adaptandonos

39 5 0
                                    

De la estación de trenes a nuestra casa había un trecho que teníamos que recorrer a pie, aunque no estaba muy lejos. Lo primero que hicimos al llegar fue limpiarlo todo porque estaba todo lleno de polvo, cogímos unos guantes, yo limpie el baño y mi madre la cocina, luego pasamos a limpiar el salón y las habitaciones, cuando terminamos fuimos a comprar las cosas que nos hacían falta como la comida, las sábanas cosas para el baño y nos sobró tiempo así que fuimos a comprar algo de ropa porque mi madre apenas tenía y yo estaba igual que ella

Mamá: bueno hija nls vamos a tener que buscar un trabajo sin queremos tener una vida digna

Yo: bueno, pues primero vamos a casa a dejar todo esto y después vamos a buscar un trabajo

Mamá: vale, me parece muy buena idea, (sacó un mapa) mira yo iré por esta zona y yo por esta

Yo: vale, pues vámonos que se nos va ha hacer tarde

Caminando por las aceras de aquella muy querida Málaga encontré un papel en el suelo donde había escrito que había una vacante para un bar de camarera, sin pensarlo fui corriendo a aquella calle y busque el bar

Dueño: ¿muy buenas que desea usted? 

Yo: pues mire e encontrado esto en el suelo de la calle que usted busca un camarero y he venido corriendo porque me hace falta el dinero

Dueño: vale, estas a prueba, así que no falles

( me dio un delantal y me preguntó el número que usaba, seguido me dio unos patines y me mando a que fuera a servir a la terraza, pero primero un camarero me iba a explicar como funcionaba aquello)

Yo: hola muy buenas, me ha dicho el dueño del local que preguntara por jugó, ¿es usted?

Hugo: sí, pero tuteame, acompañame te voy ha enseñar el local.

(Sin dudarlo gui tras el dominaba muy bien eso de los patines, me lo enseñó todo, y cuando término, me dio una libreta y un boli, me pidió que saliese fuera a tomar nota a una amable pareja de ancianos que estaba sentada en la terraza

Señora: muy buenas joven, nos gustaría tomar un vino tinto.

Yo: aja, ¿algo mas?

Señora: no, muchas gracias

Yo: bueno, pues entonces ahora mismito se lo traigo.

(Esas fueron una de muchas personas que atendí mi primer día de trabajo, al llegar a casa, estaba molida, casi no sentía los pies y la espalda me mataba, así que me di una duchita y me senté a esperar a mi madre, pensar en todo lo ocurrido me horroriza, pues yo pensaba que mi madre se había ido y ahora tenerla aquí me hace sentir extrañamente bien.

La Luz Que Me IluminaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora