»Capítulo 1«

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-¿Cómo es posible esto? -Dijo su madre mirándolo fijamente.

-Yo... Lo siento -se disculpó Jimin.

-Tu única obligación es sacar buenas notas en el colegio... ¿Y vienes con esto? -Agregó agitando una hoja de examen.

"¿Mi única obligación? Por favor..." pensó recordando las muchas veces que su madre le había dicho eso.

-N-No está tan mal. Sólo me equivoqué en algo.

-¿No está tan mal? No es un sobresaliente y todo lo que sea menor a un sobresaliente está mal.

Realmente no le interesaban las notas de su hijo, pero por alguna razón a su esposo sí y esa era la única razón por la que era así de estricta con él.

-Tendré que decírselo a tu padre -dijo la mujer mirándolo.

Jimin abrió los ojos de par en par. El sólo hecho de imaginar a su padre viendo su examen hacía que temblara.

-¡No, por favor! Juro que mejoraré mis notas. Será la última vez, lo prometo.

-No me das otra alternativa. Ya es la tercera vez sólo este año. Hubieses estudiado más.

"¿¡En qué momento!? Si lo único que hago cuando estoy en casa es estudiar." Lo cierto era que Jimin estaba más que cansado. Tenía más de siete actividades extracurriculares en la semana y la época de exámenes se acercaba. Por más que se esforzara al máximo no podía hacer más de lo que ya hacía. Era humanamente imposible estudiar más de lo que lo hacía.

Subió a su cuarto resignado, no logró convencer a su madre y lo único que le quedaba era esperar al castigo que le impondría su padre por no ser el primero de la clase.

Para su suerte era viernes por la noche y al día siguiente no tendría nada que hacer puesto que su clase de piano se había cancelado. Estaba feliz, hacía mucho no tenía un fin de semana libre. Sus últimos días libres antes de la agobiante época de exámenes.

Un fin de semana libre... ¿Qué podría hacer en cuarenta y ocho horas? No se le ocurría nada, ¿Qué hacían los chicos de su edad en su tiempo libre? Salir con sus amigos... Pero él no tenía amigos... ¡Oh! Podría ir a jugar golf, hace mucho no pisaba una cancha de golf... Y no lo hacía porque era aburrido. Mejor otra cosa... Podía... ¿Ir al cine? No había ninguna película para ver que le llamara la atención. Quizás podría tener horas extra de baile contemporáneo, no era su actividad preferida pero por alguna razón lo entretenía mucho.

La puerta abriéndose fuertemente lo sacó de sus pensamientos.

-Park Jimin. Ven ahora a mi despachado. -Exigió una voz gruesa. Era su padre.

Se le pusieron los pelos de punta. Estaba aterrado. Nunca se tomaba el trabajo de ir hasta su cuarto, casi siempre los empleados de la casa eran los intermediarios entre él y su padre.

No lo dudó mucho tiempo y se paró para dirigirse al despacho. Mientras más tardara peor le iría. Bajó al primer piso y recorrió un largo pasillo hasta la habitación, se sentía como un cerdo yendo al matadero.

Abrió la puerta lentamente y la cerró detrás de sí de la misma manera. Se paró a un lado del escritorio cabizbajo.

-¿No te vas a sentar? -Dijo abriendo uno de los cajones y sacando unos papeles que luego colocó encima del escritorio. Hizo caso y se sentó. Su corazón se aceleró, incluso temblaba levemente. Estaba muy asustado.

-Tu madre me lo contó todo. -"Lo supuse".

-Yo realmente lo siento.

-Jimin... Últimamente estás muy atareado entre una actividad y otra y apenas tienes tiempo para el colegio y estas son las consecuencias. -Se sorprendió al ver lo comprensivo que su padre estaba siendo. -Creo... Que tendrás que dejar alguna actividad por el momento para enfocarte en el colegio. -"Piano, por favor, piano". Rogaba por dentro. -Ya no irás a tu clase de hip hop.

Sólo Inténtalo {Hopemin} (para la kai juas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora