Capítulo 40

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Lauren's POV

El aliento que salía entre mis labios se convertía en vaho al contactar con el aire congelado de Portland. Con un gorro en la cabeza, guantes, la sudadera negra y el pantalón blanco y las botas puestas, volvía a estar entrenando. Toqué el balón un par de veces con el empeine, dando algunas patadas hasta empalar la pelota y lanzarla desde el centro del campo hasta alguna de las porterías, quedándome observando cómo entraba en la red con pequeños botecitos.

—Jauregui, coge peto. —La entrenadora señaló el montón en el suelo, y sin demorarme mucho cogí uno y me lo puse. —El que llegue a dos goles, gana.

Cuando la pelota empezó a rodar, corrí hacia adelante, recibiendo la pelota después de unos minutos, que volví a pasar, y me colé en la defensa, recibiendo de nuevo la pelota y la pierna de una de mis compañeras me sacudió para quitarme el balón.

—¡Jauregui baja a defender! ¡Baja! ¡Baja joder! —Corrí de nuevo hacia a mi área, adelantando a las demás jugadoras hasta estar lo más cerca posible de la que llevaba el balón, que acabé quitándole con un movimiento de pies, golpeando el balón hacia el centro del área contraria, para que mi compañera de cabeza, marcase gol.

El partidillo se basó en mí corriendo al área contraria y de la entrenadora gritándome "JAUREGUI ¡BÚSCALA, BÚSCALA!" "JAUREGUI VE A POR EL BALÓN, BAJA, BAJA, BAJA" "CORRE JAUREGUI, CORRE, MÉTELE INTENSIDAD COÑO".

Y acabé el entrenamiento haciendo flexiones en el suelo, con la entrenadora gritándome al oído "MÁS RÁPIDO" "ESO ES TODO LO QUE SABES HACER, ¿Y ERES LA CAPITANA?"

*     *     *

El día del partido estaba demasiado enfadada conmigo misma, con el mundo, así que en el autobús de camino al estadio, simplemente me puse los cascos mientras miraba por la ventana el cielo oscuro, casi negro, parecía que en cualquier momento iba a caer una tromba de agua que no nos dejaría ni siquiera jugar.

Me llegó un mensaje de Camila.

"Acabo de llevar a Maia a la puerta del colegio para que la recoja el autobús de Seattle. Mucha suerte, Lauren."

Lo leí, pero estaba tan concentrada en el partido que ni siquiera recordé que debía contestarle, pero en mi cabeza, sí que le daba las gracias, aunque supuse que no vendría.

Los vestuarios estaban impolutos, y recordé las veces que ayudé a Camila a limpiarlos. Desde entonces no he vuelto a ensuciar más de lo que debía en la ducha.

—Jauregui. —Me llamó la entrenadora mientras yo me ataba las botas, y me levanté mirándola. Ella me apartó del grupo poniendo una mano en mi hombro. —Sé que no puedes hacerlo, eres una maldita blanda. —No debía de haberse ido nuestro entrenador. Aquella era una pequeña bruja explotadora. —Así que al final del partido, dejarás de ser la capitana y te sentarás en el banquillo.

No.

Salí al campo no con ganas de jugar, con ganas de comerme a cada una de las jugadoras que estaban en frente. El pitido del silbato me daba la vida en aquellos momentos, y comencé a correr, a seguir la pelota con la mirada, y bajaba a presionar. Ellas tenían la pelota y yo me coloqué delante de ella, metiendo la pierna una, dos, tres, veces hasta que se la robé y rebotó en ella, saliendo fuera. El primer saque debanda para nosotras.

En una jugada de peligro, una de las jugadoras me pisó el tobillo apoyándose en él para saltar y caí al suelo con los tacos de sus botas clavados en mi piel. Me retorcí en el suelo, escocía, pero en vez de seguir quejándome porque no habían pitado nada, me levanté y fui corriendo detrás de aquella jugadora.

a coat in the winter; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora