Capitulo 3

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                                                                                    Dichos, Lucy y Makarov

Makarov. (señalando vagamente). - La señora. ..., la otra señora..., el señor...

Lucy - Buenos días a todos.

Erza - Bienvenida a esta casa, señorita Heartfilia. Mi hermana Mirajane.

Lucy. - Encantada.

Erza. - El señor Silve, nuestro administrador.

Silver - Mucho gusto.

Erza - En cuanto a mí, considero inútil toda presentación ¿Me permite que la mire un momento más cerca?

Lucy. - ¿Por qué no?

Avanza. Erza se cala sus lentes y la contempla largamente en silencio. Frunce el ceño.

Erza. - Es extraño. Llevo una semana esperándola y nunca me la había imaginado así.

Lucy. - ¿Así... cómo?

Erza. - Así; tan joven, tan atractiva...Una verdadera muchacha.

Lucy. - Muy amable. En todo caso, espero que eso no será un inconveniente para mi trabajo.

Erza. - Quién sabe. También la imaginaba animosa y resuelta pero no tanto.

Lucy. - Perdón. ¿He hecho algo atrevido?

Erza. - He estado mirándola de frente con todas mis fuerzas y no he podido hacerle bajar los ojos ni un instante.

Lucy. - Es mérito suyo, señora. Mientras usted miraba mis ojos yo miraba los suyos, y no he visto en ellos más que un gran corazón.

Erza. - Gracias. ¿Quiere darme la mano?

Lucy. - Con mucho gusto. (Se la estrecha.)

Erza. - No está mal. Un poco fuerte, quizá; pero no está mal. (Sonríe al fin.) Me parece que acabaremos siendo buenas amigas.

Lucy. - Por mi parte, desde ahora mismo.

Mira (a Makarov, que está inmóvil). - ¿Qué espera? ¿Por qué no sube el equipaje de la señorita?

Makarov. - Por si no hacía falta. A lo mejor no se queda,¿y para qué andar subiendo y bajando?

Erza. - ¿Le ha pedido nadie su opinión? Súbalo inmediatamente.

Makarov - Disculpen. (Entra en la casa con el equipaje.)

Silver. - Makarov puede tener razón. Diplomáticamente la escena ha empezado muy bien; pero me gustaría ver el final.

Erza - No pienso darle ese gusto. ¿No tiene nada urgente que hacer en su despacho?

Silver. - Permítame por lo menos un consejo. (Mira su reloj.) Señorita Heartfilia son las once menos cinco a las once cuarenta pasa un tren de vuelta. !Tómelo!

Sale con la mayor dignidad por la derecha, donde se supone el pabellón. Lucy le mira salir sorprendida.

                                                                                   Lucy, Erza y Mira

Lucy. - No parece muy optimista el señor.

Erza. - No hay que hacerle caso. Es de esos hombres que, a fuerza de estar entre números, ha llegado a pensar que en la vida dos y dos son siempre cuatro. Un pobre diablo. ¿Quiere sentarse?

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