Capítulo 38

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Camila's POV

En cuanto la alarma sonó apagué el móvil, observando a Lauren removerse a mi lado. Se me había olvidado apagar la alarma de los días laborales. Lauren, era, sin duda alguna, algo adorable. Cerré los ojos de nuevo y me acurruqué contra su cuerpo, cogiendo su brazo para pasarlo por encima de mis hombros, y mi mano se posó en uno de sus costados, metiendo la mano bajo su camiseta. Pocas veces podía acariciarla así, sentir su piel directamente contra la mía, su calidez, aunque eso provocase que Lauren abriese los ojos. Me sentí culpable.

—Mmh... —Abrió un ojo, mirándome a mí y terminó por esbozar una media sonrisa. —Hey...

—No quería despertarte. —Di un suave beso en su pecho, aunque Lauren dio un beso tierno en mi frente sin apartar los labios de mí. —Te dejaré seguir durmiendo.

—Vale. —Dijo ella con voz ronca, inclinándose para darme dulces y cortos besos en los labios hasta terminar en uno más lento y delicado, hasta esconder su cara en mi cuello. En ese instante se había quedado dormida, y me parecía adorable.

Bajo la manta, pase mi pierna por encima de las suyas, regocijándome en aquél calor que Lauren desprendía. Mis manos seguían bajo su camiseta, palpándola, acariciándola, sintiendo su vello erizado al paso de mis yemas suaves y lentas.

Entonces sonó el móvil de Lauren, y aunque yo fui a cogerlo, ella alargó el brazo al instante, abriendo un poco los ojos para poder descolgar el teléfono.

—¿Sí...? —Su voz parecía estar tomada, ronca y rasgada, algo cansada. —Mmh... Vale... Gracias. —Colgó y volvió a dejar el teléfono en la mesita de noche, girándose hacia mí para seguir durmiendo de una forma plácida y tierna.

—¿Quién era? —Pregunté poniendo una mano en su mejilla, aunque ella parecía estar tranquila.

—Normani... Tiene pruebas de quién provocó el incendio. Fue el tipo este con el que echaste un polvo... —Hizo una mueca con los ojos cerrados y presioné su pecho con la mano, volcándola en la cama hasta ponerla boca arriba.

—¿¡Nash!? —Me senté encima de Lauren que aún estaba medio dormida, y asintió pasándose la mano por la cara, estaba absolutamente dormida. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue ir a matarlo, pero, ¿qué iba a hacer yo? Iban a detenerle y a meterlo en la cárcel, porque él sí que tenía antecedentes y eso que hizo, aunque no los tuviese, conllevaba esa pena. Así que me incliné sobre Lauren escondiendo la cara en su cuello, dándole suaves besos en este, aunque ella se removía un poco frunciendo el ceño. Paré de hacer aquello, y sólo me quedé abrazada a Lauren, aunque no por mucho tiempo.

Por la puerta escuché unos pasitos, y vi a Maia pasar por delante frotándose un ojito, despeinada, con el pelo rubio revuelto y su pijama de conejitos rosas. Me miró y estiró las manitas hacia mí, abriéndolas y cerrándolas para que fuese a por ella.

Me levanté rápido y la cogí en brazos, sintiendo sus brazos y sus piernas engancharse a mí al instante, y mientras acariciaba su pelo, besé su cabeza.

—¿Quieres dormir con mamá y conmigo? —Susurré en voz baja, sintiéndola asentir en mi hombro.

La tumbé junto a Lauren en la cama, y luego me metí yo, tapándonos con el edredón y acaricié su pelo retirándoselo de la cara para ponerlo detrás de la oreja de Maia, dándole un beso tierno en la mejilla. Tenía la marca de las sábanas en la cara, y los labios entreabiertos al dormir. Cuando veía a Maia, justo en esos momentos, no me arrepentía de nada de lo que había pasado en mi vida.

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora