Capítulo 2

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Tal y como lo pensé, el señorito Celli estaba enfadado, se tumbo en la cama aún costado de mi, ignorándome por completo y girándose…¿_____ Jones doblaría su orgullo una vez más?, Claro, todo sea por él y porque es nuestro primer día casados, comencé a dibujar garabatos sin sentido en su muy proporcionada espalda
—Ser, amor; no te enojes—seguía sin responder— Sabes que al único que amo es a ti—él se giró quedando frente a mi
—Pero no entiendo como ese idiotä sigue persiguiéndote—se veía furioso, mucho—lo peor de todo es que no puedo joderlë su rostro a palos—comencé a reírme, el sonrió
—No debes, créeme, aunque sus intentos sean cotidianos nunca te cambiaría—lo bese cortamente
—Yo tampoco—suspiró—Yo nunca me cambiaría
—Eres un bobö, ¿Lo sabías? 
—Pero soy tu bobö
—Y solo mío—ambos reímos, la noche paso rápida, más aún cuando tu esposo duerme abrazado a ti. El sol traspasaba la cortina chocando contra mi rostro, me levante de la cama sin despertar a Sergio. Miré el reloj, 6:30…¡Seis y media! El avión en el que Sergio y yo nos iríamos partía a las 7:00, moví a Sergio un tanto brusco para despertarlo
—¡SERGIO!, ¡Despierta! —seguía moviéndolo
—¿Qué paso? ¿Por qué el alboroto?
—Mierdä, Sergio el avión sale a las Siete, son las…—miré de nuevo mi reloj—Seis treinta y cinco—El prácticamente brincó de la cama, ambos nos vestimos y agarramos las maletas que para nuestra suerte dos días antes preparamos, salimos de la casa, despedimos a todos, inclusive mati, quien no quitaba su mirada fulminante de nosotros, los celos los podíamos oler a cientos de kilómetros que es donde estaríamos en unas horas, llegamos al aeropuerto y le dimos los boletos al señor que vigilaba de fuera, entramos y buscamos nuestros asientos A15 y A16, juntos, analicé mi boleto era el A15 junto al pasillo y el de Justin era el de la ventana, miré los asientos, Sergio rió como si pudiese leer mi mente
—A ver, hagamos un trueque, te doy el asiento de la ventana y tú me regalas un beso—sonrió, hice mi cara “disgustada” y respondí
—Mejor me quedo en el pasillo—me carcajeé
—Bien—Sergio iba a acomodarse
—Es broma tonto—lo besé—eso no se pide y lo sabes—me cedió su lugar
Pasaron varias horas, muchas más bien. Esto me estaba aburriendo y mi querido esposo estaba muy bien dormido. Minutos después llegó una chica rubia, elegantemente vestida lo que indicaba que era la azafata
—Disculpen, en unos minutos más aterrizaremos
—Sí, Gracias—respondí cortésmente
Desde el altavoz del avión se pudo escuchar al copiloto avisar sobre la turbulencia
—Sergio. Ya vamos a llegar
—Losé—parecía bien descansado, cuando yo no puede ni pestañear en todo el camino
—Eres un injusto—reclamé
—¿Por? —esta vez se acomodo bien
—Dormiste todo el camino, dejando a tu “Pobre e indefensa” esposa despierta—reí
—Se que no, porque mi “Pobre e indefensa” esposa no tiene nada de eso—Después de eso el avión aterrizó totalmente, agradecí al cielo ya que si hubiera pasado un segundo más en el vuelo no lo aguantaría, nos dieron indicaciones para que pudiésemos bajar, huí del avión, literalmente. Si no fuese por Sergio yo me quedo en casa. Recogimos las maletas y di un gran suspiro. Por fin, después de horas, estábamos en nuestro destino. París, Francia. Toda mi vida había soñado con visitar ese lugar, la ciudad de los enamorados. Se me hacia esplendida la idea cuando Sergio la propuso. Por ese motivo y porque era mi luna de miel acepté el largo viaje. Esperaba poder ver al fin lo que en fotos. Sus luces en la noche, la bellísima torre Eiffel, su clima semi-templado… Todo, estaba tan feliz, como cuando una pequeña niña abre sus regalos en navidad y es lo que ella había anhelado. Quería correr y dar vueltas. Me sentía tan completa y tan feliz de poder estar ahí. Mis pensamientos fueron interrumpidos al notar que choque con alguien, era una chica, cabello negro y largo, llevaba una chaqueta rosa y un pantalón color mezclilla… Se quejo y alzó el rostro para verme… “No puede ser” —me dije. Era ella, ella; mi pesadilla de todo mi curso en preparatoria. Al verme se sorprendió mucho, demasiado diría yo; y más al notar que Sergio sujetaba mi mano

"La niñera" Sergio Celli y tu (Segunda temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora