-Amy Houdson, ¿No?-Acomodó sus lentes ovalados en el puente de su nariz mientras preguntaba. Evidentemente la tensión entre ambas se podía cortar con menos de la punta de un cuchillo. Cuando entras en una oficina de trabajo, debes sentir prácticamente que todo a tu alrededor cambia, la manera en que respiras cambia, la manera en que caminas cambia, incluso la manera de inconformidad cambia cuando pones un pie dentro, porque todo se reduce a relajarse, así es como es este lugar de trabajo, sin embargo, la esbelta figura de cabellos palatinados y ojos mieles penetrantes, sentada detrás del escritorio, rompía todo el entorno de conformidad que irradiaba la sala.
Una semana antes, el doctor Carlile Down, encargado de impartir la última clase al termino de la universidad, decidió imponer a cada estudiante un profesional de carrera con la finalidad de servir como segunda mano, pero por mi parte estoy empezando a creer que serviremos como títeres.
-¿Amy o no?.- Nuevamente insistió con mi nombre.
La verdad es que todavía no logro comprender el por qué de su pregunta si en sus manos sostiene los papeles con mis informaciones personales junto a una foto mía.- Amy o..?--Sí, soy yo.- Tomé los primeros dedos de mi mano derecha para frotar mi sien, esperando cual podría ser la nueva pregunta incoherente.
-Bien.- Mantuvo la mirada en los documentos sobre su escritorio durante varios minutos, antes de tomar un bolígrafo y escribir en algunos lados de los papeles.- Soy la doctora Bodybay, Margerith Bodybay.- Terminando la oración fijó la vista en mi, no sé si era esperando una reacción por parte mia o simplemente lo hizo para ser cortés.
¿Escuché bien o solo fue el efecto de una mala noche sin dormir?
"Bodybay" repetía esa palabra mentalmente tratando de asimilar quien con un sano juicio utilizaría un apellido de semejante distracción.
Los repiqueos detrás de la puerta de madera fueron mi salvación, la corpulentas figura de la humilde secretaria se vislumbró en el borde la entrada, notaba como entrelazaba sus dedos nerviosamente y como cambiaba su semblante a medida que alternaba la vista entre Margerith y yo.
-Ya estan aquí- Expresó.
-Excelente.- Margerith levantó su esbelta figura, tomó varios de los documentos sobre la mesa y los colocó entre sus manos.- Amy- Dijo para llamar mi atención mientras colocaba un mechón platinado en sus orejas- Todo lo que necesitas esta dentro de esos cajones.- Señaló el escritorio en donde se encontraban los cajones cerrados.
-¿Puedo preguntar para qué?- Las razones por la cual aún me encontraba sentada frente al escritorio en vez de salir corriendo, se habían esfumado al notar en el rostro de la psicologa cierta indiferencia y peligrosa tranquilidad que empezaban a causar constantes aceleraciones en mi pecho.
-No, no puedes- Respondió mientras tomaba su bolso crema de uno de los sillones oscuros ubicados del lado derecho de la oficina.
Sentía aquel habitual cosquilleo que subía por mis brazos,traté de calmarme antes de que los nervios por la cólera empezaran a molestar más, suspiré mientras mentalmente me preparaba para rechazar la idea de mostrar una actitud descortés frente a esa mujer.
-Señorita Bodybay.....-Capté su atención justo cuando ella mantenía su mano izquierda en el pómulo de la puerta.- Me temo que deberá de explicarme qué esta pasando o me veré obligada a reportarla- Ya está, lo pensé y actué.
-No lo harás- Expresó, en su rostro se formó una media sonrisa irónica. -¿Y sabes por qué no lo harás?- Continuó- No creo que quieras reprobar ya estando tan cerca de tu gran graduación..Diviértete-
Lo último que escuché fue la puerta cerrada detrás de ella. ¿Qué había pasado?.
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Terapia Con Famosos
FanfictionTodo lo que Amy houdson quería era terminar su carrera de Psicología con notas excelentes, pero su último trabajo de universidad y una anónima doctora, harán que su vida gire de cabezas antes de que pueda llegar a su graduación. ©® Completamente Or...