Sólo Inténtalo {Hopemin} (para la kai juas)

»Capítulo 5«

—Sí... Supongo. —Se estaba poniendo cada vez más nervioso y sólo agradecía el que Hoseok no pudiera verlo.

—Hey... Jimin... —Dijo entrecortado, el pelinegro notó que estaba cansado. Y estaba en su derecho, ni él sabía cuántas calles lo había llevado. —¿Te... Parece si descansamos... Un rato?

—Sí, iba a decirte eso mismo.

Habían llegado hasta una plaza, una muy bonita, tenía bancos por todas partes y los juegos daban una muy linda sensación a pesar de que estuvieran vacíos, después de todo seguían siendo las ocho de la mañana un domingo.
Hoseok dejó a Jimin en un banco que se encontraba al lado de un bebedero. Su intención era tratar de que la herida de Jimin no se infectara o algo por el estilo.

—¿A dónde vas? —Preguntó al ver como el mayor caminaba hacia el bebedero.

—Dame tus manos. —Jimin hizo caso sin pensarlo mucho. El castaño las tomó y se quedó mirándolas un buen tiempo. Estaban lastimadas y había sido su culpa... Si tan sólo no hubiera atendido esa llamada, aunque si no la hubiera atendido, tampoco hubiera conocido a Jimin. Podía decirse que era... ¿El precio a pagar?

—¡Aah! —Jimin dejó escapar un agudo grito cuando sintió esa sustancia completamente fría en su herida, le dolía bastante. —Pa-Para. —Dijo intentando hacer que Hoseok soltara sus manos y así lo hizo.

—Entonces hazlo tú. No dejaré que tu herida se infecte.

—No es la gran cosa. No pasará nada. —Hoseok lo miró como diciendo "hazlo" y Jimin no quería ver al mayor enojado así que se paró y comenzó a lavarse las manos. Una mueca de dolor acompañado de un "Auch" se hicieron presentes. —¿Tengo... Que hacerlo ahí también? —Dijo señalando sus rodillas. Hoseok asintió y Jimin bajó la cabeza. Comenzó tomando agua con sus manos y mojando sus rodillas (y el resto de su ropa).

—Hazlo con cuidado... Tu ropa. —Podía haberlo dicho antes ya que la camisa de Jimin estaba empapada y él muerto de frío. Hoseok rió levemente.

—No es gracioso. —Dijo entre dientes. Continuó mojando sus rodillas y un agudo dolor lo invadió. —Mierda... —Abrió los ojos de par en par, ¿¡Qué acababa de decir!? Nunca había maldecido en toda su vida y la única vez que dijo algo similar a una mala palabra se le salió un diente gracias al golpe que le dio su padre.
Hoseok lo miraba confundido sin entender qué sucedía. —¡Lo siento, lo siento! —Dijo haciendo reverencias. Hoseok era alguien mayor que él y no podía decir malas palabras en frente suyo, no podía hacerlo en frente de nadie.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¡Ya no lo volveré a hacer! ¡Lo siento! —La situación era incluso cómica para Hoseok que no entendía.

—¿Qué no volverás a hacer? ¿Qué hiciste?

—Dije... Eso... —No lo volvería a decir.

—¿Qué cosa?

—Tú sabes... Eso... —Dijo agachando la cabeza. Hoseok hizo memoria y creía haber escuchado una maldición por parte de Jimin.

—¿Mierda? —Preguntó arqueando una ceja mientras sonreía. El menor asintió sonrojado. Hoseok comenzó a reír escandalosamente, si no era capaz de decir algo como eso no se imaginaba a Jimin queriéndose referir a "otras" cosas. —¿Acaso tienes cuatro años?

—¿Por qué lo dices? —Preguntó confundido.

—¿Por qué no puedes decir eso? —Dijo mientras se acercaba al menor. —Eres tan adorable. —Le comenzó a pellizcar la mejilla.

—D-Detente. —Jimin creyó que moriría ante el tacto del castaño. Sentía su cara arder y estaba más rojo que un tomate. Hoseok se detuvo, estaba a punto de estallar de ternura.