Capítulo 4

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Arias's POV:

Mi presencia había pasado desaprecibida. Toda la atención se dirigía a aquella extraña mujer. Yo no la recordaba, pero aún así parecía que los demás no la conocían. Aquello me relajó. Una cosa  complicada de tener amnesia era que no recordabas quienes eran conocidos y quienes no. Aunque ahora tenía una gran duda ¿qué era Asgard? Aun con la amnesia, no recordaba aquella palabra en mi idioma.

--¿Tú eres Loki?--presupuso la rubia mirándolo seriamente.

--Sí.--comentó él lacónico.

--Soy Sandre Murphy, detective privada. Necesito hablar seriamente con vosotros.

--¿Qué está pasando?--preguntó Loki mientras me agarraba de la mano y nos sentábamos en el sofá.

--Hay un hombre que se hace llamar el Varón Púrpura. También dice ser de Asgard. No para de controlar las mentes de las personas para robar bancos, causar atentados y atacar a personas de importancia del país. Dicen que una de sus cómplices fue compañera de piso vuestra.--dijo esto último dirigiéndose a Susan y a mi.--Su nombre es Lucy Mcharfill.

Aquello dejó a Susan atónita. Yo no conseguía recordarla.

--No recuerdo a ningún asgardiano con tal poder o nombre.--interrumpió Loki.-- ha de haber habido algún error.

--Yo también lo pensaba.--confirmó Sandra.-- Aún así no quiero descartar la posibilidad. De todos modos, necesito su ayuda en el caso. Además, todos vosotros estáis  extrañamente relacionados con el caso.

--¿Insinua que nosotros también somos cómplices?--inquirió Bucky.

--No, insinuo que el tal Varón Púrpura está intentando conseguir algo de vosotros.--contestó la detective.

Aquellas palabras hizo crecer la seriedad en la sala. Todo el mundo se miraba entre sí seriamente. Yo en cambio, me sentía perdida.


Ya era por la tarde. Y estaba aburrida, no dejaba de mirar mi habitación y el decorado de esta. No había nadie en la casa, estaba sola. Todos se encontraban fuera, haciendo yo que sé que cosa junto a la detective. Me habían dejado sola, y me aburría. Decidí salir de casa, a lo mejor, descubría algo.

Afuera, en la ciudad, el sol resplandecía sobre todo el pavimento, acariciando lentamente mis mejillas. Se sentía tan bien aquella nítida brisa veraniega... 

Entonces sentí un tirón. Alguien me había quitado el bolso y ahora corría por las atestadas calles de Nueva York. Sin dudarlo, seguí a aquel ladrón. Yo, no era muy rápida aunque aquella persona tampoco. Es más, si me fijaba bien, era una mujer. Allí, mi esperanza subió. Estábamos en igualdad de condiciones, además yo era suficientemente rápida. No necesitaba la ayuda de nadie, aunque de todos modos, tampoco me la había facilitado. ¿Sería por qué instintivamente corrí sin gritar? Cada vez me sentía más y más libre.

Aquella mujer tiró por un callejón, sin miedo, la seguí. Para su mala fortuna, una valla de metal bloqueaba el callejón. En lo que ella tardaba en subirse, yo conseguí alcanzarla. No lo dudé, tiré de ella hacia mi, intentando que cayera, aunque fuese incluso encima mía, solo quería mi bolso, nada más. Ahí llevaba cosas importantes como direcciones y teléfonos y tal como era mi actual estado de amnesia no podía permitirme el luje de perder aquellas pertenencias.

A los pocos segundos de forcejear con su pequeño cuerpo conseguí que se bajara, aunque no conseguí que cayera. Vi su rostro, furioso por la frustración, pero aquello no era lo que me llamaba la atención. 

Había recordado.

Un pequeño flashback había venido a mi. Sabía quien era ella, Lucy. Respiraba agitadamente mientras pensaba en momentos que habíamos pasado juntas era ella, era mi amiga...

Entonces desperté.

No fue por que yo quisiera, más bien por una punzada de dolor en mi estómago. Miré hacia este y vi una gran mancha rojiza que se extendía rápidamente sobre mi blusa blanca y la pequeña navaja que Lucy sacaba. La miré detenidamente, aquel era su rostro, pero no era ella, no era su expresión. Con desparpajo, me proporcionó una patada que me llevó al suelo mientras que ella subía la verja y salía corriendo. Mi rostro se sumergió en lágrimas, aquella no era Lucy, aquella no era mi amiga.

--Maldita sea, ¿por qué la sigues? Es muy peligrosa, estaba a punto de cogerla.--dijo una voz masculina que vino a mi rescate.

Solamente fui capaz de ver aquel rostro cubierto por una especie de máscara roja y unos enormes ojos blancos.



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