CAPÍTULO 1

24 2 0
                                    

Desde que mi padre se había ido, todo había cambiado; ¿Por qué se había ido? Por una maldita discusión ¿ El motivo de esa discusión? Que yo dejara los estudios.

Todo era por mi culpa.

Mi padre nos abandonó tres días después de la discusión y mi madre enloqueció hasta tal punto de intentar matarme. Como mi hermano y yo ya no podíamos vivir en aquella casa, nos tuvimos que mudar a casa de nuestra abuela. Me gustaba la casa, era muy grande y tenía unas vistas preciosas, pero nunca sería mi hogar.

Abandonar aquel pueblito suponía separarme de mi mejor amigo, Jaime. Él y yo nos conocimos en primaria; no se me daban bien las ciencias y el profesor nos juntó para que estudiásemos juntos y, con el tiempo nos hicimos inseparables. Era muy importante para mí, porque a parte de ser mi único amigo era el pilar que me sostenía cada vez que mis padres y yo discutíamos; él decía que en parte ellos tenían razón ya  que, sin carrera mi futuro sería muy difícil pero que si de verdad quería dejar de estudiar, que ellos no eran nadie para prohibírmelo.

Jaime y yo éramos como hermanos, nos entendíamos el uno al otro solo con mirarnos y, aunque sabía que me costaría tendría que marcharme de allí por mi bien y el de mi hermano.




Sin finales felicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora