Reencuentros Extraños

23 0 0
                                    

18 de Octubre de 1991

Querido Amigo:

                                  Hace unos días tuve un encuentro bastante raro con un excompañero de colegio. Estaba en el barrio donde vivo, hablando con una mujer. Cuando le pasé por al lado, me levantó la mano para saludarme, yo le devolví el gesto. Hacía un montón de tiempo que no lo veía, todavía me lo imaginaba chiquitito, con el pelo hasta lo hombros, rubio, y esa sonrisa picara de nenito que tanto lo caracterizaba. Pero no, ahora, fácil, es quince o veinte centímetros más alto que yo, tiene el pelo corto, y se le nota que estuvo practicando deportes. Aunque esa sonrisa, sigue ahí. Eso es algo que no va a perder nunca, es su esencia.

                                       Ayer, una familia compró la casa de al lado. Era un matrimonio con tres hijos. Clarissa, una chica de unos ocho años, petisa, con unos ojos grises intimidantes; Jonathan, un chico rubio de ojos marrones, de unos catorce años y bastante musculoso para esa edad; y por último estaba Simon, si Simon, cuando lo vi bajar del auto reconocí a esa familia, no sabía que él tenía una hermanita, pero sí me acordaba de Jonathan, que había cambiado muchísimo. Ni bien terminaron de bajar las cosas del camión de mudanza y cerraron la puerta, como si los estuvieran vigilando, Jace y Sally me obligaron a ir con ellos a saludarlos. No les costó mucho convencerme ya que yo había reconocido a esa familia. Nos abrió la puerta la madre de Simon, una mujer pelirroja con ojos marrones, petisa y chiquitita. Se presentó como Annabeth y me preguntó si yo era quien ella creía. Me presenté y dijo que sí. Detrás de ella apareció un hombre rubio, de ojos grises y de gran musculatura, como sus dos hijos, su nombre era Connor. Cuando nos reconoció, me abrazó y luego a mi papá y empezaron a charlar. Alguien me había tocado el hombro, era Iz, Matt, Luke y Jason estaban con ella. En la puerta apareció Simon, que me abrazó y me invitó a pasar. Jason carraspeó y le dijo:

                                          -¿Qué pensás que estás haciendo?

                                          -Abrazo a una persona, llamada Silena, que fue conmigo al colegio y que éramos muy buenos amigos, ¿por?

                                           -Dejame que te agregue un pequeñísimo detalle –dijo Jason-, también estás abrazando a mi novia.

                                            -¿Y Leo? –me preguntó Simon, sin darle importancia a lo que Jason había dicho.

                                           -Está muerto –le respondí-. Desde hace casi un mes ya. –cuando terminé de decir eso, escuché un sollozo ahogado. Izzy todavía no lo había terminado de superar y se había largado a llorar.

                                          -Perdón –me dijo-, no sabía nada.

                                          Yo sabía que me lo decía en serio, pero ya me había cansado de escuchar esa frase una y otra vez a lo largo de este mes.

                                             -Que buen amigo –dijo Jason, de forma de que casi nadie lo escuchara, pero todos lo hicimos y Simon volvió a ignorar el comentario.

                                             En ese momento aparecieron Jonathan y Clarissa, los hermanos menores de Simon, y nos invitaron a pasar. Nos ofrecieron comida y bebida, a lo que todos aceptamos, y a la noche salimos todos juntos, cosa que a ninguno de los padres (los míos, los de Simon, los de Jason y los de Luke e Isabelle) les gustó, pero al final accedieron. Fuimos todos menos Clary y Jonathan, ya que según sus padres, todavía eran muy chicos, en especial Clarissa que tenía ocho. Aún así, esta se largó a llorar y empezó a hacer berrinche. Nosotros no aguantábamos más la risa.

Una Escuela cambia TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora