Se nota la falta que hace...

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26 de Septiembre de 1991

Querido Amigo:

                       Dos días después de la muerte de Leo, Luke encontró a Iz en el techo de su casa llorando. Amenazó con tirarse, y así lo hizo, pero al no ser lo suficientemente alto, lo único que consiguió fue una herida en la pierna, ahora renguea.

                        Todavía no me acostumbro a estar sola en casa. Estoy llegando tarde al Instituto casi todos los días porque Leo no está más para despertarme. Con mi papá casi ni nos vemos, ya que le devolvieron el trabajo, pero ahora tiene que recuperar la confianza de su jefe, así que se va antes horas antes que yo me levante, y vuelve cuando yo ya me dormí. 

                           Hoy  vi a Luke afuera del comedor. Estaba tomando. Yo nunca había probado la cerveza. Leo y sus amigos me habían ofrecido muchísimas veces, pero yo siempre me había negado. Ahora me siento como una estúpida; esa oportunidad la perdí para siempre. Es algo de lo que me voy a arrepentir toda mi vida. Como sea, cuando Luke me ofreció, acepté. Para mi es una bebida mágica.

                            Después de charlar con Luke un rato, fui al estacionamiento, ahí había quedado en encontrarme con Jason. Me estaba esperando en  su auto. Ni bien me vio, se bajó, me abrió la puerta, volvió a subir y me dijo:

                             -Hoy cumplimos 2 semanas de novios, y quería decirte que no puedo creer la cantidad de cosas que pasaron a lo largo de este corto lapso de tiempo. Tuvimos más experiencias que parejas que llevan juntos 1 año.

                              -Ya se, y es algo que agradezco.

                               -No me interrumpas -me dijo en un fingido tono dolido-, estoy al principio de un perfecto monólogo.

                                -Okay -le respondí.

                                -Te amo -fue su respuesta antes de seguir- Ya que estamos teniendo aventuras, se me ocurrió llevarte a ver en la librería del centro, la presentación del nuevo libro de Rick Riordan -siguió, aunque yo ya a esta altura no lo podía creer- empieza en 20 minutos y no creo que quieras ver a uno de tus ídolos con el uniforme escolar...

                                  -Jason... ¿me estás hablando en  serio? -le pregunté, no lo podía creer.

                                  -Claro que sí.

                                   -Pero... tengo 2 horas más de clase todavía...

                                  -No importa, nadie se va a dar cuenta.

                                  Y dicho eso, nos escapamos. Sentía esa adrenalina que sentís cuando haces algo que sabés que está mal. Y también la veía en sus ojos. Paramos dos cuadras antes de la librería y Jason sacó un bolsa de detrás de su asiento, me la entregó y dijo:

                                   -Es para vos, un regalo.

                                   Era una camisa cuadrillé, un jean azul oscuro y unas zapatillas de lona negras. Fui al asiento trasero, y me cambié, me quedaba perfecto. Jason sabía mi talle, fue un detalle que me llamó mucho la atención y valoré muchísimo. Sólo había un problema. El regalo que yo le había comprado estaba en mi casa, pero el sólo se tuvo que cambiar la camisa del uniforme, ya que el uniforme de los chicos era un jean, una camisa y una corbata, a diferencia del mio, que es una camisa, pollera, medias a la rodilla y corbata, si no contamos unas guillerminas negras horribles.

                                     La presentación duró una hora y media. Fue el mejor día, pero, aunque no lo creas, pudo mejorar. Esa noche, Jason se quedó en mi casa. Dormimos en mi habitación, los dos en mi cama (ya que no hay otra en mi cuarto). Hacía bastante calor, así que él durmió en cuero y yo en ropa interior. Antes de acostarnos le dí su regalo, eran tres cosas: su película favorita (Volver al Futuro 1), una campera de jean y un casset con su música favorita.

                                  -Vos también vas a tener dos regalos -le dije y me acostéa su lado. Apoye mi cabeza en su pecho y le dije al oído-. Esta noche, voy a hacer todo lo que quieras.

                                 Jason me miró, y en sus ojo vi sorpresa, deseo y muchas cosas más. Acto seguido me abrazó y empezó a besarme. Los labios. El cuello. Y antes de seguir, me miró a los ojos, como si me estuviera pidiendo permiso. Asentí levemente con la cabeza y él siguió. El pecho. Sus dedos desabrocharon mi corpiño. Y los míos se pasearon por su abdomen. Cuando estábamos a punto de quedar completamente desnudos, escuché la puerta del frente abrirse. Estoy segura que él también lo escuchó porque Jason empalidece. Con una velocidad sorprendente, agarramos las sábanas, nos separamos (lo más que pudimos) y nos hicimos los dormidos. Aún así, fue el mejor día de mi vida.

                                                    Con mucho cariño, 

Silena.





Hola:) Acá les dejo otra parte de esta historia. La vida de Silena cambia cada carta más, a veces de forma negativa y otra de forma positiva. Si hay algo que no les gusta o quieren que cambie, déjenlo en los comentarios. Con mucho cariño Jose:)



Una Escuela cambia TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora