CAPITULO 1

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- En serio Silvia, no me parece correcta esa relación -dijo mirándome fijamente a los ojos- solo va a traerte problemas.

- Tía, no me digas tonterías, es un chico más, y punto.

- No lo es. Empezaste acostándote con él, que ya me parecía bastante mal, y ahora tenéis una relación. Tía, que es tu Jefe, joder.

- Sandra en serio, ¿que más da que sea mi Jefe?

- El problema no es quien sea, eso me da exactamente igual, pero no lo veo correcto. A parte -suspiró- vais a tener esta relación en secreto.

- Es cuestión de acostumbrarse, él me hace feliz, ¿que más da que las 8 horas en las que trabajo solamente deba ser su empleada? Me quedan otras 16 para disfrutarle. Disfrutarle a mi antojo -dije subiendo y bajando las cejas-

- Como quieras Silvia, me voy a la cama, estoy agotadísima.

- Hasta mañana fea, yo también me voy ya, mañana trabajo.

Así es, me acuesto con mi Jefe. Está tan bueno... Tiene el pelo castaño, unos ojazos azules y un poco de barba.

Trabajamos en una revista de música, llamada "Music4U" en la que yo, soy su secretaria.

Como a todo el mundo, yo también odio a mi Jefe.

Bueno, odiaba.

El día que me contrató, era muy serio y firme conmigo. Ahora, lo adoro. Es como un osito amoroso.

Nuestro "romance" surgió dos meses después de mi contrato. La revista, que se pone a la venta a cada 15 días, esa noche no estaba revisada y nos tuvimos que quedar hasta tarde en la oficina.

Me obligó a ir a un restaurante a cenar, ya que era tarde y no quería que a esas horas me pusiera a cocinar en casa.

Estuvimos hablando de diversas cosas, que para nada eran de trabajo. Como por ejemplo, que si teníamos pareja, cosa que los dos negamos.

Tras cenar, acepté ir en su coche para que me llevara a mi casa, donde vivo con Sandra, mi mejor amiga.

Como un buen caballero, bajó para abrirme la puerta. Es tan lindo.

Nos despedimos como nunca antes lo habíamos hecho, dándonos dos besos. Antes de que pisara mi jardín, me agarro del brazo y tiró hacia él.

Buf, cada vez que me acuerdo de aquello... No puedo evitar sonreir.

Me puso frente a él y lentamente fue posando sus manos en mi cuerpo. Concretamente una en mi hombro y la otra en mi barbilla. Hasta que al final, nuestros labios se juntaron.

En ese momento, me enamoré de él más de lo que ya estaba.

Después de darnos ese precioso beso, colocó sus manos en mis caderas y lentamente bajó hasta tener sus manos en mis glúteos. Hizo fuerza y me cogió en brazos.

Subía las escaleras de mi jardín, conmigo encima, mientras yo iba depositándole besos por todo el cuello.

Llegamos a mi puerta. Me bajó de sus brazos, busqué mis llaves y la abrí. Cuando me di la vuelta para seguir con lo que estábamos, se había marchado, se estaba subiendo al coche.

Entré en casa decepcionada, ¿que habría hecho mal?

Me desmaquillé, me puse el pijama y me fui a mi cama, donde caí rendida enseguida.

A la mañana siguiente, tenía el siguiente mensaje:

Blas Cantó, Jefe:
'Silvia buenos días. Perdón por haberme marchado de esa manera, tenía ganas de seguir con lo que estábamos, pero... ¿que iba a pensar Sandra de tu Jefe? No me parecía correcto el lugar, aunque el momento era perfecto. Por eso, ya que vivo solo, me gustaría invitarte a mi casa a cenar esta noche, si no tienes ningún plan.

Bah, es Sábado, seguro que sales con tus amigas, olvidalo.'

Silvia Marquez:
Por si cambias de opinión, ¿te parece bien si pasas por mi a las 20:00? Iría yo, pero no sé donde está tu casa.

Blas Cantó, Jefe:
Claro que cambio de opinión. Y me parece perfecto, allí estaré.

Esto sí es tener un buen despertar, ¿lo demás? Son puras tonterías.

Ese día lo pasé en casa con Sandra, comimos juntas, vimos una película y me ayudó a arreglarme.

A la hora quedada, tocó mi timbre, me monté en su precioso coche y nos fuimos hacia su casa. Y Dios mío que casa. Más bien creo que le pega más la categoría de "palacio".

Cenamos comida china, que estaba preparada cuando llegué y que cautelosamente, él sirvió en nuestros respectivos platos.

Tras cenar, volvimos a donde nos habíamos quedado el día anterior.

No sé como, pero acabamos haciendo el amor, en su cama. Y ya eso si que me remató, acabé mucho más enamorada de él.

A partir de esa noche, nos hemos acostado muchas más veces. Mi trabajo se ciñe a eso. Durante 8 horas soy su empleada, durante las otras 16, nos disfrutamos como queremos, pero sin ser pareja.

Y esa es nuestra historia, hasta justamente esta noche. Donde por fin, me ha pedido que sea su novia, proposición que he aceptado.

Mi querido Jefe {Blas Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora