener aquel momento, aferrarme a la explosión de color y emociones que me zarandeó, mientras sus acometidas se volvían brutales.
Él nos hizo dar vueltas una y otra vez, abrazándome para impedir que yo me hiciera daño, y solo cuando él se detuvo, terminó por fin mi orgasmo y pude recuperar el aliento.

Jadeé.

Estaba mirando, por encima de su hombro, hacia mi cama, que estaba a tres metros y medio de distancia, debajo de nosotros.
Eché la cabeza hacia atrás y me golpeé contra el techo.

-¡Ay!

Él estaba respirando agitadamente, y me miraba con fijeza.
Yo me humedecí los labios e intenté recuperar la compostura después de aquel viaje a la luna.

-Ha sido... diferente -dije.

-Necesitas aumentar tu vocabulario. Aprende algunos adjetivos más para describir las cosas.

Invitame a entrar (HyungSaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora